oscuridad mas intensa del exterior. ?Como demonios la habia localizado?

Simple deduccion, supuso. La sorprendio comprobar que no se sentia recorrida por ninguna oleada de enfado. Ya habia bebido lo suficiente como para aceptar con mansedumbre el orden aleatorio de los acontecimientos.

– ?Estaba segura de que te encontraria aqui, y bebiendo, ademas! ?Que bebes, mezcal? Oye, Paula, ya se que te vas a molestar conmigo, pero realmente no veo ninguna razon para que tengas que quedarte en este sitio horrible, sola, tragandote ese veneno.

– Sientate. Me alegro mucho de verte. ?Has visto quien esta alli?

El guia las miraba ahora a ambas con una sonrisa sarcastica en la boca. Levanto su vasito de tequila en ademan de brindis y se trago el contenido de un golpe.

– ?Ese tipo! ?Estaba aqui cuando llegaste o lo has mandado llamar?

– Me crees capaz de cualquier cosa, ?verdad? Hacer venir a un tipo y comermelo vivo. Y, sin embargo, lo que yo hice el otro dia fue limitarme a ofrecertelo a ti.

– Vamonos, Paula, ya hablaremos por el camino.

– Aun no. Sientate y toma una copa.

Susy habia ido hasta alli para salvarla del horrible destino del alcohol, pero lo que hizo fue sentarse sin rechistar. Pidio una cerveza.

– Has llegado en buen momento. Voy a invitarte a algo mas.

Paula saco un minusculo sobre de su bolsillo. Lo puso sobre la mesa. La americana agito la cabeza con incredulidad.

– ?La has comprado en San Miguel?

– La traje conmigo desde Espana, arriesgandome a un buen follon en la aduana. La estaba guardando para un buen momento.

– Contigo las sorpresas estan garantizadas.

– Es parte de mi encanto.

Abrio el papel y puso un poco de cocaina en el dorso de su mano. La aspiro sin preocuparse de si alguien estaba mirandola. Le ofrecio a Susy, que acepto con rapidez.

– ?De verdad eres capaz de cualquier cosa, Paula? Porque si eso es cierto voy a pedirte que mates a mi madre.

– Bien, veremos lo que se puede hacer, aunque tengo entendido que en tu pais hay asesinos a sueldo muy cualificados. ?Sigue sin apetecerte darte un revolcon con ese tipo? Antes, una mujer de cierta edad tenia que recurrir a un gigolo si queria tirarse a un chico joven. Hoy en dia puedes comprar a alguien solo para una vez. Los hombres han bajado sus tarifas. Es comodo.

– Nunca estoy segura de entenderte del todo.

– Mejor, ?quien quiere entender por completo a ningun ser humano? Yo tampoco te entiendo a ti. Has venido a buscarme para librarme de las garras del vicio y aqui estas, esnifando mi coca y bebiendo conmigo. Si sigues velando por mi virtud, pronto perderas la tuya. Suele ocurrir, hay personas que solo somos capaces de extender el mal a nuestro alrededor. Vuelve a la colonia, tu marido debe de estar inquieto.

– No me ire sin ti, es horrible que te quedes sola en este sitio tan deprimente.

– A mi me gusta. Ademas, ?que te importa donde pueda estar yo?

– Eres mi amiga, Paula.

– ?Haces esto por un estupido voluntarismo, querida, crees de verdad que voy a dejar de hacer algo, por muy pernicioso que sea para mi, porque tu te empenes en salvarme?

– No hace falta que seas desagradable conmigo.

– Contestame, en serio, contestame. Tengo curiosidad, quiero saber hasta que punto eres ingenua o tonta.

– No se que es lo que te pasa ni por que motivo bebes tanto, pero si no intentara disuadirte me pareceria que estoy haciendo algo mal.

– ?Que maravillosa conciencia la tuya! Me emocionas, me inflamas el corazon de agradecimiento. Sin duda perteneces a un gran pais, eres una perfecta integrante de una comunidad llena de buenas intenciones.

– Lo soy.

Mientras hablaban, el guia se les habia acercado, sonriendo. Su dentadura blanca borraba del resto de su cara cualquier expresion.

– Senoras, ?no necesitan un guia hoy?

Paula respondio con absoluta frialdad:

– No, hoy no.

– Voy a dejarles mi numero de telefono para que puedan llamarme cuando me necesiten. Aun quedan muchos lugares que visitar en los alrededores, muchas cosas lindas que hacer.

Les tendio una mugrienta hoja de libreta, que Paula recogio.

– Muy bien, gracias.

Se quedo un rato mirandola fijamente a los ojos. Luego salio del bar caminando despacio, exhibiendo su cuerpo fibroso. Susy tenia una expresion de pasmo pintada en la cara.

– ?Has visto como nos mira, que quiere de nosotras? Me da miedo.

– Solo quiere ganar un poco de dinero, nada mas.

– Yo no hablaria con el. Oye, Paula, ?alguna vez has hecho lo que antes dijiste?

– ?Que?

– Comprarte un hombre.

– Te gustaria saberlo, ?eh? Incluso te gustaria probarlo.

– Ni hablar.

– No te pongas tan solemne para negarlo. Crei que tu curiosidad iba un poco mas alla del simple cotilleo.

– ?Lo has hecho, si o no?

– Aun no me has demostrado nada, querida Susy, que me permita considerarte como una de las mias. Aun no formas parte del club. Lo siento, quiza dentro de un tiempo, cuando hayas acumulado meritos suficientes.

– Eres una mujer insensible, que solo disfruta incomodando a los demas.

– ?Nos vamos a casa? Tengo un marido a quien cuidar. Quiza a ti te importe un carajo la felicidad de tu marido, pero yo me debo a mis obligaciones hogarenas.

– Te dejo por imposible. Ire sola paseando. Adios.

Se levanto bruscamente y salio con paso rapido. Paula sonrio para sus adentros. ?Se habia enfadado Susy esta vez? No, por supuesto que no, no se enfadaria nunca, la tendria siempre alli, a su lado, implorando algo distinto de la aburrida vida que le habia tocado vivir. Si algun dia se planteaba seriamente librarse de ella, no tendria mas remedio que hacerla pasar por alguna dura prueba.

Manuela era un pozo sin fondo, una organizadora sin tregua. Cuando Victoria volvio de su paseo, Ramon le dijo que estaban invitados a comer en su casa. Se alegro, preferia no quedarse sola con su marido. Manuela habia contactado con una cooperante espanola que trabajaba en una ONG de Oaxaca. Eso tambien le venia bien, no estaba segura de poder soportar sin tensiones una comida convencional entre dos matrimonios. Sintio curiosidad por conocer a la cooperante, siempre la habian atraido las mujeres capaces de saltar por encima de las dificultades: misioneras, enfermeras, voluntarias… todas aquellas que eran capaces de evitar las miserias de la propia vida atendiendo las tragedias de las vidas ajenas. Sin embargo, la cooperante la desconcerto. Habia imaginado tontamente a alguien en la linea de Florence Nightingale: zapatos cuadrados, cara de abnegacion y un suave perfume a jabon de violetas. Pero no, se trataba de una chica de poco mas de treinta anos y aspecto vulgar que confeso ocuparse unicamente de tareas burocraticas. Convertia el sufrimiento de la gente en cifras y permisos.

Durante la comida les conto sobre sus actividades, les detallo la mala situacion economica y social en la que se encontraba la provincia: pobreza, incultura, campesinos que apenas podian sobrevivir. La revuelta de Chiapas se habia saldado sin resultados concretos y a aquella gente no le cabia otra solucion mas que esperar sin esperanza. A Victoria le llamo la atencion su tono decidido, la resolucion ajena a toda duda con la que hablaba. Por un momento la envidio: concienciada, austera como una monja, aparentemente a salvo de marejadas sentimentales, sin tiempo para pensar demasiado en si misma. Mientras oia hablar a aquella chica, mientras se fijaba en su pelo, decididamente mal cortado, no podia dejar de preguntarse cual seria la organizacion de su vida

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