– Y Bravo me dijo a mi que usted me queria ver… asi que el interes es mutuo -se rio el Viejo-. No importa eso, importan las notas que usted esta publicando en ese diario de la Capital. Uno las lee y piensa que este pueblo es un campo de batalla. Habla de fuentes que no explicita y eso, como siempre cuando un periodista cita fuentes reservadas, quiere decir que esta mintiendo.
– ?Puede citar esa opinion? -dijo Renzi.
– No me gustan esas historias sobre mi familia -dijo el Viejo como si no lo hubiera oido- y sus disparates sobre las razones por las cuales Anthony trajo ese dinero. -No anda con vueltas, penso Renzi, y saco un cigarrillo-. No se puede fumar aqui -dijo el Viejo-. Y esto no es una entrevista, sencillamente quise conocerlo. De modo que no tome notas, ni grabe nada de lo que hablemos.
– Si -dijo Renzi-. Una conversacion privada.
– Soy un hombre de familia en una epoca en la que eso ya no significa nada. Defiendo mi derecho a la privacidad. No soy una persona publica. -Hablaba con extrema calma-. Ustedes los periodistas estan destruyendo lo poco que nos queda de soledad y de aislamiento. Murmuran y difaman. Y gritan sobre la libertad de prensa que para ustedes sencillamente significa libertad para vender escandalos y destruir reputaciones.
– ?Y entonces?
– Nada. Usted pide hablar conmigo, yo lo recibo -dijo, y apreto una perilla y una campana parecio sonar en algun lugar de la casa-. ?Quiere tomar algo?
– Me dijeron que con usted puedo hablar francamente.
– Usted es amigo de Croce… Tambien es mi amigo -dijo el Viejo-, aunque hace tiempo que estamos distanciados. Esta enfermo, me han dicho.
– En el manicomio.
– Bueno -hizo un gesto que abarco la pieza y toda la mansion-, casi no salgo de aqui, asi que yo tambien estoy internado y esta en un sentido es mi clinica… Mi mujer y mis hijas viven conmigo pero podriamos pensar que ellas tambien estan internadas y se imaginan que son mi mujer y mis hijas del mismo modo que yo imagino que soy el dueno de este lugar. ?No es asi, Ada? -dijo el Viejo a la muchacha que entraba en la sala.
– Claro -dijo ella-. Los que nos ayudan y nos sirven en realidad son enfermeros que nos siguen la corriente cuando decimos que pertenecemos a una antigua familia de fundadores del pueblo.
– Perfecto -dijo el Viejo mientras su hija empezaba a servir whisky y acercaba una mesa baja de vidrio con ruedas de goma. Habia una botella de Glenlivet y altos vasos tallados-. En estos pueblos de campo, cerrados como un gallinero, aislados de todo, como usted se imagina, la gente delira un poco para no morir de tedio. Y ahora que hubo un crimen, todos deliran con la historia de Tony y no hacen otra cosa que dar vueltas sobre ese asunto. Me gustaria terminar con esa calesita. Lo mejor para mi familia es cero noticias. Usted puede escribir lo que quiera, pero me interesa que sepa lo que nosotros pensamos.
– Desde luego -dijo Renzi-, pero sin citarlo.
– ?Se sirve? -dijo el Viejo-. Ella es mi hija.
La chica le sonrio y luego se acomodo en una silla frente a ellos. No habia hielo, el whisky en seco, a la italiana, penso Renzi. La chica era la muchacha que habia visto en el Club, ahora vestida con unos jeans pero siempre con la blusita sin corpino. Tenia un anillo con una gran esmeralda y lo hacia girar en el dedo como si le diera cuerda y parecia malhumorada, o recien levantada de la cama, o a punto de venirse abajo pero sin perder el humor. De pronto un mechon de pelo se le caia sobre un ojo como si fuera una cortina y la dejaba medio ciega, o se le desabrochaba la blusa y se le veian las tetas (bellas y tostadas por el sol), y cuando alzo un brazo por un agujero en la sisa se le vio el vello crecido en las axilas oscuras (tambien a la italiana…). Todo parecia formar parte de su estilo o de su idea de la elegancia. De pronto, en medio de una frase se le cayo el anillo de piedra verde en el vaso de whisky.
– Pucha digo -dijo-. Me baila.
Y pesco el anillo con sus largos dedos metidos en el whisky, sin inmutarse, con el movimiento experto de un cazador submarino, y luego de limpiarlo con la lengua -en un movimiento lento y circular que Renzi tardo en olvidar- se lo puso otra vez en el dedo. Como si lo que iba a decir fuera un comentario a su movimiento de rescate de la esmeralda, dijo que queria agradecerle que no hubiera hecho mencion a las estupidas historias que circulaban en el pueblo sobre las relaciones de ella y de su hermana con el muerto. Esa discrecion era lo que les habia hecho pensar que Renzi no tenia mala intencion o al menos no queria incurrir en las supersticiones habituales en los pueblos de campo, que se excitan («se calientan») con historias perversas que nunca suceden del modo en que los paisanos las imaginan. Ya debia saber que los antropologos, luego de largas investigaciones destinadas a definir al gaucho de nuestra pampa, han decretado que no han podido identificar ningun rasgo particular salvo naturalmente el egoismo y las enfermedades imaginarias. La muchacha se referia a los pueblos de campo como si fuera un mundo paralelo, pero lo que mas le llamo la atencion a Renzi fue que hablaba marcando con enfasis ciertas palabras estirando las vocales, como quien mide las silabas de un verso, con ese modo tan conscientemente personal que en muchas mujeres constituye un lenguaje propio, del mismo modo que un timbre especial define siempre el verso suelto -
– Todas las versiones sobre Tony son equivocadas, incluso si murio como consecuencia del crimen pasional del que hablan todos. Nosotros no tenemos nada que decir. -La hija y el padre hablaban por turno y se complementaban uno al otro como si formaran un duo-. A veces -dijo el Viejo- venia a visitarme a la noche. Dejeme decirle que el era un exiliado, habia tenido que abandonar su pais, con su familia, porque era un independentista puertorriqueno. Su familia habia apoyado siempre a Albizu Campos y no se consideraban ciudadanos de los Estados Unidos. Lo conoce a Albizu, ?no es verdad?, es una especie de Peron de Puerto Rico.
– Mejor que Peron.
– No es ningun merito ser mejor que Peron -dijo la chica para diversion de su padre.
– Claro, es como decir que uno canta mejor que Ataulfo Gomez.
– Fue un lider nacionalista de Puerto Rico que enfrento a Estados Unidos.
– Y no fue un militar.
– Fue un intelectual que estudio en Harvard.
– Aunque era mulato. Hijo ilegitimo de una planchadora negra y de un hacendado criollo.
Se divertian el padre y la hija, como si Renzi no estuviera ahi, o le estuvieran armando un show para que viera la sociabilidad de una familia tradicional, aunque habia algo raro en ese juego, una comprension pareja entre el padre y la hija que parecia un poco sobreactuada.
– Me gustaba hablar con el -dijo el Viejo-. Un hombre integro. Le extranaba que hubiera tanto campo en manos de tan pocas personas en este pais. Yo le explicaba que era resultado de la guerra contra el indio. Le daban tierra a los oficiales del ejercito hasta donde aguantara el caballo. [28] Cinco millones de leguas quedaron en manos de treinta familias, le dije un dia, y el sacaba las cuentas viendo el tamano de la isla de Puerto Rico y se reia. Me gustaba el modo que tenia de hablar y se lo que habia venido a hacer. Pero iba camino de la perdicion -dijo de pronto- sin que nadie pudiera evitarlo, igual que mis hijos, por caminos paralelos y divergentes.
– Nadie entiende de que estas hablando, padre -dijo Ada.
– Usted piensa que lo mato Yoshio.
– Yo no pienso nada. Eso dice la policia.
– Esa no es la hipotesis de Croce -dijo Renzi.
– ?Pero a quien se le ocurre pensar que van a contratar a un jockey para que se disfrace de japones y lo mate? Inconcebible hasta en este pais. Y no se hacen las cosas asi, por aca.
– ?Y como se hacen?
– De otra manera -dijo el Viejo, y sonrio.
– Menos barroca -aclaro la chica-. Y a la luz del dia. -Se levanto-. Si me necesitan, me avisan -dijo despues, y se despidio de Renzi, que recien ahi, al verla alejarse, se dio cuenta de que usaba tacos altos con los jeans muy ajustados, como si quisiera escandalizar, o entretener de ese modo, a su padre.
– Querria saber su opinion sobre la situacion de la fabrica…