Luego, sin darme tiempo a responder, retomo la palabra el remilgado caballero de la chaqueta de rayadillo: 'Si quiere la llamamos Dorotea y si lo prefiere la llamamos Adelita. A nosotros nos da igual, nosotros conocemos a las dos', dijo sonriendo como si presentara sus credenciales. 'Nos da igual la una que la otra. Conocimos primero a Adelita, y al poco tiempo conocimos tambien a Dorotea. O sea que, ya le digo, nos da igual.' Me miraban buscando complicidad. Tenian un aire simpatico.

Devolvi la sonrisa.

'No, no la eche por puta', reconoci, 'sino por ladrona y embustera.' '?No me diga!' La sorpresa parecia sincera.

De pronto recupere el animo.

?Oh!, esa curiosidad que reaparecia ahora, tantas veces escondida para volver sin avisar con fuerza mayor. Era como si el mundo a mi alrededor hubiera cobrado vida y se hubiera puesto en movimiento.

Una levisima rafaga de aire me acaricio la cara, me llego el penetrante aroma del jazmin y descubri en el cielo una escueta tajada de luna blanca. Senti que el calor me llenaba las mejillas, como si me hubiera azorado ante aquellos dos hombres que, al menos uno, podia ser mi hijo, y me di cuenta de que en la mas lejana profundidad de mi entendimiento se habia prendido una lucecita, suave, temblorosa: '?De que la conocen?' Ya no habia malhumor en mi voz.

Se rieron mirandose.

'Bueno', dijo el joven, 'es una historia muy larga. De hecho la conocimos hace por lo menos cinco anos, cuando todavia vivia aqui un senor mayor que', me miro como si quisiera adivinar, 'debia de ser su padre, ?no?' 'Si, era mi padre', admiti.

'Nosotros vendemos maquinas de coser', dijo el mayor, 'vamos por las casas y hacemos propaganda de las maquinas de coser y luego las entregamos, y cobramos y hacemos lo que haga falta.' 'Eso, todo lo que haga falta', rio el mas joven. 'Y mas aun. Somos expertos en contentar a nuestras clientas.' Estabamos de pie, yo un poco cohibida, pero no habia tension entre nosotros. Al contrario, se diria que nos habiamos caido bien.

'Permitame que me presente', dijo el mayor. 'Me llamo Segundo Caceres y este es mi amigo y colega Felix Pallares. No, no se moleste', dijo alargando la mano para saludarme, 'se quien es usted.

Usted es Aurelia Fontana, profesora de biologia o de virus o de microbios, algo asi, en la Universidad de Madrid. No se en cual, la verdad, pero se que es profesora.' Y en seguida, adquiriendo un aire jocosamente ceremonioso y engolado, anadio: 'Somos los dos representantes de las Maquinas de Coser La Puntual y estamos a su servicio para lo que nos quiera mandar. Por cierto, ?ya tiene maquina de coser?' Me eche a reir.

'Si, ya tengo maquina de coser, pero aunque no tuviera no creo que sea la clienta ideal. Nunca la he usado.' 'Siempre se puede empezar y pasar a formar parte del club de usuarias. Le dariamos gratis servicio posventa y le enviariamos una preciosa revista a todo color.

No sabe usted la felicidad que se deriva de una buena maquina de coser, y las maquinas de coser La Puntual…' Le interrumpi: 'Entren, por favor, entren y tomen un cafe conmigo.' Y segui riendo con ellos.

Todavia no se por que los invite. Ademas de ese curioso desparpajo, tenian un atractivo basado en la simpatia y la confianza. Si era efectivo con las mujeres que serian sus posibles clientas, ?por que no tenia que serlo para mi si tenian el anadido de lo que podian saber de Adelita? O tal vez tambien habia influido el hecho de que llevaba dias y semanas de aislamiento y soledad. ?Y si esta fuera la senal de que habian terminado?, me dije llena de esperanza. Quiza estoy saliendo del pozo. Y aunque no era mi estilo permitirme esas confianzas, me senti contenta por primera vez en muchos dias.

Felix, el mas joven, y Segundo, el mayor, eran en efecto vendedores de maquinas de coser. Llevaban anos trabajando juntos y desde primera hora de la manana recorrian las calles de las ciudades y pueblos y los caminos y carreteras de toda la zona que les estaba asignada por la central, en busca de ventas. Mostraban los prodigios de la maquina de coser La Puntual, que ademas bordaba y zurcia y hacia remiendos y dobladillos, ofrecian a la clienta las condiciones de venta a plazos y, como ya me habian anunciado, daban ademas un excelente servicio posventa. La compradora o el comprador podia elegir entre domiciliar los pagos en el banco o pagar los plazos en metalico, previa aceptacion de unas letras que los propios vendedores les pasaban al cobro en mano dos dias antes del vencimiento. Si no pagaban, las llevaban al banco a que las ejecutaran. Salian juntos de la urbanizacion 'Mar y montana', en las afueras de Vilassar de Mar, en el Maresme, donde vivian; hacian juntos las visitas y juntos volvian por la noche a casa. Asi llevaban seis anos.

Todo esto lo supe mientras ellos, sentados ante una mesa del salon, seguian mis idas y venidas preparando el cafe y buscando unas galletas o unas chocolatinas que darles. Seran rancias, pense cuando encontre un paquete que debia de estar alli desde hacia meses, seran rancias o estaran reblandecidas. Asi que decidi darles un licor. Saque whisky, conac, ginebra y vodka. Aun hoy, cuando pienso en aquella tarde no acabo de comprender que es lo que me llevo a ser tan obsequiosa. Estaba contenta y me habian entrado de pronto muchas ganas de escuchar y de hablar. Asi que en cuanto el cafe estuvo hecho lo lleve a la mesa y me sente con ellos. Abri la puerta que daba a la terraza y deje que el aire ventilara aquel ambiente enrarecido del salon que ya no recordaba cuando se habia abierto por ultima vez.

Mas alla de las baldosas, la tierra reseca habia comenzado a despedir un aroma a espliego, o tomillo, o quien sabe si a salvia. Tal vez no olia mas que a los rastrojos que tras la siega y sin una gota de lluvia se habian convertido en paja seca, pero yo, sin comprender la naturaleza del cambio que se habia operado en mi, aproveche sin analizarlo ese renacer de los sentidos que en tantos momentos habia creido no solo apagados, sino definitivamente muertos. ?Que poca cosa hace falta para reaccionar!, me decia mientras los oia reir, que facil es, pero al mismo tiempo ?como descubrir lo que provoca en nosotros el cambio? Yo no sabia aun a que se debia el mio y me costaba aceptar que se hubiera producido solo por la presencia de esos vendedores.

Segundo, el mayor, me estaba haciendo una pregunta.

'?Como dice?, disculpeme, estaba distraida.' 'Le preguntaba por Adelita.

Nosotros no sabiamos que se dedicaba al robo.' 'No diria yo que se dedicaba al robo, he dicho que me robo. Me robo una joya, de esto estoy segura', dije con conviccion, como si ellos hubieran ya tenido noticia del robo y del sobreseimiento de la causa, 'porque incluso lo confeso cuando la llevaron al cuartel de la Guardia Civil. ' 'Y ?que paso?' 'Pues no se que decirle…' 'Oiga', me interrumpio Segundo, que ya se habia tomado un vasito de whisky y se estaba sirviendo el segundo, '?no le importa que nos tuteemos? Me parece tan raro estar aqui tomando copas y llamandonos de usted.' 'Claro que no', dije, 'claro que no me importa.' Mi familiaridad era mas extrana aun que la suya.

'Sigue, pues, Aurelia.' ?Que facil! pense, que facil le ha sido, como si me hubiera tuteado toda la vida, pero dije: 'Ella vendio la joya, o dijo que la habia vendido a un joyero de Gerona y este joyero…', me detuve, '…?de que os reis?', quise saber, porque se estaban riendo los dos. '?He dicho algo gracioso?' Y contestaron a coro: '… fue a la policia con el carnet de identidad de la chica…' Los interrumpi: '?Como lo sabeis?' '?Puedo servirme otra copa?', pregunto Felix.

'Si, claro', dije, pero lo que queria es que acabaran lo que habian comenzado. '?Como lo sabeis?' 'Es un viejo truco. Se ponen de acuerdo el joyero y el policia y el policia no avisa a la persona que tendria que avisar, a la que le han robado, con lo cual y si hay suerte esa persona no se entera del robo ni, por tanto, lo denuncia hasta que ya es tarde, hasta que ha pasado el periodo de tiempo que establece la ley, una vez finalizado el cual el joyero ya puede vender tranquilamente la joya. Luego se dividen las ganancias.' 'Ignoraba que fuera un truco tan extendido.' 'Tal vez no este tan extendido, pero fijate que nosotros dos ya lo sabiamos.' Estaba confusa, siempre habia creido que el policia de la mancha en la cara, el de Gerona, no me habia informado por desidia, por descuido o por olvido, y porque era un irresponsable. El hecho de que ellos lo vieran como una prueba de corrupcion establecida me dejo perpleja. Aun insisti: 'Pero la policia…' 'Hay toda clase de policias, claro, pero no tienes mas que leer los periodicos para enterarte de los chanchullos que se llevan con los robos, con las joyas, con las mafias, sean de tabaco, de drogas o de inmigrantes. ?No te parece raro que la policia no descubra un camion en el que viajan treinta inmigrantes mas que de vez en cuando?

?No te parece raro que solo se detenga a los camioneros que entran marroquies y nunca, por ejemplo, a los que entran a gentes del este de Europa? Y los que llegan por el aeropuerto, que son la mayoria y todos organizados por mafias, ?por que pasan sin dificultad? La policia a la fuerza tiene que saber y, sin embargo, no actua. Y ?que me dices del trafico de drogas que hay en las carceles, por ejemplo? ?Les caen del cielo a los presos?' 'Pero aquello no era la carcel, era una comisaria.' '?Te aviso el policia de que el joyero habia ido a decir que una mujer que trabajaba en tu casa le habia vendido una joya que valia…, ?cuanto valia la joya?, ?era muy

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