antoje. Tu padre, que finge ante mi que tiene mas noticias tuyas de las que realmente recibe, me ha contado, a su manera, lo que haces. Le parece que te dejas arrastrar por el descontrol. Yo lo llamo libertad. Me deslumbra lo libres que sois los jovenes de ahora, lo arraigados que estan en vosotros el concepto de paz y la practica del hedonismo, vuestra insolencia con los mayores. Aplaudo, mas que nada, que hayais eliminado fronteras entre vosotros. Construireis un mundo mas noble que el que os dejamos.
Tal vez era mejor que Teresa hubiera muerto en el 76, con Franco recien salido de escena y la esperanza intacta por delante, sin presenciar los errores que se cometerian y el diligente transito hacia el conformismo que habia realizado aquella generacion que admiraba. Regina le dio otro tiento a la botella, pensando que al dia siguiente, hoy, su cabeza le pasaria factura, pero no tenia el animo como para rechazar la eficaz complicidad del licor. Teresa se habia ahorrado, entre otras cosas mas importantes, aunque quiza no para ella, ver a Regina convertida en la antitesis de aquello para lo que la educo.
Empece a comunicarme contigo a traves de los cuentos que le di a tu padre para que te los entregara. Pensaba que leyendo a Marta te convertirias en Marta. Es una pena que ya no me queden ejemplares. Cuando me dijeron que tenia cancer hice un paquete con todos y los mande a una escuela para huerfanos del Besos. Me arrepiento, deberia haber conservado al menos un ejemplar de cada titulo, Porque no estoy segura de que tu guardes los que te regale. Con esa agitacion, lo mas probable es que se hayan perdido en un traslado. Pero si aun los tienes y los relees, no te costara verte reflejada en ellos.
Que feliz me hace escribir tan seguido. Pero no puedo disfrutar de este relativo buen estado de salud durante muchos dias. No debo. No quiero acostumbrarme a sentirme bien, ni hacerme ilusiones acerca de que durare lo suficiente como Para volver a verte.
?Que paso entre nosotras? No fue solo que necesitabas marcharte, respirar, integrarte con los tuyos, los de tu edad, asomar la cabeza, crecer. Hubo algo mas, ?verdad? Si pienso en la peor de las posibilidades, que no aparezcas mas por esta casa, en la que voy a morir en relativa paz gracias a mi doctor Pons, que me ha jurado no dejarme en el hospital cuando empeore; si no vuelves, Regina, al menos tengo que morirme con la seguridad de que, un dia u otro, conoceras la verdad acerca de mis sentimientos hacia ti. He de intentar que mi carino por ti me sobreviva y te llegue. Porque mi carino, en algun momento, puede resultarte necesario.
Alli estaba. La conclusion de la frase incompleta. «He de intentar que mi carino por ti me sobreviva y te llegue.» En su cama, Regina penso en aquella otra cama del pasado desde donde su padre y Teresa manejaron su pequena existencia, como si la engendraran de nuevo.
Cuando Albert te trajo a casa por primera vez, nuestra relacion habia cambiado. Nos queriamos, pero ya no haciamos el amor. Esa fue una parte del pacto, la que impuso el. Desgastado el impetu de la pasion, tu padre sentia mas que nunca el peso de los remordimientos. Supongo que yo contribui bastante, con mi mania de que hablaramos de ti incluso en la cama. Debio de resultarle insoportable conciliar su agobiante sentido de la responsabilidad con la cruda verdad de la carne satisfecha. Un dia me dijo que teniamos que cortar todo contacto fisico y sustituirlo por una gran amistad. Amor platonico, lo llamo el. Si he de decirte la verdad, y esto que quede entre tu y yo, pobre hombre, no ha sido un amante excepcional. En Paris tuve mis aventuras, e incluso aqui, en Barcelona, conoci a hombres mucho mas manosos que el. Si, a tu edad, has tenido ya la dicha de acceder al sexo en toda su gloria, sabras a que me refiero cuando te digo que, al perderlo como amante, no me quedo ese vacio demoledor que te produce la perdida del otro que colma todas tus exigencias. Lo que me humillo fue su egoismo, la naturalidad con que, en nombre de su sacrosanta rectitud, me impuso sus normas.
Te parecera raro que piense en el sexo, pero esta es mi acta de recapitulacion y, aunque te sorprenda, el sexo ha sido importante para mi. Recuerda que, aunque me educaron como a tu padre, rompi con mi familia y corri hacia la libertad que entonces me esperaba en las calles. Tuve la suerte de abrirme al amor en una Espana en donde la mujer recibia mas consideracion como ciudadana que la que le reconoceria el pais al que regrese y en el que tu naciste. Nolue Maten quien me rescato. Le ame a el, precisamente, porque ya habia decidido ser libre. Un paso asi es para siempre, borra de una cualquier atisbo de mansedumbre. Es muy importante, Regina, no ser sumisa ni siquiera en el sexo. No hay esclavitud peor que la que produce el amante perfecto cuando no esta dispuesto a colmar tu medida, y siempre llega el dia en que eso sucede. Los amantes que se saben indispensables nunca se entregan afondo. Te lo digo por si te sirve de algo, aunque en esto, como en todo, solo te sera util tu propia experiencia. No te hablo de tacticas de camuflaje como las que practican las mujeres tradicionales, sino de la propia estima.
No proteste cuando tu padre me dijo que no podia continuar con su doble vida. Yo tambien tenia un plan. Para ti. No me habia atrevido aun a ponerlo en practica, pero cuando Albert se retiro de mi intimidad para adoptar el unico papel que le satisfacia el de amigo fiel, jugue mis cartas y las jugue bien.
Manana seguire. Las medicinas me provocan somnolencia. Odio la confianza con que escribo una palabra que no me pertenece: manana.
Al servirse mas whisky con mano temblorosa, un poco de licor se derramo sobre la pagina y convirtio en un borron la palabra que no habian compartido. Manana. No hubo un manana en comun para Teresa y Regina penso al menos no lo hubo a su debido tiempo. ?Habria sido distinto de haberse apresurado a acompanarla durante sus semanas de agonia? La joven petulante que era entonces, ?habria sabido colmar las expectativas de su maestra o habria contribuido, por el contrario, a amargarle aun mas los dias que le quedaban por delante? He aqui una duda que me acompanara siempre, se dijo Regina. O quiza no. Quiza empezaba a comprender, por fin, y sin otra razon que la cobardia que la indujo a aplazar la lectura de aquella carta, el alcance de las palabras de Teresa. ?Estuvo ella dotada, a sus veintiseis anos, del discernimiento imprescindible para interpretar la clave de las circunstancias ajenas a su voluntad que marcaron su vida? Se dio cuenta de que estaba llorando, sin compulsion ni pena. Lloraba de gratitud porque el carino que Teresa le tuvo y del que habia llegado a dudar, aquel amor al que aun no se atrevia a otorgar el adjetivo apropiado, acudia a ella para fortalecerla cuando mas lo necesitaba. Tal como aquella mujer habia previsto.
8 de julio
Te pedi a cambio, Regina. Tu fuiste el precio. La segunda parte del pacto, aquella que me compenso. Ya te he dicho que lo habia planificado desde mucho antes de que a Albert le entrara el arrebato mistico que lo condujo a recuperar su castidad. Unia intencion de insinuarle a tu padre que deseaba conocerte en persona, incluso pensaba insistir en que necesitaba utilizarte como modelo Para mi personaje de Marta; el nunca se dio cuenta del todo de que ya lo eras. No creo que llegara a leer mis libros, antes de dartelos de mi parte, creia en ellos como creia en mi, y eso le bastaba.
Pense que debia convencerlo poco a poco de que no te haria dano mi amistad, pese a ser, por hablar en sus terminos, no ya una mujer adultera sino una victima, como el, de la fatalidad que nos habia empujado al adulterio.
El anuncio de que teniamos la obligacion de romper como un laberinto de fechas y nombres, la geografia en un paisaje inconcreto que solo invitaba a la huida, la aritmetica en un jeroglifico y la literatura en un erial plagado de personajes con barbas o mirinaque. La ignorancia, en suma, frente a sus ganas de saber. Su indiferencia, como escudo contra la acometida exterior. Teresa llego en el instante exacto.
Hecha mi peticion, espere la reaccion de Albert. Tenia mis dudas, Regina. De alguien tan esclavo de su sentido del deber se puede esperar cualquier ofuscacion. No habia vacilado en sacrificarme a mi, ?por que tenia que ser mas generoso contigo? Por una razon, pense entonces. Porque -y esto te lo digo para que lo quieras y respetes mientras viva- te queria mas que a mi, mas que a si mismo y mas que a sus creencias. Accedio sin dudarlo. Aunque se sentia incapaz de salir del pozo, queria para su hija lo que el no pudo tener Solo puso una condicion. Te acercaria a mi lo bastante como para asegurarte una educacion complementaria, pero, entretanto, seguirias con las monjas. Cuando llegara el dia, la decision seria tuya.
Porque elegiste tu. Yo te escogi para que fueras Marta pero, desde que atravesaste el umbral de mi casa aquella primera tarde, no dejaste de tomar tus propias decisiones, de hacer preguntas, de formarte contra todo condicionamiento. Incluso contra mi, ?me equivoco? Te hiciste mujer sin renunciar a la reserva adquirida en soledad, pero aprendiste, aprendiste sin descanso cuanto pude ensenarte. Tu inteligencia me lleno de satisfaccion, tu curiosidad sin limites me suministro las mas luminosas compensaciones que pude imaginar. Eras, eres, tan capaz. Y habias nacido para escribir, lo vi desde el principio, tenias el don. Mis escritos eran el fruto de mi esfuerzo, de mi voluntad. Tu escribias como respirabas. Todo lo que yo tenia que hacer era Poner a tu alcance los conocimientos y un cierto rigor que te impidiera dispersarte o caer en la facilidad. Estoy orgullosa de ti, Regina, mas de lo que podria estarlo de una hija propia. Y de lo que mas contenta me siento es de haber introducido en ti