– Le dieron el numero de tu movil. Llamo a la oficina. Le dijeron que estabas ocupado, pero no quiso rendirse.

En ese preciso momento se disparo el motor de la taladradora neumatica. Desde la vivienda llegaba un ruido insoportable y una gran nube de polvo espeso salio por la puerta. La policia habia tapado con cortinas todas las ventanas, asi que no podia verse lo que ocurria dentro. Todos, menos el hombre que manejaba la taladradora, habian salido fuera y estaban esperando a ver que pasaba. Miraron sus relojes y hablaron entre ellos. Sabian que no podrian seguir con este ruido mucho rato. Se estaba haciendo tarde. Tendrian que parar de un momento a otro y continuar por la manana o encontrar otra solucion.

Erlendur se metio en el coche con el telefono y cerro la puerta para oir mejor. Enseguida reconocio la voz.

– El esta aqui -dijo Elin en cuanto oyo la voz de Erlendur.

Estaba muy nerviosa.

– Relajate, Elin -sugirio Erlendur-. ?De quien me hablas?

– Esta aqui, delante de mi casa, de pie bajo la lluvia, y mirando fijamente mis ventanas.

Su voz se convirtio en un susurro.

– ?Quien, Elin? ?Estas en tu casa? ?En Keflavik?

– No se cuando vino, no se cuanto tiempo lleva ahi. Lo he descubierto hace un momento. No querian ponerme en contacto contigo.

– No acabo de entenderte. ?De quien hablas, Elin?

– Pues del hombre. Estoy segura de que es el, el muy animal.

– ?Quien?

– ?El mal nacido que ataco a Kolbrun!

– ?Que ataco a Kolbrun? Pero ?que dices?

– Lo se. Es imposible, pero esta aqui de todas formas.

– ?No estaras algo confusa?

– No digas que estoy confusa. Por favor. Se perfectamente lo que digo.

– ?Y a que hombre te refieres?

– ?Que a que hombre? ?Que quieres decir?

– ?Que a quien te refieres? ?Que hombre ataco a Kolbrun?

– ?Pues Holberg! -En vez de elevar la voz, Elin hablaba en un murmullo-. ?Esta aqui, delante de mi casa!

Erlendur se quedo callado.

– ?Estas ahi? -susurro Elin-. ?Que vas a hacer?

– Elin -dijo Erlendur marcando bien sus palabras-. Es imposible que sea Holberg. Holberg esta muerto. Tiene que ser otra persona.

– No me hables como si fuera una nina. Ese animal esta aqui fuera mirando hacia mis ventanas.

Capitulo 28

Se interrumpio la conexion y Erlendur puso el coche en marcha. Sigurdur Oli y Elinborg vieron como daba marcha atras y luego desaparecia calle abajo. Se miraron el uno al otro y se encogieron de hombros. Hacia mucho que Erlendur habia dejado de sorprenderles.

Aun no habia salido de la calle cuando ya estaba en contacto con la policia de Keflavik. Les pidio que fueran a casa de Elin para arrestar al hombre que habia alli delante, vestido con chaqueta azul, pantalones tejanos y zapatillas deportivas blancas, segun la descripcion dada por la mujer. Al oficial de guardia le advirtio que no utilizaran ni sirenas ni luces intermitentes, sino que se acercaran tan silenciosamente como fuera posible para no ahuyentar al hombre.

– Menudas tonterias dice esta mujer -murmuro Erlendur para si, y apago el movil.

Atraveso Reikiavik tan deprisa como pudo, paso por Hafnarfjordur y tomo la autovia de Keflavik. Habia mucho trafico y la visibilidad era mala, pero se arriesgo a derrapar entre los coches e incluso paso por encima de una rotonda para adelantar. Hizo caso omiso de los semaforos y llego a Keflavik en media hora. Le salvo el pirulo de luz azul, que hacia poco les habian dado a los investigadores de la policia, para que los pusieran en el techo de sus vehiculos en caso de necesidad. Cuando se lo dieron, Erlendur no pudo contener la risa. Habia visto esas luces en una serie televisiva americana y consideraba que era una tonteria utilizar semejante artilugio en Reikiavik.

Delante de la casa de Elin habia dos coches de la policia cuando Erlendur llego. Elin le esperaba dentro con tres agentes. Dijo que el hombre habia desaparecido en la oscuridad momentos antes de que llegaran. Habia senalado a los agentes el lugar exacto donde el hombre habia estado apostado y la direccion en que habia desaparecido, pero no pudieron encontrarle. Los agentes estaban confusos, ya que Elin se negaba a decirles quien era ese hombre y por que era peligroso; por lo visto, lo unico que habia hecho era estar de pie bajo la lluvia mirando la casa. Cuando llego Erlendur le asediaron a preguntas; este les conto que el hombre estaba vinculado con un asesinato ocurrido en Reikiavik. Les pidio que le avisaran si encontraban a alguien que se ajustara a la descripcion de Elin.

Elin estaba bastante alterada y Erlendur penso que lo mejor seria librarla de los agentes cuanto antes. No le costo mucho trabajo conseguir que se marcharan. Murmuraban que tenian cosas mas importantes que hacer, en lugar de satisfacer los antojos de una vieja. Aunque tuvieron la deferencia de procurar que Elin no les oyera.

– Te juro que era el quien estaba aqui fuera -dijo Elin cuando se quedo a solas con Erlendur-. No se como puede ser, pero estoy segura de que era el.

Erlendur la miro fijamente, la escuchaba con atencion y sabia que lo decia muy en serio. Sin embargo, era consciente de que ella habia estado sometida a mucha tension ultimamente.

– Es imposible, Elin. Holberg esta muerto. Vi su cadaver en el tanatorio. -Despues de pensarlo un instante anadio-: Vi su corazon.

Elin le miro.

– ?Seria de color negro? -pregunto, y Erlendur recordo que el forense habia comentado que no podia saber si se trataba del corazon de un hombre bueno o malo.

– El forense dijo que habria podido llegar a los cien anos -explico Erlendur.

– Creeras que soy una tonta -repuso Elin-. Creeras que me lo estoy imaginando todo. Que estoy tratando de llamar la atencion para…

– Holberg esta muerto -la interrumpio Erlendur-. ? Que quieres que crea?

– Entonces era alguien que podria ser su hermano gemelo.

– Describemelo mejor.

Elin se levanto, se fue hacia la ventana y senalo fuera.

– Estaba ahi, al lado del caminito entre las casas que lleva a la calle. Se quedo ahi inmovil, mirando mis ventanas. No se si me vio. Intente ocultarme de su vista. Estaba leyendo y cuando empezo a oscurecer me levante para encender las luces. Eche un vistazo por la ventana y fue entonces cuando le vi. Llevaba la cabeza descubierta y no parecia importarle que la lluvia le fuese empapando. De alguna manera, tenia aspecto de estar ausente, ?entiendes lo que quiero decir?

Elin se quedo pensativa un momento.

– Tenia el pelo negro y rondaria los cuarenta anos. Estatura media.

– Elin -dijo Erlendur-. Fuera esta oscuro. Llueve. Apenas se ve a traves del cristal de la ventana empanado. El caminito esta sin iluminar. Usas gafas. ?Me estas diciendo que…?

– Empezaba a oscurecer y no corri enseguida a telefonearte. Primero le observe bien, tanto desde esta ventana como desde la de la cocina. Tarde un rato en darme cuenta de que era Holberg, o alguien igual que el. Es verdad que el camino no esta iluminado, pero a esta hora hay bastante trafico y cada vez que pasaba un coche los faros iluminaban al hombre, de manera que vi su cara con mucha claridad.

– ?Como puedes estar tan segura?

– Era igual que Holberg cuando era mas joven -dijo Elin-. No como ese viejo de la fotografia de los periodicos.

– ?Viste a Holberg de joven?

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