momento en que el marido estaba a punto de entrar, se reia de si mismo al contar como tuvo que correr a esconderse con camisa y sin pantalones en un hueco detras de la nevera, y llegaba al colmo del paroxismo cuando explicaba el horror de asistir a las desaforadas ansias eroticas que habia suscitado en el marido encontrar en la cocina a su mujer desnuda a media manana de un dia laborable.
'Y para colmo', reia, 'sobre la misma mesa en que un minuto antes estaba haciendo lo mismo conmigo.' La contencion con la que hablaba parecia quitarle salsa a la historia, a juzgar por la expresion ajena de Felix, que se entretenia en mirar las aguas de su licor en el vaso. O tal vez habia oido tantas veces la historia que ya no le hacia el menor efecto.
'?Y el otro que hacia mientras tanto? Decis que siempre ibais juntos.' Se echaron a reir, estaban siempre al borde de la risa. Todo aquello tenia un tono ludico tan desenfadado que ni siquiera yo, despues de haber visto mi casa convertida en un burdel, me sentia violenta.
'Pues, el otro mientras tanto esperaba.' 'Ya.' Tome otra copa, cada vez la necesitaba mas.
'No creas que se trata de forzar a nadie, no. Para estas mujeres la situacion es ideal. No hay peligro, casi nunca, por lo menos', rectifico, 'porque vamos a horas en que los maridos estan trabajando.
Tampoco hay compromisos que distorsionen la vida familiar, porque nosotros no volveremos hasta al cabo de un mes y si quieren repetimos, y si no quieren, no. Somos muy civilizados y ellas lo hacen si quieren y si no les ha gustado no repiten.' 'Pero les gusta. Claro que les gusta, como a nosotros, que tambien nos gusta.' Oia sus voces pero ya no sabia cual de los dos hablaba. De hecho, el duo era tan perfecto que se turnaban para completar una frase.
'Es una organizacion perfecta', dije.
'Si que lo es, porque al mismo tiempo que trabajamos, nos deleitamos.' Reian los dos y bebian y continuaban hablando: 'No creas que mientras estamos con una chica nos perdemos otra venta, no, no es eso, nos ganamos muy bien la vida porque trabajamos duro. Vamos a cobrar cada mes el recibo, o cuando nos llaman porque hay algun desperfecto en la maquina.' 'A gusto de todos', dijo Felix, y llevado de su entusiasmo, me enseno una agenda con las visitas de cada semana, por lo menos a seis meses vista.
'Es una buena organizacion', repeti. No sabia que mas decir.
'Claro que lo es, las mujeres aceptan esta organizacion porque ellas tambien son organizadas. Te dicen la mejor hora del dia para ir, se lo hacen venir bien, son una delicia. Y si hay dificultades, encuentran una solucion para todo.
Recuerdo una chica de Masiellas, un pueblo pequeno del interior, que fue ella misma la que se ofrecio.
Dijo que no tenia dinero para comprarse una maquina, me lo dijo a mi, que habia subido a su casa, y que si yo queria… pues eso, cada mes al ir a cobrar, pues a lo nuestro. Pero yo le dije que eramos dos, asi que ella me pregunto donde estaba el otro. Yo le dije que esperaba abajo. Pues que suba, dijo y a lo mejor lo podemos arreglar.
Subio Segundo, se miraron, se gustaron y cerramos el trato. Fue una de las mejores clientas que jamas hemos tenido, no fallo ni un plazo. ?Miento!', dijo de pronto, '?miento! En el mes de agosto se iba de vacaciones con su marido, empleado en la farmacia del pueblo, y al no poder pagar en especie nos pago en dinero. Era un angel.' 'Si, era un angel, pero no la hemos vuelto a ver. Tal vez tendriamos que hacerle una visita.' Era una conversacion muy entretenida, pero yo queria que me hablaran de Adelita, o de Dorotea.
Y, una vez mas tranquilizada, insisti: '?Que mas paso con ella? Si no es por acostarse con vosotros, ?por que la llamais puta? ?Que es lo que me teneis que contar?' 'Pues si, algo hay que contar, es cierto. Veras, el caso de Adelita se complico, porque un dia vino con nosotros otro vendedor tambien de la casa, quiero decir, de las maquinas de coser, y en seguida nos desbanco.' 'Y ?por eso la habeis llamado puta? ?Porque se fue con el otro?' 'No, no es por eso. Espera, espera, ten paciencia, mujer. Resulta que ese que nos desbanco, un tipo que se llamaba Jeronimo, era un vendedor como nosotros muy alto y muy guapo, que se habia dedicado desde siempre a seducir a las chicas…' '…y a vivir de ellas', le interrumpio Felix.
Yo tenia los ojos fijos en ellos, atenta solo a disimular mi conmocion.
Segundo continuaba: 'Y como Adelita se enamoro perdidamente de el, cayo en sus manos y ya no pensaba mas que en si venia o si no venia. Pero Jeronimo era un cinico, te lo juro, te lo juro por Dios', repitio viendo mi cara de horror, 'era un verdadero chorizo.' 'No se por que dices era, era y sigue siendo, este donde este, porque este lleva ya demasiados anos en el oficio. No te puedes imaginar la mana que se da, como enloquece a las mujeres, y como las vence y las somete. Por mas que te lo diga no te puedes hacer una idea.' 'Dejame que te cuente lo primero que le hizo a Adelita', lo interrumpio Felix. 'Dejame que te lo cuente.' Yo estaba con el corazon en un puno, los insultos eran como punaladas, como heridas que me infligian, como si fuera a sabiendas, mas dolorosas por mas secretas, por menos sabidas, por mas inesperadas.
'Cuando Adelita cayo en sus redes, que cayo, no puedes figurarte hasta que punto, nosotros ya le habiamos vendido una maquina de coser y bordar, un modelo carisimo y sofisticado que solo compran los profesionales, porque ella siempre queria lo mejor. Ya habia firmado las letras de los plazos cuando llego Jeronimo, nos pidio que le traspasaramos la venta y asi seria el el que fuera todos los meses a cobrar. Lo hicimos, pero mira como es, que se fue a decirle a Dorotea que las letras se habian perdido y que le tenia que firmar otras. Pero ademas, como el no podria haberlas descontado sin un aval, le dijo que alguien tenia que avalarselas porque si no tendria que devolver la maquina, y entonces ella consiguio el aval del dueno de un restaurante donde habia trabajado, antes de estar en tu casa.' La gracia que les hacia la estafa no parecia haber decrecido con el tiempo. Reian a carcajadas, que acompanaron con otra ronda de whisky. La botella estaba casi vacia.
Para esconder mi confusion, me levante con el pretexto de ir a buscar otra y traer un poco de hielo.
Las primeras copas las habian tomado con calma, a sorbitos, acompanando el cafe, pero las ultimas las bebian de golpe, al estilo del oeste, decia Segundo. Levantaban el vasito lleno, decian 'yo en tu lugar no lo haria, forastero' y se echaban el whisky al gollete de una vez, con la cabeza hacia atras y riendose al final como dos ninos.
Y seguian hablando y descubriendo informaciones que, yo bien lo adivinaba, no habian hecho mas que comenzar, informaciones que no me llegaban todas de una vez, sino que, como si hubieran recibido la orden de andar con cuidado, soltaban gota a gota, a pequenas dosis, noticias sobre Adelita y sobre el hombre del sombrero, y luego otra y otra, como anticipando la lluvia torrencial que no tardaria en desencadenarse. Pero entretanto, esas gotas mezcladas con sus carcajadas y con su simpatia y hasta con su ternura, atemperaban el golpe.
Se sirvieron la ultima copa de la botella y se tomaron riendo su 'forastero'. Y yo hice lo mismo con el ansia de que dejara de dolerme el agujero de angustia que otra vez se iba formando en un lugar incierto entre el estomago y el corazon.
Cuando volvi con la botella, un cuenco con pistachos y almendras y otro con aceitunas, los vasos grandes y un cazo con los cubitos de hielo, me recibieron alborozados.
'Eres una mujer estupenda', dijo Felix, 'magnifica.' Yo no habia bebido tanto como para envanecerme, pero lo decia con tanta cortesia, con tanta amabilidad, que sus palabras y sobre todo su presencia, por borrachos que comenzaran a estar los dos, me tranquilizaban. Durante mucho rato aun, hasta que, bien entrada la noche, cuando con la botella nueva mas que mediada decidieron irse, fui viviendo los hechos que se habian producido en mi propia casa -?durante dos anos?, tal vez tres o incluso quiza cuatro, dudaban, o cinco-, es mas, a veces todo lo que me contaban encajaba tan bien con los cabos que habian quedado sueltos, que tenia la impresion de ir rellenando con las piezas que me daban los espacios vacios que habia dejado el puzzle de mi historia.
Yo los interrumpia pocas veces, ellos se pisaban o se detenian para soltar una carcajada, y al final ya ni siquiera me miraban para ver el efecto que me hacian sus palabras.
Yo tambien bebia, aunque no a la velocidad de ellos, tal vez por esto el ambiente siguio siendo cordial hasta el ultimo minuto y aunque un par de veces yo les habia preguntado como harian para conducir con tanto alcohol en la sangre, no le dieron importancia y en pocas palabras me vinieron a decir que no pasaba nada, que estaban acostumbrados y que antes de soplar no tenian mas que hacer unas cuantas inspiraciones muy hondas. Con eso no subia el marcador, lo habian comprobado. 'O una buena propina', remacho el otro. 'Los conocemos a todos.' Para Adelita o para Dorotea, Jeronimo habia sido el gran amor de su vida, decian ellos, y se reian tambien no se si porque casi no hablaban sin soltar una carcajada o porque la vista de Adelita con su cuerpo menudo junto al altisimo de Jeronimo era en si misma un motivo de risa.
'Adelita solo vivia para Jeronimo, lo llenaba de regalos, que luego el nos ensenaba, agujas de corbata, gemelos, pitilleras de plata, regalos antiguos, pero buenos, no vayas a creer. Pero tambien camisas, y panuelos