Hablaron del ordenador con los tecnicos. Se tardaria un tiempo considerable en investigar todos los datos. Erlendur pidio que se repasara cada documento, que se clasificara y se registrara minuciosamente el contenido. Despues de hablar con los tecnicos, Erlendur y Sigurdur Oli se pusieron en marcha hacia Litla Hraun. Tardaron mas de una hora en llegar. La visibilidad era mala y habia una capa de hielo sobre la carretera, asi que conducian con cautela. La temperatura subio un poco cuando bajaron de la meseta. Cruzaron el rio de Olfusa y enseguida vieron los dos edificios carceleros elevarse de la tierra cascajosa a traves de la neblina. El mas antiguo era un edificio de hormigon de tres plantas, pintado de blanco y con varios tejados a dos aguas. Durante muchos anos los tejados fueron de hierro ondulado pintado de rojo y desde lejos la carcel parecia una enorme granja, tipicamente islandesa. Ahora estaban sido pintados de gris para que hicieran juego con el edificio nuevo, construido al lado. Este era moderno y solido, cubierto de acero, de color gris azulado y coronado por una torre.

«Como cambian los tiempos», penso Erlendur.

Elinborg habia anunciado la visita a la direccion del centro y habia comunicado a quien querian ver. El director los recibio y acompano hasta su despacho. Queria darles informacion sobre el preso antes de que hablaran con el. Les dijo que llegaban en el peor momento. El preso estaba cumpliendo un castigo de aislamiento por atacar, junto con otros dos reclusos, a un condenado pederasta recien llegado a la prision. Casi lo habia matado. Dijo preferir no entrar en detalles, pero queria que estuvieran al tanto de la situacion, que supieran que se interrumpia el aislamiento y que probablemente el preso se mostraria algo inestable. Despues de la reunion con el director los acompanaron a una sala que solia utilizarse para visitas. Se sentaron a esperar a que trajeran al preso.

Su nombre era Ellidi, tenia cincuenta y seis anos y era un delincuente habitual. Erlendur lo conocia, el mismo lo habia llevado alguna vez hasta la prision. Habia tenido vanos trabajos en su miserable vida. Habia sido marinero, tanto en barcos de pesca como en mercantes, donde aprovecho para dedicarse al contrabando de alcohol y drogas, por lo cual fue finalmente condenado. Ellidi tambien habia intentado cobrar fraudulentamente unas polizas de seguros, despues de incendiar y hundir un barco de veinte toneladas en el sudoeste de Islandia. Tres marineros «sobrevivieron», pero por imprudencia el cuarto hombre del grupo se quedo encerrado en la sala de maquinas y se hundio con el barco; el delito se descubrio cuando los buceadores de la investigacion encontraron la evidencia de que el fuego se habia iniciado en tres lugares distintos al mismo tiempo. Ellidi fue a prision condenado a cuatro anos por fraude, homicidio involuntario y algunos delitos menores que tenia acumulados en la fiscalia. Estuvo encerrado dos anos y medio aquella vez.

Ellidi tambien era conocido porque habia agredido a varias personas, algunas de las cuales sufrian secuelas permanentes. Erlendur se acordaba especialmente de un suceso, que explico a Sigurdur Oli durante el viaje. En aquella ocasion, Ellidi saldo una cuenta pendiente con un joven de Reikiavik. Cuando la policia llego a la casa del joven, Ellidi le habia dado una paliza tan fuerte que el chico estuvo entre la vida y la muerte durante cuatro dias. Lo ato a una silla y se divirtio haciendole cortes en la cara con una botella rota. Antes de ser reducido, Ellidi dejo sin sentido a un policia y le rompio el brazo a otro. Por esos hechos, y otros delitos menores pendientes de sentencia, se gano dos anos de prision. Cuando le leyeron el veredicto, se rio.

La puerta se abrio y entro Ellidi, escoltado por dos carceleros. A pesar de su edad seguia siendo un hombre fuerte, de tez morena y totalmente calvo. Tenia las orejas pequenas y sin lobulos. Aun asi, habia logrado encontrar espacio en una oreja donde hacerse un agujero, del cual colgaba una esvastica negra. Llevaba una dentadura postiza que silbaba cuando hablaba. Vestia un tejano gastado y una camiseta negra de manga corta, y ensenaba unos brazos musculosos llenos de tatuajes.

Media cerca de dos metros de altura. Iba esposado. Tenia un ojo enrojecido y rasgunos en la cara, y el labio superior hinchado.

– Sadico idiota -murmuro Erlendur.

Los guardas se situaron en la puerta y Ellidi se sento a la mesa, enfrente de Erlendur y Sigurdur Oli. Los miraba fijamente con sus ojos pequenos y vacios, sin mostrar ningun interes.

– ?Conoces a un hombre llamado Holberg? -le pregunto Erlendur.

Ellidi no reacciono. Hizo como si no hubiera oido la pregunta. Miro alternativamente y sin expresion a los dos policias. Los guardas hablaron entre si en voz baja. En algun lugar del edificio se oyeron gritos, puertas que se cerraban con golpes. Erlendur repitio la pregunta. Sus palabras retumbaron en la sala vacia.

– ?Holberg! ?Lo recuerdas?

El hombre aun no reaccionaba y empezo a mirar a su alrededor como si estuviera solo. Paso un buen rato en silencio. Erlendur y Sigurdur Oli se miraron y luego Erlendur volvio a preguntarle: si habia conocido a Holberg y cual habia sido su relacion. Le dijeron que Holberg estaba muerto. Que lo habian encontrado asesinado.

La ultima palabra desperto el interes de Ellidi. Las esposas traquetearon cuando el hombre coloco sus fuertes brazos encima de la mesa. No podia disimular su sorpresa. Miro a Erlendur con asombro.

– Alguien mato a Holberg en su casa el pasado fin de semana -dijo Erlendur-. Estamos hablando con los que lo conocieron en alguna epoca de su vida y nos hemos enterado de que tu eres uno de ellos.

Ellidi miraba ahora fijamente a Sigurdur Oli y no se molesto en contestar a Erlendur.

– Es una rutina…

– No hablare con vosotros esposado -dijo Ellidi repentinamente sin quitar ojo a Sigurdur Oli.

Su voz era ruda y provocativa. Erlendur reflexiono un momento, despues se levanto y fue hacia los guardas. Les pregunto si podian quitarle las esposas. Dudaron, pero luego lo hicieron y volvieron a sus puestos al lado de la puerta.

– ?Que nos puedes decir acerca de Holberg? -pregunto Erlendur.

– Antes quiero que ellos salgan -respondio Ellidi senalando a los guardas.

– Eso es imposible -dijo Erlendur.

– ?Eres un maldito maricon? -pregunto Ellidi a Sigurdur Oli.

– Basta de estupideces -corto Erlendur.

Sigurdur Oli no contesto. Se miraron a los ojos.

– No hay nada imposible. No me digas que algo asi es imposible.

– No saldran -dijo Erlendur.

– ?Eres maricon? -insistio Ellidi.

Sigurdur Oli no se inmuto. Se quedaron un buen rato en silencio. Finalmente Erlendur se acerco a los guardas, les explico la situacion y les pregunto si habia alguna posibilidad de quedarse a solas con el preso. Los guardas dijeron que eso estaba descartado, que tenian que atenerse a sus instrucciones. Despues de una pequena discusion, los guardas accedieron a que Erlendur hablara por un walkie-talkie con el director del penal. Le explico que no creia que cambiasen mucho las cosas si los guardas se situaban al otro lado de la puerta; que habian venido hasta aqui desde Reikiavik y que el preso no queria colaborar si no se cumplian algunas condiciones. El director hablo con sus hombres y les dijo que se hacia personalmente responsable de la seguridad de los dos detectives. Los guardas salieron y Erlendur volvio a sentarse a la mesa.

– ?Hablaras con nosotros ahora? -pregunto.

– No sabia que habian matado a Holberg -dijo Ellidi-. Los fascistas me han confinado en aislamiento por una mierda que no tenia nada que ver conmigo. ?Como le asesinaron?

Ellidi seguia mirando a Sigurdur Oli.

– No es asunto tuyo -repuso Erlendur.

– Mi padre siempre decia que yo era el bicho mas curioso de la tierra. Siempre repetia lo mismo. «No es asunto tuyo. No es asunto tuyo.» Ya esta muerto, el muy imbecil. ?Le clavaron un cuchillo? ?Le clavaron un cuchillo a Holberg?

– No es asunto tuyo.

– ?No es asunto tuyo! -repitio Ellidi-. Entonces podeis iros a la mierda.

Erlendur vacilo. Fuera del departamento de investigacion de la policia nadie conocia los detalles del asunto. Ya estaba hartandose de tener que hacer concesiones a este hombre.

– Lo mataron de un golpe en la cabeza. Le rompieron el craneo. Murio casi instantaneamente.

– ?Con un martillo?

– Con un cenicero.

Poco a poco Ellidi dejo de mirar a Sigurdur Oli.

– ?Que clase de inutil utiliza un cenicero? -exclamo.

Erlendur noto que en la frente de Sigurdur Oli estaban formandose pequenas gotas de sudor.

– Estamos intentando averiguarlo -dijo Erlendur-. ?Has estado en contacto con Holberg?

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