de su aspecto y de su cara, y de sus ropas y de sus gestos, saboreando esta primera vez que podia hablar de el, y alargando la explicacion con el pretexto de que lo que le contaba era informacion necesaria para describir al hombre que tenia, dije, el amor de Adelita, sin especificar, como me habria gustado, que la hacia trabajar en esos menesteres, precisamente para el.
Conte casi todos los pormenores, por supuesto, excepto los que se referian a mis obsesiones, le conte con todo detalle la primera vez que los habia encontrado en la plaza del mercado y le explique que durante un tiempo lo veia desde la ventana de mi casa en la ladera de enfrente porque habia alquilado un chamizo a nuestros vecinos. Hable de los timos que habia cometido con la venta de las maquinas de coser y de los fraudes a la empresa La Puntual.
'Si, eso lo se', me interrumpio, 'porque nos ha llegado de Barcelona una denuncia contra el que la empresa interpuso hace unos meses, pero como esta en paradero desconocido, poco podemos hacer.
Pero siga, por favor.' Me di cuenta entonces de que ya no queria continuar, ya lo habia dicho todo, y cediendo a la tentacion de hablar de el, lo estaba acusando. El sargento todavia retuvo en la cara durante unos instantes los jirones de aquel estupor primero por el sobreseimiento del caso. Miraba en otra direccion, como si buscara en la memoria o en algun otro oculto lugar de su inteligencia un indicio, una senal que se relacionara con aquella trama delictiva que yo le acababa de descubrir. Despues, no encontrando al parecer nada, me hizo una serie de preguntas para acabar de aclarar ciertos puntos y, finalmente, se levanto: 'Bueno, senora, gracias, tal vez podamos aun hacer algo.' Yo le dije: 'Una ultima cosa, sargento, ?sabia usted que Adelita ha muerto?' 'Claro que lo se', dijo. '?Claro que lo se!' 'Y, ?es cierto que se ha suicidado?' 'Pues…', dudo. 'Nadie puede saberlo, aunque todo parece indicar que fue ella la que se echo bajo las ruedas del coche que venia de frente. Que fue ella la que, segun las huellas, se echo hacia la izquierda sin dejar tiempo al conductor del coche mas que a frenar de forma brusca, pero el golpe que recibio fue mortal, y el espectaculo de su cuerpo destrozado, dantesco. Es cierto que tambien las huellas de las ruedas del coche giran levemente hacia su izquierda, pero mucho menos. Claro que como todo ocurrio en una curva muy cerrada que Adelita tenia a su derecha, tambien podemos suponer que se desvio para tomarla mas abierta y que no vio el coche que venia o que los faros la deslumbraron. Tambien podemos deducir que el coche que venia la embistio sin mas. Todo puede suponerse. ?Me sigue?' 'Si', dije.
'Asi que es dificil saber exactamente lo que ocurrio.' 'Los del otro coche, ?que dicen?' 'Bueno, poco pueden decirme, al menos a mi, porque el conductor y los ocupantes, si es que los habia, se dieron a la fuga. Por las huellas de los neumaticos y por la pintura, sabemos que podria ser un Mercedes negro. Aunque bien podria ser que llevaran ruedas de segunda mano y eso haria mas dificil la investigacion.' Sonrio.
'De hecho, ya hemos preguntado a la gente que podria habernos dado una pista, y apenas han querido hablar. Ya sabe como son, basta que venga la Guardia Civil para que todos a una se callen. Es loi que han hecho. El unico que nos falta por interrogar es el marido que, segun dice la familia, fue a Francia a llevar a sus hijos, pero no confio demasiado en su declaracion. Lo conozco porque lo he tenido aqui muchas veces, y nunca hay forma de saber lo que quiere decir.
Un hombre de una rara especie: por una parte, silencioso y discreto, y, por otra, pendenciero y marrullero. Asi que la version con la que nos hemos quedado, la oficial, es que ha sido un accidente, no podemos hacer otra cosa.' 'Es evidente', asenti.
'En cuanto a usted, lo unico que le puedo decir es que se ande con cuidado. No vaya por ahi contando que si en su casa se han hecho camas redondas, o que se ha convertido en un centro de prostitucion. En primer lugar, piense que ellos saben que usted sabe, a la fuerza Adelita tuvo que contarles que ya no pueden disponer de su casa, y cuanto menos ellos sepan de usted, tanto mejor. En segundo, no olvide que una orgia en esas condiciones no es delito. Asi que deje de fabular sobre las posibilidades de denunciarlos porque cree que hay una relacion entre esas orgias y el robo. ?Que testigos tiene? ?Quien declararia en contra de ellos si ni siquiera los abogados han querido hacerse cargo del asunto? ?No se da cuenta de que, si es una red delictiva, es tambien influyente y con dinero y poder en todos los rincones y estamentos de la sociedad, como lo son todas en mayor o menor medida? No crea que le va a ser tan facil descubrirlos y demostrar sus delitos. Se ayudan y tapan la boca de los posibles acusadores con dinero. Con dinero y con prebendas. A Adelita, segun usted me dice, si no se le hubiera acabado disponer de su casa, ya le habrian conseguido una recalificacion de su misero terreno, y esto la habria salvado. Sin la casa de usted para bacanales, ni sacaba dinero para el chulo', y me miro como dando a entender que tambien sabia lo que yo callaba: 'ni obtenia favores que le solucionaban los problemas de la familia. No crea que no era triste su situacion, no crea que no hay por que quitarse la vida. Se le desmorono todo el tinglado que habia montado con empeno y paciencia. Pero piense tambien en ellos: aunque usted no tiene donde agarrarse, no les gustara que alguien ande investigando. Como tampoco les habra gustado', y aqui se detuvo a mirarme como pidiendo que comprendiera sin obligarlo a ser mas explicito, 'o no les habria gustado', rectifico, 'que usted hubiera puesto una denuncia por el robo de la joya. Adelita habria tenido que declarar. Podria haber hablado en el juicio… ?Comprende lo que le estoy diciendo?' Callo un momento sin dejar de mirarme.
Luego debio de pensar que yo no habia entendido y continuo: 'No digo que sea asi, pero ?quien no nos dice que al saber que usted andaba husmeando tuvieron miedo de que Adelita hablara y…?' Dejo en el aire un interrogante, y un escalofrio recorrio mi cuerpo, como si un rayo de luz gelida hubiera atravesado el ambiente espectral que habia creado con el brutal peso de la insinuacion. Hubo un momento de silencio.
El asistia a mi reaccion, atento y satisfecho de ver el panico en mi cara, por eso anadio: 'Asi que, creame, este trabajo nos lo deja a nosotros, que para esto estamos. Si la necesitamos, ya la llamaremos. Y en segundo lugar, tenga en cuenta que todo se sabe y que las habladurias no la ayudaran a que la acepten las gentes del pueblo.' 'A mi que mas me da que me acepten', tuve todavia valor para protestar.
'?Claro que le da! Por lo menos si, como me dijo el dia del robo, cada vez quiere vivir mas tiempo aqui y menos en la ciudad.
Hagame caso y olvide este asunto.
Investigarlo no es trabajo de us-c ted, sino nuestro. ?Ah!, y llameme cuando quiera, sera un placer poder ayudarla.' Me acompano hasta la puerta y, cuando yo ya habia salido a la calle, me llamo como si se le hubiera olvidado decirme alguna cosa importante: 'Oiga, senora Fontana, llameme cuando quiera, pero no olvide que nosotros nos vamos.' '?Se van? ?Adonde se van?
?Quienes se van?' 'Quiero decir que a partir de noviembre la Guardia Civil se va de este pueblo, porque viene la policia autonomica, con ellos debera entenderse, pero de momento seguimos aqui.' 'En noviembre ya me habre ido, y esta pesadilla habra terminado', dije.
'Adios y cuidese', lo dijo con conviccion y sinceridad, y me llamo tanto la atencion que al pasar por el primer escaparate me volvi para ver la cara que tenia. Si, tenia mala cara, definitivamente mala, malisima. Negras ojeras me daban un aspecto de actriz antigua y habia adelgazado tanto que los pomulos sobresalian con agresividad en una cara carcomida y chupada.
Me estuve, pues, quieta en casa toda la tarde, intentando recuperar un poco la tranquilidad. No tenia la menor intencion de quedarme a vivir en el campo, de hecho nunca la habia tenido y menos ahora, desde que habia salido del cuartelillo, ansiando reincorporarme a la vida de la ciudad, que volvia a mostrar su aspecto mas grato. La obsesion se me pasaria, de hecho no era mas que una obsesion infantil que habia tenido su principio y que tendria su fin. Todo lo tenia. A la luz de la muerte real de Adelita, volvia la vida a recuperar su valor, y el tiempo, que un par de dias antes me habia parecido una carga que arrastrar mas que el soporte donde construir y vivir, ad-e quiria otra dimension, otros limites. Ya no era infinito como en la infancia y la juventud o como cuando lo veia vacio, sin paisajes ni figuras, no, ahora de nuevo lo limitaba la muerte. Igual que la de Adelita habia acabado con su tiempo, la mia podia llegar y dejarme sin existencia, sin voz y sin palabra, sin la capacidad de decidir, de mirar y de inventar, incluso de sonar el sueno de un amor prestado.
No, no queria morir, aunque tuviera tan poco de que vivir, y aunque me resultaba dificil aceptar que Adelita pudiera haber sido victima de una maquinacion que le impidiera hablar y contar lo que sabia, mas bien me inclinaba a creer que habia sido ella la que habia elegido su propia muerte.
Aunque, conociendola como la conocia, tal vez habria estado mas en consonancia con su personalidad, siempre deseosa de dramatizar y de impresionar, que se hubiera tomado una dosis de unas pastillas obtenidas de la farmacia gracias al medico de las recetas o que se hubiera colgado de la rama de un arbol como en mi sueno. ?Por que no? La version de la horca casera sostenida por la rama de una higuera o una catalpa, balanceandose su sombra por el suelo al que ya no le llegaban los pies, tragica muerte de heroes desesperados, pendulo macabro marcando un ritmo que ella ya no podria oir. Sin embargo, nada le habria gustado mas que ser admirada, fria y