ritmo y empezaba a bailar hacia atras, los talones unidos y las manos sobre las rodillas. Habia sido un momento de gran felicidad. Tony moviendose al compas de una musica imaginaria, inclinado, con los codos hacia afuera como si remara, avanzando hacia atras con elegancia. Estaban en la estacion vacia, ya habia amanecido; el cielo estaba azul, clarisimo, las vias brillaban bajo el sol y Tony sonreia un poco agitado luego del baile. Les gustaba ir a la estacion porque estaba desierta la mayor parte del tiempo e imaginaban que siempre podian salir de viaje. Y entonces, desde lo alto, un pajaro cayo muerto en el piso. Con un seco y ahogado plop. De la nada. Del inmenso cielo vacio. Un dia clarisimo, de una blancura tranquila. El pajaro debio haber sufrido en pleno vuelo un ataque al corazon y cayo muerto en el anden. Era un pajaro comun. No era un picaflor, que a veces se detienen en el aire, milagrosamente, sobre un capullo, batiendo las alas con tal frenesi que mueren de pronto porque les falla el corazon. No era un picaflor, pero tampoco era uno de esos pichones desplumados que muy a menudo se encuentran tirados en el suelo y que a veces tardan en morir y abren el pequeno pico rojo, con el cogote desplumado, y los ojos enormes como si fueran diminutos fetos de diminutos ninos argentinos que tienen sed. Era un chingolo, tal vez, o un cabecita negra, muerto ahi, con el cuerpo intacto. Lo mas extrano fue que una bandada de pajaros empezo a girar y a gritar, y a volar cada vez mas bajo sobre el cadaver. El mutuo terror de las aves frente a un muerto de su propia especie. Era una premonicion, tal vez, su madre sabia adivinar el futuro en el vuelo de los pajaros migratorios, se movia como un gorrion asustado, los pequenos pies bajo el quimono azul. Salia al patio y observaba a las golondrinas que volaban formando un triangulo y luego anunciaba que se podia esperar del invierno.
Yoshio no podia ordenar sus recuerdos segun el orden de los acontecimientos. El ruido del agua en las canerias, los quejidos ahogados de los presos en las celdas cercanas; tenia una conciencia casi fisica de la tumba donde estaba encerrado y del rumor agitado de los suenos y las pesadillas de los cientos de hombres que dormian bajo los muros; imaginaba el pasillo, las puertas enrejadas, los pabellones; desde el patio le llegaba el rasgueo de una guitarra y una voz que entonaba unos versos. En la escuela del sufrir he tomado mis lecciones / En la escuela del sufrir he tomado mis lecciones…
Yoshio se sentia enfermo y le parecia oir voces y cantos porque habia tenido que dejar de golpe el opio. Recordaba la pipa que se habia preparado con calma y se habia fumado tendido en el tatami aquella ultima manana. Se habia dormido con la dulzura quieta de la llama que ardia en el extremo de la pipa de bambu. Cuando se tiene la droga parece facil poder dejarla, pero cuando se esta enfermo por la carencia, con todo el cuerpo ardido, se puede hacer cualquier cosa para conseguirla. Si hubiera podido concentrar toda su vida en una sola decision habria dicho que queria dejar la droga. No era un adicto, pero no podia dejarla. Temia que usaran la promesa de una dosis para obligarlo a firmar la confesion que el fiscal le habia mostrado varias veces ya redactada, donde admitia que el habia matado a Duran. En la prision habia conseguido pastillas de codeina y las tomaba cuando se sentia morir. Era algo parecido a un ardor pero la palabra no alcanzaba a definir esa dolencia. Lo obsesionaba imaginar que su padre pudiera pensar que su trabajo en el hotel era un oficio de mujeres y que el habia traicionado las tradiciones de su estirpe. Su padre habia muerto heroicamente y el en cambio estaba tirado en ese agujero, quejandose por no tener su droga. Si hubiera trabajado vestido de mujer, penso de golpe, no lo habrian acusado y no estaria preso ahi. Se veia vestido con un quimono azul con flores rojas, la cara con polvos de arroz, las cejas depiladas, dando pequenos pasitos al deslizarse por los pasillos del hotel.
Le dolia mas la muerte de Tony que su propio destino. A un vecino propietario, oia a lo lejos cantar al paisano, A un vecino propietario / un boyero le mataron / y aunque a mi me lo achacaron / salio cierto en el sumario. Todos eran inocentes en la carcel y por eso Yoshio se negaba a hablar con los otros prisioneros. Habia recibido la visita del abogado de oficio que le habian asignado para su defensa. Una tarde lo habian sacado de la celda y lo habian trasladado a la oficina del director de la penitenciaria. El abogado, un gordo con barba crecida y aspecto sucio, no se habia sentado y parecia urgido por otros asuntos mas importantes. Yoshio, con las esposas y el traje de preso, lo escuchaba abatido. «Mire, che, mejor arregla y acepta los hechos, asi la condena sera mas leve. Esa ha sido la propuesta que nos ha hecho el fiscal. Si usted firma, podra salir libre en un par de anos, de lo contrario lo van a acusar de premeditacion y alevosia… y se va a chupar una perpetua. No hay mucho que hacer, todas las evidencias y los testigos lo condenan. No la va a pasar bien, querido, si no transa.» Se lo decia por su bien. Pero Yoshio se habia negado. Entonces lo destinaron a un pabellon con presos a la espera de condena y por supuesto ahi nadie habia hecho nada. Yoshio no les creia y ellos tampoco le creian a el. Y ahora estaba en el infierno, a la espera, oyendo la voz de alguien que parecia cantar en suenos. Ignora el preso a que lado / se inclinara la balanza, / pero es tanta la tardanza / que yo les digo por mi: / el hombre que dentre aqui, / deje afuera la esperanza…
Yoshio encendio un fosforo y con el fosforo encendio una vela apoyada en un jarro de lata. La luz se apagaba y volvia a arder. En la penumbra busco un espejito de mano, de mujer, que le dejaban tener con el pretexto de que lo necesitaba para afeitarse, aunque no lo usaba porque era lampino. Lo tenia para sus vicios secretos. Tendido en la cama, se miraba los labios en el espejo. Una boquita de mujer. Empezo a masturbarse, mirandose. Movia muy despacio la imagen y su cara se veia en fragmentos, la piel blanca, las cejas depiladas, se detenia en sus ojos helados. Casi no le hacia falta tocarse, sentia que otro miraba, entregado, servil…
– Hasta que terminamos el secundario casi ni los veiamos porque en ese entonces mis hermanos ya habian inaugurado la fabrica lejos del pueblo y nosotras nos fuimos a estudiar a La Plata. Eso fue en 1962. Mi abuelo uso parte de su fortuna para comprar los terrenos, cerca de la ruta provincial, una zona que no era nada y ahora vale un dineral. Mi abuelo murio sin ver la fabrica terminada y mi hermano la construyo como quien cumple la promesa hecha a un muerto.
Enseguida empezaron a hacer plata y a crecer y al final tenian cerca de cien obreros trabajando en la planta, pagaban los mejores sueldos de la provincia, Belladona Hermanos. Viajaron a Cincinatti a comprar unas maquinarias carisimas, lo ultimo de lo ultimo. Y ese fue el principio del fin, de golpe todo se empezo a venir abajo, el gobierno devaluo el peso, la politica economica pego un viraje. Los costos de los creditos en dolares se hicieron imposibles, entonces mi padre, para salvarlo, como decia, hizo trampa, le hizo trampa a su hijo, quiero decir, convencio a Lucio de que armara una sociedad anonima para rescatar la inversion y empezo a negociar las acciones preferenciales y mi hermano perdio el control de la empresa. Una noche Luca salio con un revolver a buscar a mi padre en su casa… para matarlo.
– Si, ya se, ya me contaron.
-Se enceguecio -dijo Sofia-. Lo busco para matarlo -repitio, y volvio a levantarse y a caminar nerviosa por la galeria-. Aullaba como un lobo hambriento, pobrecito… [22] Hay algunos hombres -dijo despues- que sobreviven a todas las catastrofes, a todos los tormentos, digamos, porque tienen una conviccion absoluta y una simpatia que los hace admirables. Un resplandor en el fondo de los ojos que alumbra la luz de los demas, una capacidad de inspirar afecto, no, no, no es afecto, es comprension, y Luca es asi. Cualquiera que enfrente todo lo que mi hermano tuvo que enfrentar habria capitulado, pero el no. Imposible, el es un obsesionado, capaz de borrar el mundo y seguir adelante persiguiendo la luz de la perfeccion hasta que al final, claro, choca con la realidad. Porque es la realidad lo que te hace hocicar -dijo ella-. La realidad te espera y te manea. Luca se endeudo, hipoteco la planta, pero no dejo que le vendieran la fabrica. Levanto la quiebra, empezo a hacer lo que podia hacer…
– Se encerro en la fabrica.
– Se fue a vivir a la fabrica, era el esplendor de la ilusion, la esperanza de sobrevivir… y ya no salio mas.