dan a la llanura que se extiende por miles de kilometros hacia la Patagonia y el fin del continente. Las banderolas y los techos de vidrio y todas las ventanas estan rotos y no se los repone porque sus enemigos los vuelven a romper; lo mismo sucede con las luces exteriores, los focos altos y los faroles de la calle, que han sido destrozados a pedradas, salvo algunas lamparas altas que seguian prendidas esa tarde, suaves luces amarillas en la claridad del atardecer; las paredes y los muros exteriores estaban cubiertos de carteles y pintadas politicas que parecian repetir en todas sus variantes la misma consigna -Peron vuelve-, escrita en distintas formas por distintos grupos que se atribuyen -y celebran- ese retorno inminente -o esa ilusion-, repetida con dibujos y grandes letras entre los carteles arrancados y de nuevo pegados con la cara -siempre como de vuelta de todo y sonriente- del general Peron. Bandadas de palomas que entran y salen por los huecos de los muros y los vidrios rotos vuelan en circulo entre las paredes mientras abajo varios perros callejeros ladran y se pelean o estan tirados a la sombra de los arboles en las veredas rotas. Para no ver ese paisaje ni la decrepitud del mundo exterior, hace meses que Luca no sale a la calle, indiferente a las zonas exteriores de la fabrica de las que le llegan, sin embargo, ecos y amenazas, voces y risas y el ruido de los autos que aceleran al cruzar por la ruta que bordea la alambrada sobre la zona de carga y el playon del estacionamiento.

Luego de hacer sonar varias veces la puerta de hierro cerrada con cadena y candado, de asomarse por la ventana y de golpear las manos, los recibio el mismo Luca Belladona, alto y atento, extranamente abrigado para la epoca, con una tricota negra de cuello alto y un pantalon de franela gris, con una gruesa campera de cuero y botines Patria, y los hizo pasar de inmediato a las oficinas principales, al final de una galeria cubierta, con los cristales rotos y sucios, sin entrar en la planta, que, les dijo, visitarian mas adelante. Habia -igual que en el frente exterior- frases y palabras escritas a lo largo de las paredes interiores donde Luca anotaba, segun explico, lo que no podia olvidar.

En el patio interior se veia una superficie verde que cubria todo el piso hasta donde daba la vista, una pampa uniforme de yerba porque Luca vaciaba el mate por la ventana que daba al patio interior, al costado de su escritorio, o, a veces, cuando recorria el pasillo de un lado a otro, usaba el pozo de aire, que comunicaba el patio con los depositos y las galerias, para cambiar la yerba, golpeando luego el mate vacio contra la pared, mientras esperaba que se calentara el agua, y tenia entonces un parque natural con palomas y gorriones que revoloteaban sobre el manto verde.

Su dormitorio estaba al fondo, sobre el ala oeste, cerca de una de las antiguas salas de reunion del directorio, en una pieza chica que habia sido en el pasado el cuarto de los archivadores, con un catre, una mesa y varios armarios con papeles y cajas de remedios. De ese modo no tenia que moverse demasiado mientras realizaba sus calculos y sus experimentos, sencillamente se quedaba en esa ala de la fabrica y paseaba por el pasillo hasta la puerta de entrada y volvia por el costado para bajar por la escalera que daba a sus oficinas. A veces, les dijo de pronto, al realizar sus paseos matutinos por la galerias tenia que escribir en las paredes los suenos que acababa de recordar al levantarse de la cama porque los suenos se diluyen y se olvidan en cuanto hemos suspirado y es necesario anotarlos donde sea. La muerte de su hermano Lucio y la fuga de su madre eran los temas centrales que aparecian -a veces sucesiva y a veces alternadamente- en la mayoria de sus suenos. «Son una serie», dijo. «La serie A», y les mostro un cuadro sinoptico y algunos diagramas. Cuando los suenos derivaban hacia otros ejes los anotaba en otra seccion, con otra clave. «Esta es la serie B», dijo, pero agrego que, en general, en estos dias estaba sonando con su madre en Dublin y con su hermano muerto.

Habia frases escritas con lapiz de tinta en la pared, palabras subrayadas o envueltas en circulos y flechas que relacionaban «una familia de palabras» con otra familia de palabras.

A la serie A la llamaba El proceso de individuacion y a la serie B El enemigo inesperado.

– Nuestra madre no podia soportar que sus hijos tuvieran mas de tres anos, cuando llegaban a esa edad los abandonaba. -Cuando su madre se entero de la muerte de Lucio habia estado a punto de viajar pero fue disuadida-. Estaba desesperada y eso nos sorprendio porque habia abandonado a nuestro hermano cuando tenia tres anos y luego nos abandono tambien a nosotros al cumplir tres anos. ?No es increible, no es extraordinario? - dijo, y el cuzco lo miraba de costado y agitaba la cola con cansado entusiasmo.

Era extraordinario, y cuando su madre los abandono su padre habia salido a la calle, vestido con un sobretodo, con un martillo en la mano, y habia empezado a romper el auto de su madre, es decir que la amaba, mientras los del pueblo, en las veredas, lo miraban, en la calle principal, trepado al capo del auto, pegandole martillazos como un delirante, queria tirarle acido, quemarle la cara, pero no llego a tanto. Su mujer se habia ido con un hombre al que su padre consideraba superior a el, y ademas no queria tener problemas con la ley porque todos sabian en lo que andaba su padre, principalmente su mujer, que para no ser su complice y para no verse obligada a denunciarlo lo habia abandonado.

– Embarazada de mi -dijo usando otra vez la primera persona del singular-. Cuando naci, ese hombre del que no recuerdo nada, ni la cara, solo las voces que llegaban desde el escenario, porque era director de teatro, ese hombre me crio durante tres anos como si fuera mi padre, pero ella despues lo dejo tambien y se fue a Rosario y despues a Irlanda y he debido volver a la casa familiar porque era asi y era legal, ya que llevo el apellido de quien dice ser mi padre.

Despues les dijo que habia estado esa semana dedicado a la busca de un secretario, no un abogado ni un tecnico en mecanografia, un secretario, es decir, alguien que escribiera lo que el pensaba y necesitaba dictar. Los miro sonriendo y ahi Renzi pudo volver a comprobar que Luca -como los staretz y los campesinos rusos- hablaba en plural cuando se referia a sus proyectos y realizaciones y en singular cuando se trataba de su propia vida. Por otro lado dijo que habia («habiamos») aceptado presentarse en los tribunales y solicitar que le fuera entregado el dinero que su padre le habia enviado como pago de la herencia de su madre. Tenia todos los documentos y los certificados necesarios para iniciar una demanda.

– Necesitabamos contratar a alguien capaz de escribir al dictado y pasar a maquina las pruebas que llevaremos a los tribunales para reclamar el dinero que nos pertenece. No queremos abogados, nosotros mismos presentaremos la demanda amparados en la ley de defensa de los patrimonios familiares recibidos por herencia.

De inmediato se refirio al fiscal Cueto, que habia sido, segun dijo, en el pasado el abogado de confianza de la empresa, para luego traicionarlos y llevarlos a la quiebra. Ahora queria confiscar los terrenos de la fabrica desde su cargo politico, al que habia ascendido llevado por su ambicion y amparado por los poderes de turno. Tenian el plan de quedarse con la planta para instalar ahi lo que llamaban un centro experimental de exposiciones agricolas en connivencia con la Sociedad Rural de la zona, pero antes iban a tener que litigar en los tribunales del partido, de la provincia y de la nacion e incluso en los tribunales internacionales, porque estaba («nosotros estamos», dijo) dispuesto a hacer lo que fuera necesario para mantener en funcionamiento la fabrica, que era una isla en medio de ese mar de campesinos y estancieros que solo estaban interesados en engordar vacas y enriquecerse con la ganancia que la tierra le daba a cualquier inutil que tirara una semilla al voleo.

Estaba ademas muy entusiasmado con la posibilidad de salir, por una vez, de su ambito, para emprender un viaje al pueblo y defenderse ante la ley. Se paseaba por la sala, en un estado de gran agitacion, imaginando todos los pasos de su defensa y estaba seguro de que la ayuda de un secretario agilizaria la preparacion de los papeles y los documentos.

Habia puesto dos avisos en la X10 Radio Rural dos dias continuos solicitando un secretario privado y se habian presentado varios paisanos con el sombrero en la mano, tranquilos, chuecos, hombres de a caballo, con la cara tostada y la frente blanca marcada por la linea donde la cubria el ala del sombrero. Eran arrieros, troperos, domadores, todos sin trabajo por el proceso de concentracion de las grandes estancias que liquidaba a los chacareros, a los arrendatarios y a los trabajadores temporarios que siguen la ruta de las cosechas, hombres de honor, segun decian, que habian entendido la palabra secretario como la profesion de alguien capaz de guardar un secreto, y todos se presentaron para jurar «si hace falta» que ellos eran una tumba, porque desde luego, dijo Luca, «conocian nuestra historia y nuestras desdichas» y se arriesgaban a venir hasta las casas porque estaban dispuestos a no decir ni una palabra que no les fuera autorizada a decir y ademas, desde luego, podian hacer tambien su trabajo y miraban al costado de los muros a ver donde estaba el corral de los animales o el terreno que debian cultivar.

Dos de ellos se habian presentado como tigreros, es decir, cazadores de pumas, primero un hombre alto con cicatrices en la cara y en las manos y despues otro bajito y gordo, de mirada clara, muy marcado por la viruela, la piel como cuero seco y encima manco. Los dos dijeron ser hombres capaces de campear y de matar un puma sin

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