– Como una anacoreta.
– Entonces yo me ire contigo.
Paula clavo los ojos en la americana con cierta furia y, en tono remansado y eclectico, pregunto:
– ?Como dices? No te he entendido bien.
– Que me ire contigo. Voy a dejar a Henry. Eso sera lo mejor para los dos.
No hizo ningun comentario. Esbozo una sonrisa. Se levanto y sirvio mas whisky. Volvio a mirarla. Susy siguio hablando con gran animacion:
– Si, esa seria una idea genial, largarme a Espana. ?Por que no? Empezar una nueva vida por completo distinta. Al fin y al cabo, hablo perfectamente la lengua y encontraria trabajo como secretaria o profesora sin ninguna dificultad.
– ?En serio estas dispuesta a abandonar a tu marido?
– De ahora en adelante voy a dejar atras cualquier cosa que me impida evolucionar, Paula.
Miraba a Susy como si no la viera, cabeceando afirmativamente de vez en cuando, de manera maquinal. Entonces la americana se puso en pie y se acerco a Paula, le tomo la cara con las manos y la beso en la boca con decision. Le introdujo la lengua con fuerza, con hambre, empezo a abrazarla, a subirle la camiseta para poder tocar sus pechos. Tras un momento de inmovilidad, el cuerpo de Paula se tenso, rigido y vibrante como un diapason. Aparto las manos de la chica tomandola por las munecas y le pregunto, casi sin aliento:
– Pero ?que haces?
– Paula, tu sabes, yo se, hemos llegado a un punto de intimidad en que las dos comprendemos lo que nos sucede. No hace falta dar explicaciones, ni hablar mas de la cuenta.
Paula la solto, retrocedio. Luego volvio a avanzar hacia Susy y le dio con el reverso de la mano en la boca. Fue un golpe seco, sesgado, brutal. La joven camino hacia atras y quedo sentada en el sofa, con los ojos desorbitados. Se llevo los dedos al labio inferior, del que empezaba a manar un hilo de sangre. Paula habia enrojecido, tenia los ojos achicados por la indignacion. La barbilla le temblaba nerviosamente.
– ?Que yo se? ?Que se supone que se, maldita puta barata? ?De verdad te has creido que porque te he aguantado, que porque te he usado como a un perro de compania puedo sentir alguna atraccion por ti? ?Como se puede ser tan inexperta, tan estupida! ?O pensaste que el polvo con aquel tipo significaba algo especial? ?Largate ahora mismo, no quiero volver a verte nunca mas! ?Exhibe tu culo en una feria, nina imbecil, a lo mejor asi tienes suerte y alguien te hace un favor!
Susy permanecia sentada, atonita, con la boca abierta y un rictus de horror en el rostro.
– ?Es que no me oyes? ?Fuera de aqui, largo, fuera!
Se levanto y empezo a correr hacia la salida intentando ahogar los primeros espasmos de llanto enloquecido.
Paula fue hacia el lavabo. Le dolia mucho la cabeza. Un pitido agudo y persistente le silbaba en el oido. Busco entre los medicamentos que guardaba en el botiquin y cogio una caja de analgesicos. Regreso al salon. Saco tres pastillas del envase y las coloco en el cuenco de la mano. Empuno la botella de whisky por el gollete y se la llevo a los labios.
La vio desde lejos, sentada en una silla, jugueteando distraida con las gallinas en la zona de sombra que ofrecia un gran arbol. Un ramalazo de felicidad pura lo sacudio de arriba abajo. Corrio para llegar antes donde ella estaba. Espanto a las gallinas, que huyeron entre cacareos estrepitosos. La abrazo, apretandola con fuerza. Tenia ganas de reirse, de llorar, de romper algo, de bailar una danza cosaca como un estupido. Victoria permanecia silenciosa, agazapada contra su pecho. La aparto un momento para verle la cara.
– ?Que susto, crei que estabas llorando!
– No lloro, pero no me costaria mucho si de verdad me lo propongo.
– ?Ni hablar, nada de llantos, eso se acabo! ?Tienes listas tus cosas?
– Si. ?Quien te ha traido?
– Henry, a mi maleta y a mi.
– Ya he pagado a mis caseras, y les he dicho adios.
– Entonces vamos a la entrada principal, Dario no tardara ni un minuto. Me hara el ultimo favor: llevarnos al aeropuerto.
Asi fue, Dario llego con toda puntualidad y los condujo en su coche hasta el aeropuerto de Oaxaca. Hicieron el trayecto casi en completo silencio, gozando los tres de una extrana tranquilidad.
Se apearon frente a la terminal. Santiago le dio un apreton de manos a Dario.
– Estaremos en contacto. No se donde voy a trabajar, pero este donde este, si quieres puedo reclamarte para mi equipo.
– Ya sabe que voy a quedarme en El Cielito.
– Si, me lo han dicho. Pero si te arrepientes de esa decision…
– He tomado esa decision en parte gracias a ustedes.
– ?En serio?
– Cuando vi que eran capaces de hacer lo que querian a pesar de tener a todo el mundo en contra… bueno, pense que hay que quitarse el miedo de encima.
– El miedo paraliza.
– Si. ?Volveran a Mexico?
– Seguro, seguro que vendremos. Gracias por todo, Dario.
Santiago le palmeo la espalda afectuosamente y Victoria lo beso en las mejillas. Dario se quedo mirando como se alejaban. Bien, penso, al final aquellos dos se habian salido con la suya. Se largaban y en paz. Cada uno debe velar por si mismo, y preguntarse lo que de verdad quiere hacer. El estaba sereno, aunque todo el mundo le dijera que era un cabron, le daba lo mismo. Tampoco le importaba lo que Yolanda pudiera contestar a su carta. Una parte de su vida iba a quedar para siempre atras.
En el avion, Victoria se sento y miro de reojo a Santiago, que, distraido, se afanaba con el cinturon de seguridad y los periodicos que habia en su regazo. «?Quien es este hombre? -se pregunto-, estoy fugandome con un desconocido.»
Observo sus manos masculinas, las distinguidas sienes canosas. «Este hombre sera mi companero y apenas si se nada de su vida, ni cuales son sus convicciones profundas, ni que le gusta comer». Pero nada de eso tenia importancia, era un hombre de brazos fuertes y acogedores que sonreia, que sentia la misma pasion que ella por el, y ambos serian resistentes como rocas a los embates de la vida. La invadio una enorme felicidad. Lo abrazo de repente, le dio un beso en la cara, rio.
– ?Te ries? -le pregunto el.
– Es divertido que me rapte un principe azul.
– No llevo caballo blanco, pero cuando lleguemos a Espana puedo alquilar uno y raptarte con todo el ceremonial.
– Sera mas practico que alquilemos un piso donde vivir.
– Eso tambien. ?Te preocupa algo?
– No.
– A mi tampoco. Se que todo saldra bien.
– ?Dios esta con nosotros?
– Puedes estar segura.
Victoria volvio a reirse. ?Estaba fugandose con un loco? Probablemente si. Aun en aquellos momentos alegres y definitivos, podria haber elaborado una larga lista de razones que demostraban hasta que punto todo aquello era una locura. Pero le daba igual, lo razonable no tiene por que ser la unica via hasta la felicidad. Ademas, tenia la firme conviccion de que Santiago estaba en lo cierto: todo saldria bien.
Ramon entro en la casa. Ella se habia ido ya, afortunadamente. No le hacia ninguna gracia tener que quedarse en el campamento tambien el fin de semana. Horizonte despejado, tampoco le gustaba tener que evitarlo a el en la obra. Se habia acabado la incomodidad. Miro en las habitaciones, comprobando que Victoria se habia dejado bastantes cosas. Las meteria en cajas y las enviaria a su casa en Espana, ella podria pasar a recogerlas alli. No queria ver constantemente sus objetos mientras permaneciera en Mexico. Penso que, en cierto modo, era preferible que la separacion se hubiera producido en un lugar extrano. Cuando acabara su trabajo se marcharia y se desharia con mas facilidad de los malos recuerdos. A partir de ese momento, su vida retomaba la