– Son sus vidas, no la tuya.

– Me dejas de una pieza, Adolfo, de verdad.

– ?Se puede saber por que?

– Cualquiera que no te conociera creeria que apruebas esta historia.

– ?Y tu me conoces, Manuela?

– Llevamos mas de treinta anos casados. Tu diras si te conozco.

– Me conoces y piensas que rechazo el amor de esa pareja.

– Escuchame bien, Adolfo, seamos realistas…

– ?No!, escuchame tu a mi. Estoy cansado de ser realista, practico, de tener los pies en el suelo, de vivir de acuerdo con las normas de mi educacion, mi ambiente, mi posicion social. Todo eso que a ti se te da perfectamente, ?no es cierto? Llevamos toda la vida comportandonos como personas razonables y todo es perfecto, pero ?no se te ha ocurrido pensar alguna vez que yo puedo tener dudas de si me amas o no?

– ?Adolfo, eres mi marido!

– ?Exacto!, y en ocasiones tengo la sensacion de que cualquier otro podria estar en mi lugar. Lo importante parece ser formar una familia, tener respetabilidad, ocupar un puesto en la sociedad. Pues ?sabes que te digo, Manuela?, que yo admiro el coraje de esos dos para romper con todo y marcharse juntos. Me parece que tienen suerte de haberse enamorado con tanta pasion. En fin, que los envidio, que cuentan con mi apoyo.

– ?Pues tienen que irse; cuanto antes, mejor!

– ?Se iran cuando quieran, no antes!

– No te reconozco, de verdad.

– Eso es porque hace tiempo que no me miras, Manuela. Me voy al club, si no te importa cenare alli. Estoy de mal humor y no vale la pena que sigamos discutiendo.

Se levanto y comenzo a caminar, pero sin la fuerza que se acumula tras una discusion acalorada, sino con pasos cansinos, como si un gran peso le lastrara las piernas. Manuela se volvio para que su marido no la viera llorar. Lo que le caia por las mejillas no eran gruesos lagrimones cargados de pesar, sino pequenas y picantes lagrimas de rabia. ?Despues de toda una vida tener que oir algo asi, con las veces que ella habia callado pudiendo haber hablado, con todos los sacrificios que habia hecho en aras de la armonia y la paz! Por no pensar en su propia anulacion profesional al tener que seguir siempre a su marido a cualquier destino al que su trabajo lo llevara… y la educacion de los hijos, ?quien se habia ocupado practicamente a solas de la educacion de los hijos, tan brillantes, tan integrados, tan normales y trabajadores? ?Con las cosas que se veian por ahi!, chicos adictos a las drogas aun siendo de buena familia, o simplemente vagos, incapaces de hacer nada util por la sociedad. Pero daba igual, a la hora de la verdad, aquel hombre por quien todo lo habia dado veia a los… ?adulteros!, esa era la palabra, actuando en una mala pelicula romantica, y perdia el juicio como una colegiala. Lamentable, como si la vida matrimonial consistiera en miraditas y carinitos, o solo en sexo. Aunque, cuidado, si buscaba sexo, podia darse incluso el caso de que su marido hubiera estado frecuentando tambien como cliente aquel bar de chicas del que en su dia le hablo. ?Era eso posible? No, un poco de calma, estaba poniendose histerica. Su marido nunca se atreveria a una cosa semejante. No, solo estaba pasando por una crisis estupida, una de esas crisis que pasan los hombres de mediana edad y que a el le habia llegado con retraso. ?Una mujer dispuesta a dejarlo todo por el!, ese parecia ser el punto que los hacia suspirar. ?Valiente injusticia, como si ella no hubiera hecho eso mismo todos y cada uno de los dias que habia durado su matrimonio!

Ramon no volvio a la colonia con los demas maridos, pero se presento en su casa mas tarde, cuando ya todos habian cenado y en todas partes reinaba el silencio. Victoria, que habia suspirado de alivio al ver que su marido no estaba en la expedicion de regreso, tuvo un sobresalto angustioso al oir la cerradura de la puerta que se abria. Y bien, ?que habia esperado?, se dijo, ?no volver a verlo mas? ?Esa era su madurez? Intento sobreponerse a la sorpresa, pero no acertaba a saber cual debia ser su actitud. Tampoco adivinaba como se mostraria el, que le diria, si es que le dirigia la palabra. Se percato de que su marido habia adelgazado visiblemente, tenia ojeras marcadas, estaba palido. Eso no la ayudo a serenarse.

Dejo las llaves sobre la mesa, la miro, sentada en el sofa con un libro en las manos.

– ?Cuando te vas? -fue lo primero que pregunto.

– Pronto, el martes de la semana que viene.

No hizo ningun comentario. Entro en la cocina y salio con un vaso de agua en la mano. Ella, de pronto, cayo en los aspectos practicos que podia comportar aquella visita.

– Ramon, perdona, ni siquiera lo habia pensado, si quieres quedarte tu en la casa este fin de semana yo me voy a un hotel. No me habia dado cuenta, de verdad.

El la observo con una sonrisa triste, pero rapidamente su rostro cambio, se volvio mas animado y expresivo.

– ?Sabes lo que quiero, sabes lo que de verdad quiero? Que no te marches, carino, que te quedes conmigo, como siempre hemos estado.

Victoria noto como una oleada de calor agobiante le subia a la cara. Bajo la vista y siguio oyendo aquella voz amorosa y reconfortante, un tanto forzada, extrana. El prosiguio en el mismo tono:

– Anoche estaba durmiendo. De golpe me desperte y pense: ?de verdad se va a marchar mi nina? Pero si eso es imposible, es absurdo. Mi querida nina, mi esposa y companera, mi gran amor no puede vivir intimamente con ningun desconocido. Ha sido una pesadilla ya pasada. Es suficiente, Victoria, has vivido una aventura y yo lo acepto, incluso me parece bien; pero ahora tienes que olvidarte de esa historia. ?No ves que es inviable? ?Que vas a hacer con un hombre al que apenas conoces? ?Vas a echar por la borda todos nuestros anos de matrimonio?

Victoria, callada, miraba al suelo. Ramon hizo una pausa, bebio agua.

– Tu y el no teneis nada en comun. Ademas, la relacion con su mujer esta destrozada. No te quiere de verdad, solo eres la solucion mas facil para el. Yo reconozco que en los ultimos tiempos quiza no he estado todo lo atento que deberia, que he dado demasiado por hecho nuestro amor. Pero eso no significa que no te quiera, lo sabes bien. ?Cuando ha sucedido algo grave entre nosotros? ?Nunca!, ni siquiera discutimos con frecuencia como otros matrimonios. Todo ha sido siempre, ?como decirlo?… ?Modelico! Tenemos unos hijos estupendos a punto de independizarse, tenemos dinero suficiente, cada uno de nosotros ejerce con exito su profesion. A partir de ahora todo sera mejor, te lo prometo. Nos aguardan momentos magnificos.

Ante el silencio de Victoria, sus palabras se hicieron cada vez mas precipitadas.

– Incluso te dire que esta crisis puede servir para reforzar nuestro amor. En cuanto acabe mi trabajo aqui, volveremos a Espana y reorganizaremos nuestra vida. Estaremos solos y libres, sin hijos, viajaremos, disfrutaremos de una segunda juventud. Es mas, si quieres podemos marcharnos ya. Le dire a Adolfo que debo regresar por motivos personales. Me reintegrare a mi puesto en Espana. ?Que me dices, eh, que te parece?

Victoria no respondia, no lo miraba.

– Victoria, ?no me contestas?, ?que te pasa, mi amor?

Ramon vio como las lagrimas corrian por la cara de su esposa, que empezo a negar con la cabeza, incapaz de hablar.

– Vas a quedarte conmigo, ?verdad? Dime que si, Victoria, dime que si.

Seguia negando, llorando, con los brazos descansando sobre el regazo, completamente inmovil. Ramon se puso en pie, nervioso. Retorciendose las manos, se acerco a su cara y grito:

– ?Dime que no vas a marcharte! Te repito que me lo digas. ?Dimelo!

Victoria lo miro por primera vez a los ojos y con un hilo de voz respondio:

– No puedo decirte eso, no.

Entonces, el que habia sido hasta entonces su companero, su marido, la persona en quien mas solia confiar se dirigio a ella con cara de odio y le dijo:

– Victoria, maldita seas mil veces, maldita seas. Te odio, nunca te perdonare. No quiero volver a verte nunca mas.

Despues salio de la casa, encendido en llamas de desesperacion. Victoria se dejo caer hasta el suelo en el mismo lugar en el que estaba. Se replego sobre si misma, haciendose un ovillo. No podia soportar tanto dolor.

Mientras Adolfo iba hacia el club, vio salir a Ramon de su casa como una exhalacion. Paso por su lado sin verlo siquiera. Estaba palido, desencajado. Lo llamo:

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