del engano, como si eso les gustara. Lo habia visto en peliculas y libros, incluso algunos amigos suyos a quienes habian dejado sus novias por otros eran curiosos con los detalles y no paraban de preguntar, para atormentarse mejor. Se le venia encima una bonita situacion de la que no le iba a ser facil salir, porque, lo acusaran de lo que lo acusaran, no podria defenderse, sino callar y otorgar, aguantar el maremoto y a ver que pasaba. ?Vaya manera mas tonta de meterse en un lio! Porque todo aquello le pasaria una factura mas seria, ?o es que pensaba que oficialmente las cosas iban a quedar asi? Lo mas probable era que dona Manuela pusiera el grito en el cielo cuando se enterara de su participacion activa en el adulterio, y claro, le daria cien veces la tabarra a su marido para que tomara medidas, y las medidas no podrian ser otras que mandarlo de vuelta a Espana, o incluso algo peor, como echarlo de la empresa por inmoral. Ya encontrarian una excusa apropiada para que no se tratara de un despido improcedente: inmiscuirse en los asuntos privados de los jefes o algo asi. En realidad, todo aquello no eran alucinaciones que estuviera sufriendo, fruto del miedo o la inquietud, sino probabilidades muy cercanas a cumplirse. Se preguntaba que era lo que debia hacer: si quedarse quieto esperando que cayera sobre el la lluvia enfurecida o adelantarse a los acontecimientos y tomar las riendas de la situacion. Pero tomar las riendas no podia consistir mas que en largarse, pedir el finiquito y volver a Espana. Y esa opcion era ruinosa, no cobraria indemnizacion, y los ahorros que tenia atesorados no llegaban para comprar el piso que queria Yolanda ni ninguno que se le pareciese. ?Y como iba a presentarse ante ella sin la pasta necesaria y habiendo perdido el empleo? Maldijo para sus adentros de mil maneras diferentes. Eso era para los que no creian que existia la mala suerte. Pues si que existia, si. El era un ejemplo de ello. Total, ?que habia hecho de malo? Nada, intentar ser amable y cumplir con todo lo que le pedian. Ese habia sido su error, nunca habia impuesto su voluntad, y todo el mundo se creia con derecho a tirar de el hacia donde les diera la gana. En el fondo, era culpa de las mujeres. Siempre habia cumplido sumisamente todos los planes que su madre habia trazado para el. Luego se habia visto sometido al capricho de las esposas de sus jefes, ?lo cual ya era el colmo! Hasta su propia novia le tenia listo el futuro sin haber contado con su opinion. Al analizar el origen de sus desdichas aparecian siempre las mujeres, las dichosas mujeres. No tenian freno en su ansia de dominio, en sus caprichos, en su frivolidad, en sus ganas de tocar los cojones. Se paso las manos por la cara con un gesto agonico. De cualquier manera, aquellos pensamientos desesperados no le servian de mucho, nada era una ayuda en aquellos momentos. Tomo la determinacion de darse un respiro en el unico lugar donde parecian aceptarlo tal como era. Ademas, no resultaba mala idea permanecer al margen hasta que se fueran apaciguando los animos. Salio de su habitacion mirando hacia todas partes, y cuando estuvo seguro de que el jardin estaba despejado de residentes, subio a su coche y se encamino a El Cielito.
Victoria se sentia en su propia casa como una fiera enjaulada. Cada vez se encontraba mas inquieta y no sabia como combatir ese estado de animo. Su primera intencion fue llamar por telefono a Santiago, contarle lo que habia sucedido en la reunion de caridad. Acto seguido, le pediria que se marcharan a Espana sin esperar ni un momento mas. La teoria de Santiago, todo aquello de dar tiempo al tiempo y dejar que sucediera lo que tenia que suceder estaba llegando, en su opinion, demasiado lejos. Por culpa de aquella absurda etapa se habia dado lugar a la escena de la reunion, violenta, desagradable, ridicula. ?Que mas tendria que soportar hasta que el se diera cuenta de que lo indicado era salir de alli cuanto antes? No estaba dispuesta a que la zarandearan como a una muneca vieja. La historia folletinesca de que le habia robado el marido a otra le parecia ofensiva, falsa, inaceptable. ?Como se podian plantear las cosas asi entre gente educada? ?Acaso ella habia irrumpido con sus malas artes en un matrimonio feliz seduciendo a un ingenuo marido? ?Por Dios, aquello era pura basura! Y, sin embargo, ?que podia hacer, editar un bando explicando a todo el mundo las circunstancias del enamoramiento? ?Al infierno!, largarse aquella misma noche, esa era la solucion.
Descolgo el auricular, pero se contuvo. No podia llamar a Santiago en aquel estado de histeria. Lo primero era serenarse, enfriar un poco la hoguera que la devoraba. Se echo a llorar. Todo aquello estaba resultando demasiado para ella, no seria capaz de aguantarlo, de llegar hasta el final. Aunque si lo pensaba se daba cuenta de que las cosas habian sucedido a una velocidad vertiginosa: el enamoramiento, la decision de huir juntos, las respectivas conversaciones con Paula y Ramon… debia tener calma, todo iba bien, mas de prisa era casi imposible. Santiago llevaba razon, no podian esfumarse en el aire, estaban dejando atras toda una vida y eso no se improvisaba con un chasquido de dedos. Debian dejar que sucediera lo que tenia que suceder, y eso estaba sucediendo. El mundo era asi y no de otra manera. Si habia esperado recibir comprension y golpecitos en la espalda, estaba muy equivocada. La sofisticacion social desaparecia en cuanto entraba en liza el elemento humano mas visceral. Pero ella no iba a dejarse llevar por el miedo a ser rechazada o juzgada con dureza. Siempre habia sido una mujer equilibrada y no se perdonaria perder ese equilibrio justo cuando mas lo necesitaba. Descarto hacer una llamada telefonica que solo conseguiria crear desasosiego en el hombre al que amaba por encima de todo.
Susy tardo un poco en darle alcance. Nunca se habia fijado en que Paula tuviera una zancada tan potente y rapida, siempre la habia visto desplazarse algo perezosamente, como si no persiguiera un objetivo al que llegar. Habia tomado el camino de San Miguel. Por fin se puso jadeando a su lado.
– Paula, no corras tanto.
– ?Que demonio haces aqui?
– Yo tambien me largue de la reunion. He venido tras de ti. Dejame que te acompane, por favor. Es mejor que no te quedes sola ahora.
– ?Por que? ?Que piensas que voy a hacer?, ?suicidarme, comprar una pistola para pegarle un tiro a uno de esos dos? No te equivoques, querida yanqui, esto no es un corrido mexicano. Estoy muy bien. He montado ese numero porque me apetecia, y lo unico que quiero ahora es que me dejen en paz. No es necesario que te conviertas en coprotagonista de todas las peliculas.
– Perdona, crei que la compania te haria bien, pero ya me voy.
Dio media vuelta, pero al tercer paso, Paula la llamo:
– Susy, ?adonde vas?, ?te he dicho yo que te marcharas, te lo he dicho?
– No soy tu perro. Estoy harta de que me trates mal.
– Vuelve aqui, por favor.
– Si quieres que vuelva, pidemelo de manera adecuada, y tambien presentame excusas.
– Susy, te lo pido. Estoy pasando por un mal trago y tu presencia me ira bien. Eres la unica que soporto de toda esa pandilla. Vente conmigo a tomar una copa.
– ?Y las disculpas?
– Disculpame.
– Esta bien, de acuerdo.
– Eres la unica persona con la que puedo hablar aqui. Ya ves que estoy completamente sola.
– Yo tambien estoy sola.
– Tienes a tu marido.
– No soy quien el cree que soy. He cambiado.
Paula tuvo la inmediata tentacion de pedirle que se marchara en ese momento. Si la intencion de la americana era convertir la velada en una sesion de confidencias matrimoniales con sus consecuentes interpretaciones psicologicas, dudaba de que pudiera resistirlo. No habia pensado que queria hacer ni hacia adonde se dirigia, pero en ningun caso daria lugar a un duo de esposas infelices que se ponian panos calientes la una a la otra. Sin embargo, si estaba bien beber acompanada por alguien, y Susy siempre estaba a su lado. ?Por que habia estado persiguiendola casi desde que llego? Pensaba sin duda que la experiencia de una mujer madura era algo aprovechable. Y lo era. «Vamos, Susy -penso-, ven conmigo, yo te dotare de cientos de experiencias unicas, conclusivas. Ese tipo de experiencias de las que salimos reforzados como seres humanos, pero especialmente como animales. Si, Susy, la vida no es tan distinta de como nos dicen que es. Fijate en mi. Quien siembra vientos recoge tempestades y todo eso. Y yo las he recogido. Sin Santiago las cosas no seran muy diferentes. Ya no vivia con el desde hacia anos. Claro que tampoco vivia sola. Ahora si estare sola.» Aun no habian hablado de cuestiones practicas. ?Quien se quedaria con la casa? ?Como lograria ella mantenerse con un trabajo de traductora que llevaba tiempo sin ejercer? ?Dios, detestaba tener que preocuparse ahora por ese tipo de asuntos, eso si era una humillacion! Se volvio hacia Susy, que caminaba en silencio a su lado, le sonrio con la tirantez de una automata.
– ?Sabes que creo, querida amiga? Pues creo que todo me ira mejor a partir de ahora. Abandonare las