– ?Sufrio?

– No.

– El muy estupido.

– ?Te acuerdas de Gretar? -pregunto Erlendur-. Estaba con Holberg y contigo en Keflavik.

– ?Gretar?

– ?Te acuerdas de el?

– ?Por que preguntas por el? -inquirio Ellidi-. ?Que pasa con el?

– Tengo entendido que Gretar desaparecio hace anos. ?Sabes algo de eso?

– ?Que tengo que saber yo? -pregunto Ellidi-. ?Por que crees que yo se algo?

– ?Que haciais los tres, Gretar, Holberg y tu, en Keflavik?

– Gretar era un tonto -dijo Ellidi quitandole la palabra a Erlendur.

– ?Que estabais haciendo en Keflavik cuando…?

– ?… cuando violo a la puta esa? -termino la frase por Erlendur.

– Perdona, ?que has dicho? -dijo Erlendur.

– ?Por eso habeis venido hasta aqui? ?Por la puta de Keflavik?

– ?Lo recuerdas?

– ?Que tiene que ver ella en este asunto?

– No he dicho…

– A Holberg le gustaba hablar de ello. Se jactaba. Se salio con la suya.

– Que…

– La monto dos veces. ?Lo sabiais?

Ellidi lo dijo como si tal cosa, mirando al uno y al otro.

– ?Hablas de la violacion de Keflavik?

– ?Como son tus bragas, carino? -dijo Ellidi de repente, mirando de nuevo fijamente a Sigurdur Oli.

Erlendur miro de reojo a su companero, que a su vez miraba a Ellidi.

– No quiero guarradas, ?oyes? -apremio Erlendur.

– Eso es lo que Holberg le pregunto a ella. Le pregunto por sus bragas. Era mas atontado que yo. -Ellidi se reia-. Y luego me envian a mi a la carcel.

– ?A quien le pregunto por sus bragas?

– A esa chica de Keflavik.

– ?Te lo dijo?

– Con todos los detalles -contesto Ellidi-. Continuamente hablaba de ello. Pero ?por que estais preguntando sobre Keflavik? ?Que tiene que ver Keflavik? ?Y por que sobre Gretar? ?Que se esta cociendo?

– Solo es nuestro aburrido trabajo -dijo Erlendur.

– Si, claro, pero ?que saco yo?

– Has sacado todo lo que querias. Estamos aqui, solos contigo y tu sin esposas. Y encima tenemos que escuchar tus porquerias. No podemos hacer nada mas por ti. O contestas a nuestras preguntas o nos marchamos.

Erlendur no pudo contenerse por mas tiempo, extendio los brazos por encima de la mesa, agarro la cabeza de Ellidi entre sus manos y la giro hacia si.

– ?No te dijo tu padre que mirar fijamente a una persona es de mala educacion? -le pregunto.

Sigurdur Oli miro a Erlendur.

– Puedo con el, no te preocupes. No me hace falta tu ayuda -le dijo.

Erlendur solto a Ellidi.

– ?Como conociste a Holberg? -pregunto.

Ellidi se froto la mandibula. Sabia que habia logrado una pequena victoria. Pensaba seguir.

– No creas que no me acuerdo de ti -le dijo a Erlendur-. No creas que no se quien eres. No creas que no conozco a Eva.

Erlendur se quedo petrificado. No era la primera vez que oia algo parecido por parte de delincuentes, pero siempre le cogia desprevenido. No sabia exactamente con quien andaba Eva Lind, sin duda algunos de sus amigos eran indeseables, como traficantes de droga, ladrones, prostitutas de la peor estofa, atracadores, gente violenta. La lista era larga. La misma Eva Lind habia tenido algun problema con la ley. Una vez la detuvieron despues de que la policia recibiera el aviso de unos padres, que la acusaban de estar vendiendo droga a las puertas de un colegio. Era perfectamente plausible que conociese a un hombre como Ellidi. Un hombre como Ellidi podria perfectamente conocerla a ella.

– ?Como conociste a Holberg? -volvio a preguntar Erlendur.

– Eva es estupenda -dijo Ellidi.

Erlendur podia interpretar sus palabras de varias maneras.

– Si vuelves a mencionarla nos marchamos -dijo-. Y entonces no te quedara nadie con quien hablar.

– Cigarrillos, television en la celda, no mas esclavitud ni este maldito aislamiento. ?Es eso demasiado pedir? ?No pueden dos superpolicias arreglar eso? Luego tambien me gustaria que viniera una puta, como una vez al mes. La hija de el, por ejemplo -dijo mirando a Sigurdur Oli.

Erlendur se puso de pie y Sigurdur Oli tambien se levanto, lentamente. Ellidi solto una risa que empezo siendo hueca, pero que termino en un ruidoso traqueteo. Acabo tosiendo y soltando una viscosa mucosidad amarilla que escupio al suelo. Le dieron la espalda y fueron hacia la puerta.

– ?Me hablo muchas veces de la violacion de Keflavik! -grito-. Me lo conto todo. Como gimoteaba la tia, igual que una cerda, y lo que el le iba diciendo mientras procuraba que se le volviera a levantar la polla. ?Quereis oir que le dijo? ?Quereis saber que fue lo que le dijo? ?Malditos inutiles! ?Lo quereis oir?

Erlendur y Sigurdur Oli se pararon. Dieron media vuelta y vieron que Ellidi sacudia la cabeza y espumajeaba mientras gritaba sus groserias y maldiciones. Se habia incorporado y, con las manos apoyadas en la mesa, estiro el cuerpo y levanto la cabeza hacia ellos, bramando como un animal desquiciado.

La puerta de la sala se abrio y entraron los dos guardas.

– ?Le conto lo de la otra? ?Le conto lo de la otra maldita puta que violo?

Capitulo 14

Cuando Ellidi vio a los guardas, perdio el control. Salto por encima de la mesa, corrio gritando hacia los cuatro hombres y los acometio. Erlendur y Sigurdur Oli no tuvieron tiempo de reaccionar y cayeron al suelo debajo de el. Ellidi propino un cabezazo a Sigurdur Oli en plena cara y la sangre salia a chorros de las narices de ambos. Ya habia levantado el puno para asestarle un punetazo a Erlendur en la cabeza cuando uno de los guardas saco un pequeno artefacto negro con el que le dio una descarga electrica en el costado. Eso freno algo a Ellidi, aunque no del todo. El preso volvio a levantar el puno, pero entonces el otro guarda le propino una nueva descarga que ya fue suficiente. Cayo desplomado encima de Erlendur.

Se lo sacaron de encima. Sigurdur Oli se metio un panuelo en la nariz para intentar detener la sangre. A Ellidi le dispararon una tercera descarga y se quedo inmovil. Los guardas le colocaron las esposas y lo levantaron con dificultad. Iban a llevarselo cuando Erlendur les pidio que esperaran un momento. Se acerco a Ellidi.

– ?Que otra? -pregunto.

Ellidi no reacciono.

– ?A que otra violo? -repitio Erlendur.

Ellidi trato de sonreir, pero todo lo que aparecio en su cara fue una mueca. La sangre le bajaba desde la nariz hasta la boca y le manchaba los dientes postizos. Erlendur intento esconder su impaciencia, como si no le importara lo que Ellidi sabia. Procuro no quedar en evidencia. Sabia que la mas minima muestra de debilidad haria que el corazon de un hombre como Ellidi se acelerara, hasta justificar su vergonzosa decepcion vital. El mas pequeno error seria suficiente. Un tono de voz demasiado insistente, una mirada, un temblor de manos, una ligera impaciencia. Ellidi ya habia logrado descentrarlo cuando menciono a Eva Lind. Erlendur no iba a darle el placer de sentirse dueno de la situacion.

Se miraron a los ojos.

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