solo para que este tuviera mas placer?

– ?Y en esa cama habria otros hombres?

– Pero ?que cosas extranas rae dices!, ?pues claro que no!, ?no estariamos casados? Dime que esposa seria yo si metiera en mi cama a otros hombres.

?Seria aquello la autentica civilizacion?, penso Dario. Lo fuera o no, aquella manera de enfocar la vida le gustaba.

– ?Tu quieres casarte algun dia, Rosita?

– ?Ay, no se, mi amor!, que casarse para las mujeres es trabajar y siempre trabajar. Yo nunca vi a mi mama y mi abuelita que no trabajaran y que no cuidaran a los hijos, la casa, los animales, el marido, el campo… Si algun dia ya no me quieren en El Cielito, pues a lo mejor lo pienso. Pero es que entonces a lo mejor no me gusta ninguno para marido o yo no le gusto a el… Mira, Dario, mi amor, ?que nos da de bueno pensar lo que haremos despues de mucho tiempo? Dejemos el futuro. Pensar en el presente es ya bastante tarea.

– Llevas razon, me has convencido. Ahora mismo te llevo a El Cielito y nos tomamos un tequila alli. Despues ya veremos.

Los hermosos ojos de Rosita se abrieron con alegria. Sonrio y se puso en pie, ligera como la brisa. Dario tambien se sentia menos pesado, mas animoso y lleno de fuerza. Abrio el coche y ni siquiera descubrir los paquetes navidenos apilados en el asiento trasero le hizo torcer el gesto. «Pensar en el presente es ya bastante tarea.» Una frase genial.

Llegar a aquella casa en su propio coche era peor que quedar citada con Santiago en San Miguel e ir los dos juntos. Se sentia mas clandestina, mas miserable. Anadia a la historia unos componentes sordidos con los que no habia contado por mucho que estuviera avisada. Mientras conducia iba desapareciendo de su mente cualquier idea amorosa o erotica. Por el contrario, prevalecian en su interior todos los pensamientos acumulados el dia que hablo con Manuela: orden, cordura, deseos de paz y conservacion de su vida. Finalmente, ?quien era Santiago?, ni siquiera habian hablado, nunca le habia contado nada personal, tampoco en que habia fallado su matrimonio. Todo aquello estaba convirtiendose en una gran locura. Lo mas sensato era decirle a Santiago que debian dejar de verse. Le explicaria que apenas si se conocian y que no podian cambiar tan alegremente la paz de su vida por un futuro incierto. Le recalcaria que sus caracteres muy bien podian no avenirse, que quiza no estaban enamorados sino simplemente ilusionados, obcecados.

Cuando aparco su coche tras la casa, el todoterreno de Santiago ya estaba alli. Un golpe de sangre caliente le golpeo la cara y las piernas le flaquearon. Se dio cuenta de que lo unico que deseaba era verlo inmediatamente, estar junto a el. Entonces el salia por la puerta y se dirigio firmemente hacia donde ella estaba. Se abrazaron, y la calida acogida de sus brazos le produjo la sensacion acostumbrada: seguridad, amor. Pero entonces recordo sus propositos y dijo con voz desfalleciente:

– Santiago, tenemos que hablar.

El quedo en suspenso, puso cara de preocupacion:

– ?Ha ocurrido algo?

– No, pero… he estado pensando y…

– Ven, vamos adentro.

– Si, pero prometeme que dentro no me besaras.

Sonriendo levanto la mano en senal de juramento:

– Lo prometo.

– He estado pensando y… ?y si resulta que tu no me quieres de verdad?

Reacciono riendo de buena gana. Le tomo las manos y empezo a besarselas alternativamente. Ella insistio, intentando dotar sus palabras de seriedad.

– No, escuchame. Nunca me has hablado de tu relacion con Paula, de vuestro matrimonio. Es evidente que habeis tenido una vida… problematica, por decirlo de alguna manera. Supongo que has llegado a plantearte muchas veces la ruptura, y ahora…

– Y ahora tu pasabas casualmente por mi lado y pense que estaria bien quedarme contigo.

– Dicho de ese modo suena absurdo, pero algo de eso podria haber.

La tomo de la mano y la condujo hasta la cama. Se sentaron.

– Aunque hubiera decidido acabar con mi matrimonio, no estaba obligado a irme con otra mujer. Mirame bien. ?Te parezco el tipo de hombre que no puede vivir solo?

– No, no me lo pareces.

– Podria continuar en mi situacion actual todo el tiempo que quisiera. Paula y yo estamos tan distanciados que es como si no vivieramos juntos. Resulta comodo. Tambien podria separarme de ella y seguir mi vida en solitario. Me gusta mucho mi trabajo y mi caracter es tranquilo, no le tengo mas miedo a la soledad del que pueda tenerle cualquiera. Pero resulta que me he enamorado de ti, Victoria, concretamente de ti, de ti con tu cara, tus pelos, tu voz, con todas tus senas de identidad y tu manera de ser.

– ?Pero nos conocemos muy poco, no tenemos un proyecto comun como tienen todas las parejas!

– Si prestas cuidadosa atencion, te daras cuenta de que el proyecto comun de la mayor parte de las parejas se limita a las cosas materiales: comprar una nueva casa, proporcionar un futuro a los hijos…

– ?Y si no nos llevamos bien? En la convivencia aparecen muchas dificultades aparentemente tontas pero que pueden estropear una relacion hasta matarla.

– Nos llevaremos bien. Nuestras personalidades no son complicadas, ambos somos equilibrados y carinosos, realistas y secretamente apasionados. Y si hay que esforzarse por conseguir una adaptacion mutua, nos esforzaremos, porque nos va mucho en ello.

– Parece que este haciendo de abogada del diablo.

– No, pero lo que me pides es imposible. Yo no puedo convencerte de que en mi amor no hay mezcla de ninguna circunstancia externa, y no puedo porque no lo se. ?Crees que puedo analizar friamente las razones por las que me he enamorado de ti? Nadie es capaz de hacer eso, nadie. Lo que si te aseguro es que te quiero, muchisimo, hasta el limite, hasta donde nunca habia pensado que se podia llegar.

Victoria se aferro a el con la fuerza de la desesperacion.

– Perdoname, querido, perdoname. Todo lo que he dicho es una estupidez. No me hagas caso. Lo unico que ocurre es que me gustaria que todo hubiera pasado ya, estar contigo en otra parte, verte todos los dias. En el fondo estoy aterrorizada de que algo se tuerza.

– Quiza tambien te asusta perder la vida que has llevado hasta ahora.

– No es eso, tengo miedo de enfrentarme a lo que viene, de hacer dano. Sera muy duro decirle a Ramon: «Ya no te quiero.»-Si el no se ha dado cuenta de eso ya, es que algo no anda bien.

– Supongo que no, pero aun asi…

– Despues, cuando ya haya pasado todo, iremos analizando que es lo que funcionaba mal. Nos explicaremos los fallos a nosotros mismos. Ahora no es el momento de pensar.

– ?Y a ellos, como se lo explicaremos a ellos?

– Ni siquiera sera necesario. Por desgracia, en cuanto oigan que nos hemos enamorado de otra persona sobraran los analisis.

– Me da miedo oirte hablar asi. ?De verdad no te has planteado como reaccionara Paula?

– Puede reaccionar de cualquier modo, con ella nunca se sabe.

– Al menos Ramon es una persona mas… convencional.

– ?Y como reacciona un hombre convencional cuando su mujer le dice que se larga con otro?

– Calla, por favor. Santiago, ?crees que hacemos bien?

– ?Segun la ley de quien?

– Dejalo, hablar de todo esto me esta poniendo nerviosa.

– Si quieres, en vez de quedarnos en la habitacion, podemos salir a dar una vuelta.

– Seria estupendo, pero ?y si nos ven?

– Caminaremos por en medio del campo.

– Bien. No creo que hoy pudiera hacer el amor.

Anduvieron en silencio. Hacia calor, pero un calor seco, casi reconfortante. Santiago se protegia con gafas de sol. Ella no pudo verle los ojos cuando dijo:

– No se trata de que no quiera hablar de mi relacion con Paula. Podemos hablar si quieres, pero no serviria de mucho. Estoy preparandome para olvidarla por completo, para sacarla de mi vida.

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