prolongado beso en la boca. El, aterrorizado, se aparto bruscamente:
– Pero ?que hace, dona Manuela? ?Se ha vuelto loca?
– Ojala -dijo-. Ojala.
Luego agito la cabeza como si despertara de un sueno y se alejo casi corriendo. Dario se quedo solo en mitad del jardin, miro a su alrededor comprobando que nadie habia contemplado la insolita escena, se restrego la cara con fuerza y exclamo en voz alta y desesperada:
– ?Esto ya es la rehostia, la rehostia! ?No puedo mas!
Adolfo estaba esperandolo en el despacho. Cuando el chico entro, aun con expresion aterrorizada, se compadecio de el. Quiza se habia excedido en su severidad. Debia intentar ser de nuevo un jefe magnanimo. Finalmente un fallo lo tenia cualquiera, y Dario siempre habia sido un excelente trabajador. Decidio no ser muy estricto en las reconvenciones que pensaba hacerle.
– Sientate, Dario.
– Perdone que llegue un poco tarde, don Adolfo, pero me he acercado a desayunar y…
– No tiene importancia, hombre, un par de minutos nada mas.
– Si, pero yo se que esta enfadado y…
– Un momento, antes de empezar a hablar debo decirte que siempre he estado muy contento contigo. Te lo digo con sinceridad y ves que no me duelen prendas. Pero de un tiempo a esta parte, muchacho, tu trabajo ha empezado a resentirse de una cierta desorganizacion. Incluso podria decir de un cierto desinteres. A veces no estas en tu puesto cuando deberias, las cosas se retrasan… y el colmo ha sido lo de la nomina del mes. ?Por Dios, Dario, somos un equipo, y la gente no ha cobrado por culpa de tu distraccion!
– Ya lo se, senor, ya lo se. Ha sido imperdonable y me doy cuenta. Quiero, en primer lugar, darle el trabajo hecho, listo para firmar. Aqui tiene las nominas. En segundo lugar, le pido disculpas de todo corazon. Y por ultimo, don Adolfo, por ultimo… bueno, por ultimo quiero presentarle mi dimision.
– ?Tu dimision?, ?que cono significa tu dimision?
– Pues que quiero irme de la obra, senor.
– Pero, muchacho, no se si la empresa te va a admitir eso. Tu puesto en Espana debe de estar cubierto ahora.
– Me he expresado mal. Quiero irme de la empresa tambien.
Adolfo se quedo sorprendido. Se inquieto. Quiza habian estado pasando cosas que el desconocia. Tensiones entre empleados, algun enfrentamiento del que no habia tenido noticia…
– ?Puedes darme tus motivos?
– Me han ofrecido otro trabajo.
?Carajo con el joven Dario!, penso Adolfo, realmente se necesitaba cuajo para estar tramitando sigilosamente un cambio de trabajo desde tanta distancia. Sus deseos de volver a Espana debian de ser intensos.
– Bien, veo que la competencia se mueve de prisa. Y tu tambien. ?Es que no estabas a gusto con nosotros?, ?tenias anoranza de Espana? Antes de irte a otra empresa deberias haber preguntado en la nuestra. Quiza hay algun hueco por ahi, quiza se puede revisar tu sueldo al alza.
– No, don Adolfo, he vuelto a expresarme mal. Ni me voy con la competencia ni vuelvo a Espana.
– ?Y entonces?
– Si me deja pasar a mi apartamento, voy en un instante y traigo dos cervezas.
– Adelante.
A Adolfo no le apetecia beber a aquellas horas de la manana, pero estaba tan atonito que un momento de soledad le vendria bien para hacerse una idea de las cosas. Se habia repuesto lo suficiente como para poner cara de poquer cuando Dario regreso con las botellas, pero su curiosidad seguia intacta. El chico sirvio despacio los dos vasos, el tambien necesitaba tiempo para pensar en su explicacion.
– Vera, don Adolfo, es que yo… en fin, usted ya sabe que mi novia me esta esperando para casarnos.
– Si, claro que lo se.
– Pues el caso es que ya no estoy seguro de querer casarme con ella, con ella ni con nadie, quiero decir. ?Se imagina lo que debe de ser embarcarse en un matrimonio en el que ya no amas a tu mujer ni desde el principio? Porque la vida de casado debe de estar bien cuando hay sentimientos, de lo contrario… el matrimonio es una manera de vivir sin la minima libertad que no tiene gracia: pagar hipoteca, no salir para ahorrar, cargarse con ninos y responsabilidades para siempre… y acabar tus dias aguantando en casa a tus nietos, a tu suegra o algo peor. Si no hay sentimientos que te compensen mucho… no le veo yo las ventajas, de verdad.
– ?Hombre, planteado asi…!
– No puedo plantearmelo de otra manera por mas que lo intento. Y no deseo enganar a mi novia ni enganarme a mi mismo de por vida pensando que soy feliz cuando no lo soy. ?Lo comprende?
– Lo comprendo. Ya no eres un nino, y supongo que lo has pensado con detenimiento.
– Le aseguro que me ha costado mucho tomar esta decision.
– ?Y te quedas en Mexico?
– Si.
– ?Que trabajo has podido encontrar aqui?
– Sere administrativo, lo mismo que he hecho siempre.
– ?En que empresa?
– En El Cielito, senor.
– ?Joder! -solto Adolfo sin poder contenerse.
– Es un negocio muy saneado, pero el dueno tiene un enorme follon en las cuentas. Quiere que yo se las lleve y empezar a pagar sus impuestos, cosa que no ha hecho jamas. Sabe que yo tengo experiencia y me lo propuso. No me daran mucho, pero vivire en el local, con comida incluida. No tendre problemas de casa ni de mantenimiento, y mis necesidades son muy pequenas.
– Si, ya -balbuceo Adolfo.
– Tambien ha influido en la decision de aceptar el trabajo la cuestion de las chicas, naturalmente. Estare acompanado y… esas chicas… bueno, no puede usted saber lo feliz que me hacen, el carino que me dan.
– ?Alguna en concreto?
– Tres o cuatro mas en particular. Yo las quiero a todas, y ellas me dan su amor sin egoismo alguno, sin cobrar tampoco, por supuesto. Son dulces, agradables, no me exigen nada, no tienen malicia ni le piden demasiado a la vida. Alli estare tranquilo: un poco de trabajo, una siesta, un ambiente acogedor… y sobre todo no hacer planes para el futuro. Con un poco de suerte, alli me morire. No tengo mas aspiraciones, esa es la historia principal, que no tengo aspiraciones. ?Le parece mal, senor?
– ?Que te voy a decir, Dario? Es duro cortar con tu mundo, con tu familia, con el lugar donde naciste, pero… supongo que hacer lo que te propones demuestra tambien una gran valentia por tu parte.
– Gracias, tenia miedo de lo que pudiera decirme. Por supuesto puede contar con que le dejare todos los papeles arreglados, y si me necesita unas semanas mas, me quedare. Y bien, iba pensando Adolfo de regreso a su casa, aquel mosquito muerto de Dario habia dado un paso crucial: cortaba amarras y adios. De modo que no era solo follar lo que lo hacia volver una y otra vez a El Cielito, habia algo mas. Se trataba de una locura, naturalmente, de una temeridad y una poca verguenza, pero, en el fondo, ?que varon no habia sonado alguna que otra vez con mandarlo todo al infierno? Aquel chico estaba despidiendose de las incomodas imposiciones de la convivencia matrimonial, de las pequenas miserias cotidianas, de la esclavitud de los hijos y las responsabilidades que comportan. Al mismo tiempo, renunciaba a esas cosas tan agradables de la vida corriente en familia: sentirse el dueno de un hogar, la piedra basica de un grupo humano con su misma sangre… sin olvidar la ambicion profesional; aquel joven de aspecto fragil y algo atontado se habia dado cuenta, sin embargo, de que medrar en el trabajo es pura vanidad. De hecho, por muy competente que uno fuera, nunca resultaba imprescindible en ninguna organizacion. Si un buen dia dejabas de ser rentable, recibias una patada mas o menos encubierta por parte de la empresa y en paz. Habia algo de filosofico en la decision de Dario. Y no porque irse a vivir a una casa de putas fuera muy filosofico en si, sino por los matices de aceptacion de una vida sencilla que llevaba aparejados aquel plan. Y ademas estaba el sexo, porque la vida seria sencilla pero no monacal, y vivir cambiando constantemente de mujer era una especie de sueno erotico universal. ?Cuanta experiencia y goce sexuales se pierde un hombre casado inmerso en la sociedad convencional? ?Mucha, por no decir toda! La esposa no siempre esta por la labor, y la propia dinamica de la vida conyugal conduce a un cierto desinteres pasado el tiempo. ?Por