– Llevaoslo de aqui -dijo Erlendur finalmente alejandose del preso.

Los guardas se dispusieron a sacarlo de alli, pero Ellidi se nego a moverse. Se quedo un rato pensativo mirando a Erlendur, hasta que al fin cedio y salio por la puerta conducido por los guardas. Sigurdur Oli seguia tratando de detener su hemorragia, tenia la nariz hinchada y el panuelo estaba empapado de sangre.

– Esto no tiene buen aspecto -dijo Erlendur estudiando la nariz de Sigurdur Oli-. Pero no parece grave. No tienes heridas en la cara y la nariz no esta rota.

Se la apreto con los dedos y Sigurdur Oli solto un grito de dolor.

– Puede que si este rota, no soy medico -dijo Erlendur.

– ?Que animal! -suspiro Sigurdur Oli-. ?Asqueroso animal de mierda!

– ?Nos habra tomado el pelo o verdaderamente sabe algo de otra violacion? -dijo Erlendur al abrir la puerta para salir de la sala-. Si existiera otra, seria posible que Holberg hubiese cometido varias violaciones que nunca salieron a la luz.

– Es imposible hablar con ese individuo en serio -anadio Sigurdur Oli-. Se reia de nosotros. Nos ha toreado. Nos ha enganado. El muy capullo. Maldito capullo asqueroso.

Entraron en el despacho del director para informarle de lo sucedido. Le comunicaron que creian que Ellidi deberia estar encerrado en una celda del psiquiatrico. El director asentia con voz cansada y dijo que, sin embargo, la unica solucion que les daban las autoridades era mantenerlo encerrado en prision. No era la primera vez que Ellidi estaba confinado en una celda de aislamiento por comportamiento violento, y seguramente tampoco seria la ultima.

Se despidieron del director y salieron al aire libre. Cuando el coche se alejaba de la prision y esperaban a que la enorme verja azul se abriera para dejarles salir del aparcamiento, Sigurdur Oli vio que un guarda venia corriendo tras ellos haciendo senales. Pararon y esperaron hasta que llego al coche.

– Quiere hablar contigo -dijo el guarda jadeando cuando Erlendur bajo el cristal.

– ?Quien? -pregunto Erlendur.

– Ellidi. Quiere hablar contigo.

– Ya hemos hablado con el. Dile que se vaya a paseo.

– Dice que te quiere dar la informacion que le pediste.

– Esta mintiendo.

– Es lo que ha dicho.

Erlendur miro a Sigurdur Oli, que se encogio de hombros, y se quedo pensativo unos segundos.

– Bien. Iremos -dijo finalmente.

– Solo quiere hablar contigo, no con el -puntualizo el guarda mirando a Sigurdur Oli.

Esta vez no dejaron salir a Ellidi de la celda de aislamiento, asi que Erlendur tuvo que hablar con el a traves de un pequeno agujero de la puerta. El ventanuco se abria deslizando un pestillo. Dentro de la celda estaba oscuro y Erlendur no veia al preso. Solo oia su voz, ronca y aspera. El guarda lo habia dejado solo, en la puerta.

– ?Como se encuentra el maricon? -fue lo primero que pregunto el preso.

No estaba al lado de la puerta, sino al fondo de la celda. Tal vez estaba echado en el camastro o quiza sentado en el suelo y apoyado en la pared. Erlendur tenia la sensacion de que la voz le llegaba desde lo mas profundo de la oscuridad. Ellidi se habia tranquilizado.

– Esto no es una reunion social -dijo Erlendur-. ?Querias hablar conmigo?

– ?Quien creeis que ha matado a Holberg?

– No lo sabemos. ?De que quieres hablarme? ?Que pasa con Holberg?

– La chica que violo en Keflavik se llamaba Kolbrun. Hablaba de ello a menudo. Me explico que estuvieron a punto de pillarlo ya que la tia le denuncio. Me conto los detalles. ?Quieres oir lo que dijo?

– No -contesto Erlendur-. ?Cual era tu relacion con el?

– Nos veiamos de vez en cuando. Le vendia alcohol y le compraba porno cuando era marinero y tenia que embarcarme para navegar por el extranjero. Nos conocimos cuando los dos trabajabamos para la Compania Portuaria. Eso fue antes de que el empezara a conducir los camiones. Nos enviaban a los pueblos. Un premio perdido no se recupera, eso fue lo primero que me enseno. Sabia hablar. Un tio imponente. Sabia ganarse a las tias con su labia. Era divertido.

– ?Ibais a los pueblos?

– Si. Por eso estabamos en Keflavik. Estabamos pintando el faro de Reykjanes. Aquello esta apestado de fantasmas. ?Has ido alguna vez alli? Gemidos y chirridos toda la noche. Es peor que este agujero de mierda. Holberg no tenia miedo a los fantasmas. No tenia miedo a nada.

– ?Y le falto tiempo para contarte lo de la violacion de Kolbrun, cuando acababa de conocerte?

– Me guino un ojo cuando salio de la fiesta detras de ella. Yo sabia lo que queria decir. El podia ser un caballero. Le divertia mucho haber salido ileso de ese aprieto. Se reia con ganas de un policia que habia atendido a la chica y dejo sin efecto la denuncia.

– ?Se conocian Holberg y el policia?

– No lo se.

– ?Menciono alguna vez a la hija que tuvo Kolbrun despues de la violacion?

– ?La hija? No. ?Hubo una hija?

– ?Sabes de otra violacion? -dijo Erlendur sin contestar la pregunta-. Hablaste de otra mujer a la que violo. ?Quien era esa mujer?

– No lo se.

– Entonces, ?por que me has hecho llamar?

– No se quien era, pero se cuando ocurrio y donde vivia. Mas o menos. Lo bastante para que la podais encontrar.

– ?Sabes donde? ?Y cuando?

– Eso es. Pero ?que me daras a cambio?

– ?A cambio?

– Exactamente. ?Que puedes hacer por mi?

– No puedo hacer nada por ti, ni tampoco tengo ganas de hacerlo.

– Si, algo podras hacer. Y yo te dire lo que se.

Erlendur medito unos instantes.

– No puedo prometer nada -repuso.

– No aguanto este aislamiento.

– ?Por eso me hiciste llamar?

– No sabes como se siente uno al estar aislado. Me estoy volviendo loco aqui dentro. Nunca encienden la luz. No se que dia es. Te encierran como a un animal enjaulado. Te tratan como a un animal.

– ?Y tu eres el Conde de Montecristo! -dijo Erlendur con sorna-. Eres un sadico, Ellidi. De la peor clase. Un idiota al que le gusta la violencia. Un racista y homofobo. El peor idiota que he conocido. A mi no me importa que te dejen aqui toda la vida. Voy a subir y recomendarlo.

– Te dire donde vivia si me sacas de aqui.

– Yo no te puedo sacar de aqui, estupido. No tengo poder para eso y no moveria un dedo aunque lo tuviera. Si quieres reducir el aislamiento no deberias atacar a la gente.

– Puedes llegar a un acuerdo. Puedes decir que vosotros me provocasteis. Puedes decir que empezo el maricon. Que yo estaba colaborando, pero que el no dejaba de hacer comentarios. Que luego te ayude con la investigacion. Te escucharan. Se quien eres, te escucharan.

– ?Hablo Holberg de alguna otra mujer, aparte de aquellas dos?

– ?Vas a hacerme ese favor?

Erlendur lo penso un momento.

– Mirare lo que puedo hacer. ?Hablo de otras?

– No, nunca. Yo solo sabia de esas dos.

– ?Estas mintiendo?

– No, no miento. La otra nunca le denuncio. Fue a principios de 1960. El nunca volvio a aquel pueblo.

– ?Que pueblo?

– ?Me lo prometes?

Вы читаете Las Marismas
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×