habia hecho sobre la casa de su madre, como, 'al salir del cruce con la carretera del Faro', y, una vez que fue mas explicita, me conto que habia tenido que ir a dormir a su casa porque al dia siguiente esperaban al albanil para que arreglara unas goteras que habian abierto las lluvias y que al salir se habia encontrado con que en el camino de las Moreras, casi junto a su casa y a la de sus suegros, un arbol abatido la noche anterior por un rayo habia quedado cruzado en la calzada y ella no habia podido pasar hasta que la grua habia ido a sacarlo. Por eso habia llegado tarde, habia dicho.

Se llamaba carretera del Faro a una vieja carretera que habia sido sustituida por una autovia y donde apenas habia circulacion.

Las hierbas crecian rompiendo lo que quedaba del antiguo firme y habia que eludir los baches que las lluvias y el tiempo habian dejado tras de si. Era un paraje yermo tras los montes que lo separaban del mar y apenas habia mas que unas viejas casas de labor junto a una altisima torre de alta tension y, mas alla, despues de un camino que supuse que era el camino de las Moreras, una vieja casita de ferroviario, un huertecito y un hom-c bre cuidando de el, sin hacer caso de los ladridos del perro que tenia atado a un palo con una cuerda.

'Digame, ?sabe donde vive Adelita Flores?' El hombre me miro como si le hablara en ruso. Lo repeti: 'Adelita Flores, que donde vive.' 'Yo no soy de aqui, pero pregunte en la tienda', y senalo tres o cuatro casas en hilera que habia al fondo del camino.

Ni en la tienda ni en las demas casas contestaron cuando les pregunte por Adelita Flores.

Habia dos o tres mujeres comprando que se miraron entre si y luego a mi con desconfianza.

'Una mujer asi', y senale la altura de Adelita con la mano, 'que tiene marido y tres hijos.' Nadie hablaba. De pronto una mujer que acababa de entrar dijo: 'Se fueron.' '?Se fueron? ?Adonde se fueron?' 'Se fueron. No se mas. No quiero lios.' 'Digame al menos donde vivian.' Salio la mujer a la puerta, aparto una cortina de bolas de madera, y senalo en una direccion.

Vi unos chopos muy altos y tras ellos una especie de almacen, tal vez un garaje.

'Alli', senalo. 'Pero no vaya, ya no estan, se fueron con Joaquin, el de la camioneta.' '?Los suegros tampoco estan?, o ?la madre?', pregunte. '?Alguien que me pudiera dar razon?' 'No vaya, no vaya', repitio la mujer, pero tanta insistencia habia aumentado mi curiosidad.

'Necesito hablar con ella, es muy urgente.' La mujer hizo pantalla con la mano para suavizar los susurros que le salian de la boca. Miro en todas direcciones y, finalmente, con un gesto de simpatia, dijo: 'No vaya, mujer.' Cambio en seguida la expresion, una mueca de horror cubrio su rostro y dijo: 'Esta muerta.'e '?Muerta? ?Quien esta muerta?

?Adelita?' Mas bajo aun y mirando a lo lejos para disimular: 'Eso han dicho. Vino la Guardia Civil. ' Un golpe en la cabeza no me habria dejado mas descompuesta.

Dolor fisico sentia en las sienes, como si lo que acababa de oir pugnara por entrar en mi entendimiento, que se resistia a abrirse y aceptar la noticia. Intente reponerme, desmentirlo.

'No puede ser verdad.' Y acto seguido: '?De que ha muerto?' Pero la mujer se habia metido en la tienda con su cesto, dejando tras de si, como un reguero de burla, el tintineo de las bolas de madera.

Camine hasta el almacen, el paraje parecia desierto. Era un edificio grande, destartalado y descascarillado que se cocia bajo el sol con su cubierta de uralita.

Tenia una valla que en un tiempo debio de tener alguna funcion, pero los palos habian caido y los alambres, oxidados, yacian por el suelo mezclados con la hierba seca.

Habia una gran puerta de hierro mal pintada en la fachada y junto a ella otra mas pequena de madera que se correspondia con una parte de la construccion de ladrillo solo revocada en parte, que debia de ser la vivienda. Aqui viviran, aqui en este erial, este sera el terreno que el ayuntamiento tiene o tendria que recalificar, la gran promesa, lo que los salvaria de la miseria, de este arrastrarse todos por la vida, este seria el terreno que su Jeronimo se cuidaria de construir o de hacer construir, una casa de cuatro o cinco alturas en medio de un campo perdido y sofocante, fuera de la circulacion pero que aun asi es lo que les daria dinero a todos, el que llevaria a su marido al mejor medico y lo curaria, el que les permitiria ser como Adelita habia querido ser, gentes respetadas, admiradas. Ese misero terreno que no debia de tener mas de mil metrosg cuadrados, por cuya recalificacion debia de haber luchado al precio que fuera. No hay precio para los suenos.

Llame a la puerta y nada se movio ni oi ningun ruido, pero insisti. A la tercera vez aparecio por la ventana superior un rostro avejentado, un rostro que no habria sabido decir si era de mujer o de hombre de no haberse puesto a hablar sin darme tiempo a preguntar: 'Soy su madre, soy su madre, ella se ha ido, ya no volvera, soy su madre.' 'Senora', la interrumpi, '?puedo entrar? Soy Aurelia Fontana, su hija estuvo mucho tiempo en casa, por favor, dejeme entrar.' No contesto, desaparecio del marco de la ventana y corrio la cortina. Al cabo de un momento se abrio la puerta de madera muy despacio y asomo su figura tan parecida a la de su hija que, por un momento, crei que era ella. Era bajita y ancha y llevaba una bata floreada y un delantal mal puesto, cuyo peto se le desmoronaba sobre el pecho. Tenia las raices del cabello blancas, muy blancas, igual que las cejas, pero la cara colorada y los ojos, hinchados de tanto llorar como los de ella, no eran los de una anciana. Me hizo un gesto con la mano y se echo a un lado para dejarme pasar. Sollozaba a sorbos, a hipos, como estertores finales de un largo llanto que la habia dejado sin lagrimas, y tenia en la mano ese apretado ovillo que habia hecho con el panuelo que tan bien habia aprendido su hija a utilizar. Se destrozaba los ojos cada vez que creia detener el chorro de lagrimas que habia de acompanar sus espasmos. Pero tenia los ojos secos.

La entrada a la casa era tambien un almacen, a la vista de las cajas y de los embalajes que cubrian el suelo hasta la pequena escalera del rincon. Pero el lugar era fresco y la penumbra se abria al fondo por una claraboya y su rayo de luz polvorienta.i La mujer, sin dejar de gemir, se sento en una caja y me invito a hacer lo mismo.

Espere un rato pero no cedia su tristeza, asi que me atrevi a preguntarle: '?Como ha sido?' 'No se, hija mia, no se, yo estaba en la cama, la diabetes, ?sabe?, y ella dijo que iba al pueblo a buscar algo que no recuerdo.

Ya no la vi mas, nunca volvio.

Dijeron que habia tenido un ataque, que la habian llevado al hospital y de alli al cementerio.' Parecia en sus cabales, pero acto seguido, con la mirada torcida y el gesto dramaticamente convulso, repetia incansable: 'No la he vuelto a ver. Nunca ha vuelto, nunca ha vuelto, dijo que volveria pero nunca ha vuelto, nunca ha vuelto.' '?Cuando ha sido?' Habia interrumpido la enajenada y planidera letania, pero no habia hecho mas que entremezclarla con breves golpes de lucidez: 'Mucho tiempo, mucho tiempo, nunca ha vuelto, dijo que volveria pero nunca ha vuelto, hace ya mucho tiempo.' Su mente deliraba, pero de vez en cuando se detenia mirando hacia la puerta para repetir: 'Se fueron todos, con la camioneta. Se fueron no se adonde, dijeron que volverian, pero tampoco han vuelto.' El sentimiento era mas profundo que la confidencia que lo habia hecho salir de su guarida.

'Pero ?cuanto tiempo hace?' 'Mucho tiempo… dijeron que…' En aquel momento se abrio la puerta y entro otra mujer. Primero, al vernos a las dos sentadas, se detuvo, pero luego se acerco y dijo: 'Soy una vecina, ?sabe? Vengo a ayudarla, le doy de comer, porque esta deshecha, esta traspuesta y hay ratos que no se entera de nada.' Y dirigiendose a ella a gritos, como la gente del campo cuando habla a los extranjeros: 'Engracia, que soy yo, la Lupe. ' 'Nunca ha vuelto', dijo la madre.

'?Lo ve?', dijo la vecina. 'Si es lo que yo digo, no son edades para estos disgustos.' 'Disculpe, ?pero que ha pasado exactamente?' '?Que ha pasado? Pues lo que tenia que pasar. Que las cosas se van liando, se van liando hasta que estallan.' '?Que quiere decir?' 'Quiero decir lo que digo, que no hay quien pueda jugarsela tanto sin que nunca le ocurra nada.' Y aqui fue donde cometi el error. Dije: '?Le fallo el corazon?' La mujer era mas joven que la madre, y sus ojos en la piel canela de la cara brillaban con una expresion tan explicita que cuando respondio me di cuenta de inmediato de que me habia tomado por tonta.

'Si, eso, el corazon, eso es lo que siempre falla primero, el corazon.' Pero en aquel momento no repare en el tono de mofa y crei de verdad que habia sido el corazon. Por eso me atrevi a preguntar otra vez: '?Cuando ha sido?' 'Oh, hace por lo menos tres semanas, lo que pasa es que Engracia no se consuela, a ratos pierde la razon, se obsesiona y no hay quien la convenza de que si no ha vuelto Adelita no es porque no quiera, sino que es porque no puede, la pobre', e hizo un gesto raro al anadir: 'tenia que ocurrir, es lo que yo digo, tenia que ocurrir.' 'Y la familia, ?donde esta?, ?sabe adonde ha ido?' 'El marido dijo que se llevaba a los hijos a Francia, donde viven su hermano y su cunada, el esta enfermo, ya lo sabe, ?no?, tiene un mal feo, en el higado, dicen, y a veces se le va la cabeza, pero yo no se, prefiero no preguntar, es que soy muy discreta. Y la verdad es que este panorama no es para un hombre solo y enfermo y que encima ha de cuidar a su madre. Y sin dinero, que no tienen donde caersec muertos. Como no les recalifiquen el terreno…' Miro al cielo como si esperara ella tambien el milagro y luego dijo: 'Tenia que volver en unos dias, pero hace semanas que no sabemos nada.' Fue lo ultimo

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