Ya que tu no apareces por alli… Mis padres tambien me han dado un monton de recuerdos para ti.
Oia su voz como si estuviera lejos. Lo que le contaba apenas tenia sentido para el. Le hablaba de un ambiente que habia dejado atras y que le costaba reconstruir mentalmente. Solo queria acostarse con ella.
– ?Hay alguna cena esta noche?
– Si, lo siento, no se si te habias hecho la idea de que celebrariamos la Navidad tu y yo solos, pero hay una cena de gala con toda la gente de la colonia y no tenemos mas remedio que asistir. Supongo que podremos largarnos pronto.
– Pero ?que dices?, ?si me hace mucha ilusion! Como ya me imagine que habria alguna fiesta me compre un vestido precioso. Ya veras, luego te lo enseno. Tengo ganas de conocer a todo el mundo y de ver el sitio donde vives.
– No esperes gran cosa. Como soy soltero, no tengo una casa, sino solo un despacho y una habitacion. Es muy grande pero no tiene lujos.
– Pues en las fotos que me mandaste, el sitio se veia muy elegante.
– Debia de ser el club. Las casas de los ingenieros tambien son bonitas. Lo demas es sencillo, aunque esta bien.
Afortunadamente no encontraron a nadie cuando aparco el coche. La oficina y la habitacion eran contiguas, de modo que se las enseno las dos: su mesa de despacho, los libros de lectura, entre los que el autor Noah Gordon ocupaba un puesto principal… Yolanda dejo sus maletas junto a la cama y miro hacia todos los rincones. Abrio la ventana.
– ?Que pocas cosas decorativas tienes!
– En mi mesa de trabajo tengo una foto tuya.
– ?Menos mal!
La abrazo, empezo a darle besos detras de la oreja, con la respiracion entrecortada. Ella se aparto ligeramente.
– ?A estas horas vamos a empezar? ?Estamos en pleno dia! ?No puede venir nadie?
– No creo.
– Pense que ibamos a dar una vuelta para que me lo ensenaras todo un poco.
– Despues.
Dario la derribo con suavidad sobre la cama, la desnudo, la miro. Acostumbrado a los cuerpos de las chicas de El Cielito, encontro el de su novia tremendamente palido. Se quito la ropa con toda precipitacion. Yolanda lo observaba sonriendo.
– No has cambiado nada, ?eh?, lo primero es lo primero.
– Como debe ser… -respondio el devolviendole la sonrisa.
Hicieron el amor con urgencia, haciendo sonar en el aire suspiros y gemidos. Luego se quedaron tumbados en la cama, el uno junto al otro, en silencio. Yolanda se incorporo y se quedo quieta, apoyada en el codo. Lo miro a los ojos:
– ?Me quieres aun?
– ?No acabas de comprobarlo por ti misma?
– Dario, tengo una cosa muy importante que decirte.
Se aparto un momento para poder observarla con comodidad.
– ?Que es?
– He pagado la entrada de un piso.
– ?Como?
– Lo que oyes.
– ?Y eso?
– Era una oportunidad que no podia dejar que se perdiera. Son unos pisos buenisimos que construye el banco donde mi tio trabaja. Nos van a dar unas condiciones de hipoteca fuera de lo normal. El piso tiene ciento cuarenta metros y esta hecho con muy buenos materiales. Lo podemos pagar de sobra. He hecho numeros y con lo que tu ahorras y lo que ahorro yo…
– Pero, Yolanda, crei que eso lo hariamos a mi vuelta -dijo el glacialmente.
– Para cuando tu vuelvas, a lo mejor ya se ha esfumado la oportunidad. He traido un monton de fotos para que lo veas. Faltan algunos acabados, asi puedes elegirlos tu tambien mirando los catalogos en internet.
Se quedo callado, incomodo, sin saber que mas decir. Salto de la cama y encendio un pitillo. Ella se puso seria de pronto.
– Oye, si no quieres participar en la compra no tienes mas que decirlo. Lo pondre a mi nombre, yo me lo quedare. Ya me ayudaran mis padres a pagarlo. Por ellos… encantados. Como comprenderas, no voy a pasarme la vida viviendo de alquiler o en su casa. Quiero la mia propia.
– No es eso, Yolanda, no te enfades. Lo que ocurre es que me parece un poco precipitado.
– Ya hace un mes que hice las gestiones, pero me guardaba la sorpresa para cuando nos vieramos. Y ya ves, la sorpresa ha resultado ser un disgusto.
– Que no, mujer, que esta muy bien. Siempre habiamos dicho que lo que ganaramos en este tiempo de separacion iria para un piso. De modo que si a ti ese te gusta… mejor antes que despues. En serio.
– ?Te enseno las fotos?
– Bien, ensenamelas.
Abrio la maleta y saco un ligero batin de flores, se lo puso y busco una carpeta que abrio frente a Dario.
– Miralas, las tome yo misma con una ilusion…
El fue mirando foto tras foto, todas de estancias vacias donde solo podian verse paredes y suelos.
– Cuando llegues a la cocina me avisas.
– Aqui esta.
– Fijate bien: alicatado hasta el techo, muebles de madera maciza y fogones de induccion electrica. Zona para desayuno. ?A que es una maravilla?
– Tiene buena pinta, si.
– Estoy muy ilusionada.
– Pues si estas ilusionada es que el piso es bonito.
– ?Uf, por fin, crei que no ibas a decirlo nunca!
Se abalanzo sobre el y le cubrio la cara de besos. Luego se puso en pie y dio saltos como una nina.
– ?Y ahora salgamos de aqui, quiero que me lo ensenes todo!
– Solo podre quedarme un rato contigo. Despues tendre que ir a hacer una gilipollez.
– ?Que gilipollez?
– Disfrazarme de Papa Noel para los ninos de la colonia. La mujer del jefe quiere que les de yo los regalos.
– ?Eso es estupendo! Quiere decir que tienen mucha confianza en ti. Ademas, yo aprovechare para arreglarme para la cena. Me pondre el vestido nuevo. No quiero que nadie piense que tu novia no vale la pena.
– Seguro que nadie lo pensara.
A las nueve salio a dar un paseo casi clandestino por los jardines de la colonia. Ramon se duchaba en aquel momento y ella deberia haber estado vistiendose para la cena, pero le apetecia caminar. Los jardines estaban desiertos, todo el mundo se preparaba para acudir a la celebracion de Nochebuena. Se aparto de los senderos iluminados y asi pudo contemplar sin ser advertida como el interior de las casas bullia de vida. Oia retazos de canciones y charlas, griterio de ninos. Su casa habia sido alguna vez asi, un lugar seguro y apartado del resto, un reducto donde solo unos cuantos vivian por derecho propio. Cuando por las noches cerraba la puerta, tenia la impresion de que quedaba dentro todo lo que valia la pena de ser conservado. El mundo seguia existiendo del otro lado, pero era mas una amenaza que una promesa. Su marido y sus hijos estaban donde debian estar, en la caja cerrada de los afectos. Pero aquella impresion de tesoro guardado, de armonia completa, de clan propio dejo de existir sin que ella se diera cuenta. Poco a poco, los miembros de aquel clan habian ido despegandose del nucleo calido y comun. Y ahora ella esta dispuesta a dar el ultimo empujon y demoler lo que aun queda en pie. Los chicos seguiran con sus vidas, pero y Ramon, ?que hara Ramon? ?El trabajo sera suficiente para llenar la vida de su marido cuando ella lo deje? Parece serlo ahora. De repente se estremece porque piensa en el momento en que