Y mostro los zapatos bajos que gastaba, con hebilla de plata.
– ?Son de charol! -comento Ama Modesta-. Son como los del padre de mi senora, que en paz descanse.
– No sirven para la guerra, pero lucen -comento el rubio.
Los soldados se fueron, y Ama Modesta se asomo a la puerta por verlos marchar, y por si ya venia el rey aquel, guiado por el Correo. Pero era este, solo, quien se acercaba.
– ?Viene ese rey?
– Lo deje descansando en un banco, en el jardin. ?Esta la senora visible?
– Se esta peinando. Bajara ahora.
– Entonces -dijo el Correo-, voy a pasarlo antes de que baje la senora condesa. Quiere estar siempre muy preparado para las visitas.
– ?Le pongo un sillon?
– ?Igual le gusta!
– Puedo ponerle un almohadon para los pies -sugirio Ama Modesta.
– Ponlo -asintio el Correo-. ?Estos antiguos son muy mirados! Y de beber, agua con azucar, que el vino le da urticaria. Estos coronados, los mas de ellos estan podridos. Voy en su busca, que hay que decirle los escalones.
– ?Esta ciego?
– Misterios, ama. Esta gente real no es gente como nosotros. ?Tienen los Santos oleos de perpetuo en la nuca!
Salio el Correo en busca del rey, y a poco aparecio llevando de la mano a un gran fantasmon, vestido con una casaca amarilla. Este paso lo escribio asi Filon el Mozo,
titulandolo:
AMA MODESTA. – ?Bienvenido sea el senor rey!
EL REY. – ?Hola! Sentadme bien y abotonadme la casaca hasta las rodillas.
CORREO. – Si, senor. Hay almohadon para los pies.
EL REY. – ?Descalzadme! Un rey viste mejor descalzo.
AMA MODESTA. – Lo descalzare yo.
EL REY. – ?No quiero nada! ? Nunca me olieron los pies! Correo, ponme los ojos.
CORREO. – Si, Alteza.
EL REY. – Pasame una luz por delante, comprobando si quedaron bien centrados.
CORREO
EL REY. – Eso es lo que se pide, que impongan respeto. Yo siempre fui un rey serio. ? Estoy abotonado?
CORREO. – Hasta las rodillas, Alteza.
AMA MODESTA. – ?No tiene sed, senor?
EL REY. – Desde que quede viudo paso meses sin probar el agua. ?Que se dice por aqui de la guerra?
AMA MODESTA. – La gente huye, que se acaba el pan…
EL REY. – Aun puedo llegar a ser el senor rey de los fugitivos. ?Lastima que haya perdido la mitra y que me hayan robado el caballo! Ni un rey puede vivir en paz en tiempos como estos. ?No tengo mujer, ni hijos, ni casa cubierta, y la bolsa vacia! ?Quien anda por ahi arriba?
AMA MODESTA. – Es mi senora, la condesa soberana, que baja a saludarlo.
EL REY. – ?Que haga las reverencias, Correo! ?Yo estoy dos grados mas alto en el protocolo bizantino, y aun no decai del todo!
Baja DONA INES. Como siempre, en la mano una flor.
DONA INES. – ?Buenas noches al rey!
EL REY. – ?Haz una reverencia, condesa!
DONA INES
EL REY. – ?Dame la mano, que te la voy a besar!
DONA INES. – En una mano traigo una rosa y en la otra un colibri. ?No puedo daros la mano!
EL REY. – Un colibri. ? De que color es?
DONA INES. – El colibri de esta banda es escarlata, y solo canta al irse el invierno, cuando desaparece la nieve y abren las fuentes.
EL REY. – Siento no verlo. Suelta ese pajaro y dame la mano. Eso si, que no venga volando a posarse en mi solideo.
DONA INES
EL REY
CORREO. – ?Pues era una senora muy risuena, cantando opera, y meneando el polison como las de Paris!
EL REY. – ?Lo mismo insinuas que fui cornudo!
CORREO. – ?A los siete anos, que sabe uno de eso!
EL REY. – ?Yo no quiero morirme sin saber lo que es amor! ?Di en este topico! Lo primero de todo es ponerme en dialogante de amor, aprender a suspirar. ?Tiene que haber alguna delgada de precio! ?Donde esta el Capitan?
AMA MODESTA. – ?Uno de espada, con esclavina apuntada?
EL REY. – ?El mismo!
AMA MODESTA. – Paso al atardecer con unas mujeres. Dijo que volveria. Como me parecio un caballero principal, le di a beber por la copa con pie de plata.
DONA lNES