colonia se veria animada por los cotilleos. Tendrian que darle un sobresueldo por elevar la moral de los residentes. Desde luego no seria el quien se escondiera como si fuera culpable de algo. Se mantendria en su lugar y haria gala de dignidad, en ningun caso se retiraria a un rincon oscuro. Eran Victoria y Santiago quienes deberian sentirse avergonzados. ?Tan urgente era su enamoramiento que no habian podido esperar a que la obra terminara? Sonrio amargamente. Victoria, su casta esposa, bien se la habia jugado cuando menos lo esperaba. Y encima, intentaba justificar la traicion con la falacia de que su relacion matrimonial estaba muerta. Como si el matrimonio fuera necesariamente una fiesta continua, un baile alegre, una celebracion, una pelicula romantica de la epoca dorada de Hollywood. Pero no conseguiria enganarlo por ese camino. El sabia que habia sido un buen marido. La habia querido y respetado todos los dias de su vida. A otro perro con el hueso del desamor. Todo era una cuestion de sexo. Si eso habia conseguido sorprenderlo, le sorprendia mucho mas que el elegido fuera Santiago. ?Que tenia de especial? Parecia bastante evidente que habia sido el quien la habia estado acosando hasta lograr seducirla. Debia de haberla convencido con cuatro topicos manidos sobre la pasion incontenible, la fuerza del amor maduro… las mujeres son especialmente sensibles a toda esa basura. Y aunque Victoria siempre le habia parecido inmune a semejante farfolla vacia, mas equilibrada y sensata que el resto, al final se habia dejado enganar. Santiago, el hombre impasible, ?menudo cabron habia resultado ser! Por supuesto el no tenia nada que perder, con aquella esposa impresentable. Suponia que al encontrarse con Victoria habia visto el cielo abierto: una mujer serena, reflexiva, adaptada con normalidad a la vida, y no aquella alcoholica enloquecida que lo dejaba en ridiculo sistematicamente. Su matrimonio era sin duda un infierno, porque el modo en que Paula se comportaba no debia de haber surgido anteayer. No, se trataba de una degeneracion progresiva. Ni siquiera comprendia como habian venido juntos a Mexico. Y en medio de aquella crisis galopante que debia de alcanzar ya lo intolerable, pasaba por alli una blanca paloma. Encima, no se trataba de una estupida palomita joven a la que hay que ensenar a convivir, sino de una mujer hecha y derecha con las mismas costumbres, la misma cultura y el mismo nivel social. Comodo. Entonces, aquel cabron se enamora de ella de modo poco casual y le susurra palabras hermosas. Lo extrano, lo incomprensible era que su esposa se hubiera dejado atrapar en una trampa tan burda y tan evidente. ?No era capaz de ver la realidad? Porque, claro, a saber como seria el tal Santiago, una mujer tampoco se vuelve alcoholica asi como asi. ?Habria que ver lo que habia tenido que soportar Paula en los anos con su marido! Quiza infidelidades de todo tipo, desprecios. Parecia el tipico perdonavidas que pasa por estar siempre seguro de si mismo, y eso gusta a las mujeres. Pero, a la larga, Victoria se arrepentiria, si es que no se arrepentia a los tres meses, a los seis como maximo. Entonces Santiago no habria perdido gran cosa, ni un matrimonio estable ni hijos. Pero Victoria, si, Victoria lo perderia todo. Dudaba que sus hijos entendieran jamas su decision, que volvieran a dirigirle la palabra. Aun no los habia llamado. No sabia si dejar que fuera ella quien tuviera que enfrentar la confesion, decirles friamente por telefono que pensaba marcharse, abandonar la casa, la familia. ?Cuando tenian decidido largarse aquellos dos? Pronto, suponia, no creia que fueran capaces de aguantar por mucho tiempo aquella situacion ambigua. Ademas, estaban separados, sin poder follar. ?Donde debian de haberse encontrado durante aquella epoca del enamoramiento, y cuanto habia durado esta? ?Cuanto tiempo llevaban acostandose juntos? Imagino a su esposa desnuda en la cama con Santiago y no lo pudo soportar. Debia borrar aquella imagen de modo rapido, instantaneo, no volversela a representar. Era intolerable, terrible, excesivo, demasiado doloroso.

Abandono bruscamente el barracon en el que trabajaba y fue en busca de Adolfo. Lo encontro en su despacho, con un monton de papeles sobre la mesa. Entro sin llamar, sin saludar.

– Adolfo, por lo que se ve ya estas enterado de la movida, asi que no hace falta que disimulemos, ?de acuerdo?

El tono era tan agresivo que Adolfo se asusto. Bien, se dijo, era inevitable, debia bregar con aquello. Intento que su voz se oyera serena:

– Sientate, Ramon, por favor.

– No hace falta. Dime como te has enterado.

– Santiago vino a verme. Dejara la obra dentro de quince dias.

– ?Vaya, ya sabes mas que yo! Dicen que el marido es siempre el ultimo en tener noticias.

– No lo sabe nadie mas.

– Pues que se enteren, que se enteren de como las gasta ese hijo de puta seduciendo a la mujer de un companero.

– Ramon, sientate y tranquilizate un poco, te lo ruego.

Se sento con violencia. Adolfo no recordaba haberlo visto nunca tan alterado.

– Ya has visto que mujer tiene, una especie de borracha cronica que no lo deja en paz. Se ve que la mia le parecio mejor. Asi son las cosas.

– Mira, Ramon, el trago es duro, nadie lo duda. Y todo lo que yo te diga no te va a servir de mucho. Pero me gustaria que tuvieras presente una cosa: todos somos gente civilizada. Por eso, para que nunca tengas que arrepentirte de alguna accion irreflexiva o alguna palabra mal dicha, lo mejor es conservar el control de ti mismo.

– No te preocupes, no voy a manchar la reputacion de nuestra magnifica empresa con escandalos.

– No lo digo por eso, Ramon, la empresa me importa tres cojones en estos momentos. Pero no quiero que te precipites actuando o hablando mientras estas tan dolido. Lo mas razonable es intentar serenarse, afrontar todo esto con la mayor frialdad posible. Y te aseguro que comprendo muy bien lo que sientes.

– ?Ah, no, eso no, es el ultimo lugar comun que esperaba oir de ti! ?Es que Manuela va a abandonarte, te ha amenazado siquiera alguna vez con hacerlo? Nunca, ?verdad? ?Te has visto alguna vez en la tesitura de aparecer ante tus companeros de trabajo como un gilipollas a quien le birlan la mujer en sus propios morros? Bueno, pues no me digas que sabes como me siento, porque no es verdad. Tu no sabes que es sentirse como una mierda, Adolfo, y asi es como me siento yo.

Se levanto bruscamente y salio. Adolfo no intento retenerlo, era inutil. Suspiro profundamente y se paso las manos por la cara en un gesto de desolada preocupacion. «Los hombres tranquilos es lo que tienen -penso-, van callando, van callando y al final las tensiones acumuladas los hacen saltar con mas violencia que al resto. Y no hay nadie inmune a la tension, nadie. Todos somos mas parecidos de lo que creemos. Somos todos practicamente iguales.» Ramon se equivocaba al pensar que el no imaginaba como debia de sentirse. Era muy consciente del viacrucis por el que debia de estar pasando. Todos somos iguales, un sueco y un italiano, un chino y un senegales. Reaccionaba igual un peon que un ingeniero. Claro que la base cultural del ingeniero acabaria por hacer su aparicion y moderaria sus reacciones. Si bien en el caso del peon seria el sentido comun lo que se manifestaria, haciendole tambien rebajar la fuerza del incendio interior. Nunca llegaba la sangre al rio entre gente normal. El esperaba que la sangre se quedara bien lejos en aquella ocasion.

Miro los papeles que tenia delante, llenos de calculos, los planos, el ordenador encendido que palpitaba, con un salvapantallas de pececitos expuesto. Trabajar se iba a hacer complicado durante unos dias. Confiaba en que la obra no se resintiera demasiado. Era verdad que la empresa le importaba tres cojones en aquel momento, pero no tanto como para poder permitirse aguantar que le pegaran una bronca desde Espana cuando enviara los resultados de aquel ultimo mes.

?Joder, alli estaban los ingenieros, todos menos don Ramon! ?Y eso que los lunes no solian pisar El Cielito! Daba lo mismo, como solia concluir siempre en aquellos casos, estaba fuera de su horario laboral. Se dirigieron a una mesa y los saludo levantando la jarra de cerveza. Por fortuna, nadie se acerco a la barra a tomarle el pelo haciendose el simpatico. Perfecto, siguio charlando con Rosita sin preocuparse mas de su presencia. Pero, para su sorpresa, una hora mas tarde entro Ramon Navarro y, contra toda costumbre, se sento a su lado. Al principio creyo que solo iba a pedir una bebida para llevarsela a la mesa de sus companeros, pero no fue asi. Pidio, en efecto, un tequila y se sento para, aparentemente, degustarlo en amable conversacion. Rosita se retiro.

– ?Que tal, Dario, como va tu vida?

– Pues ya ve, echando una canita al aire.

– Es lo mejor que puedes hacer, muchacho.

O estaba volviendose loco o el ingeniero se encontraba bastante bebido. Le extrano sobremanera, era el menos bebedor de todos, pero luego penso filosoficamente que siempre existe una primera vez, o al menos una excepcion. Continuo desgranando topicos que dieran la impresion de estar manteniendo una charla animada.

– Ni que lo diga, don Ramon, correrse una juerga cada tanto es basico, por lo menos mientras siga estando soltero.

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