haber desaparecido de su voz, sus palabras eran susurros-. Sin embargo, habia cambiado mucho -anadio.

– La fotografia que se publico es de nuestros archivos -dijo Elinborg-. Era de un carnet de conducir que habia renovado recientemente. Era camionero. Conducia por todo el pais.

– En su tiempo me conto que era abogado en Reikiavik.

– Seguramente trabajaria para la empresa portuaria por aquel entonces -dijo Erlendur.

– Yo tenia poco mas de veinte anos. Albert y yo teniamos dos hijos cuando paso. Nos casamos muy jovenes. Albert estaba de viaje, lo cual no era frecuente. Por aquel entonces tenia una tienda y ademas era representante de una compania de seguros.

– ?Sabe el lo que paso? -pregunto Erlendur.

Katrin vacilo un instante.

– No, nunca se lo conte, y os agradeceria que intentarais mantener esto entre nosotros.

Se quedaron en silencio.

– ?No le contaste a nadie lo que te habia pasado? -inquirio Erlendur.

– No se lo conte a nadie.

Se quedo callada. Erlendur y Elinborg esperaban.

– Aun me siento culpable. Dios mio -suspiro-. Se que no tendria que sentirme asi, que no fue culpa mia. Han pasado cuarenta anos y aun me siento culpable, sabiendo que no deberia. Cuarenta anos. No se hasta que punto os interesan los detalles. No se que es lo que puede ser importante para vosotros. Como he dicho antes, Albert estaba de viaje. Yo sali a divertirme con unas amigas y conoci a esos hombres.

– ?Esos hombres? -interrumpio Erlendur.

– Si, a Holberg y a otro que iba con el. Nunca supe como se llamaba ese otro. Me enseno una pequena camara de fotos que tenia. Estuve hablando con el sobre fotografia. Nos acompanaron a casa de una amiga y ahi siguio la fiesta. Eramos cuatro amigas las que salimos juntas y dos de nosotras estabamos casadas. Pasado un rato, dije que queria irme a casa y el se ofrecio a acompanarme.

– ?Holberg? -dijo Elinborg.

– Si. Holberg. Decline su oferta, me despedi de mis amigas y me fui sola a casa. Estaba cerca. Viviamos en una pequena casa unifamiliar en una calle nueva de Husavik. Cuando abri la puerta aparecio de repente detras de mi. Dijo algo que no oi, me empujo dentro y cerro la puerta. No entendia lo que estaba pasando. No sabia si tenia que sentir miedo o sorpresa. Habia tomado algunas copas y eso contribuia a que me encontrara aturdida. No conocia de nada a ese hombre, nunca lo habia visto antes.

– Entonces, ?por que te culpas? -pregunto Elinborg.

– Estaba muy alegre en la fiesta -dijo Katrin despues de un rato-. Le invite a bailar. No se por que lo hice. Habia tomado algunas copas y nunca me habia sentado bien el alcohol. Mis amigas y yo lo habiamos pasado muy bien aquella noche y estabamos contentas. Irresponsable. Bebida.

– Pero no tienes que culparte… -empezo Elinborg.

– Nada de lo que digas me va a ayudar -dijo Katrin, y miro tristemente a Elinborg-, asi que no hace falta que me digas lo que debo o no debo hacer. No sirve de nada. -Katrin continuo su relato-: Iba detras de nosotras todo el rato. Era un hombre bastante agradable. Era divertido y sabia como hacernos reir. Lo pasaba bien con nosotras. Mas tarde recorde que me habia preguntado por Albert y se habia enterado de que estaba sola en casa. Pero lo hizo de manera que no sospeche que albergara malas intenciones.

– Es practicamente la misma historia que la de la mujer de Keflavik -dijo Erlendur-. Solo que en aquella ocasion la mujer dejo que la acompanara a casa. Luego el le pidio que le dejara telefonear, la ataco en la cocina y se la llevo al dormitorio, donde la violo.

– Aquel hombre se transformo. De repente se convirtio en un ser asqueroso. ?Como hablaba! Me arranco el abrigo que llevaba y me empujo mientras me llamaba cosas horribles. Estaba muy excitado. Intente hablarle, pero resulto absolutamente imposible. Cuando empece a gritar, se abalanzo sobre mi y me hizo callar. Luego me arrastro hasta el dormitorio…

Se armo de valor y les conto todo lo que le hizo Holberg. Lo explico de forma sistematica y sin omitir nada. No habia olvidado ningun fragmento de lo que paso aquella noche. Se acordaba de todos los detalles. En su relato no habia nada de sentimentalismo. Era como si leyera unas frias declaraciones en un papel. Nunca antes habia descrito esos hechos con tanta exactitud. Se mostro tan distante que Erlendur tuvo la sensacion de que estaba describiendo algo que le habia pasado a otra mujer, en otro lugar, en otra epoca, en otra vida.

En un momento de la descripcion, Erlendur hizo una mueca y Elinborg maldijo en voz baja.

Katrin termino su relato.

– ?Por que no denunciaste a ese animal? -pregunto Elinborg.

– Era un monstruo. Me amenazo con matarme si lo denunciaba y la policia lo arrestaba. Y aun peor, me dijo que si lo denunciaba diria que yo lo habia invitado a mi casa para que se acostara conmigo. Utilizaba otras palabras, pero yo sabia lo que queria decir. Tenia mucha fuerza, pero no me dejo ninguna senal en el cuerpo. Tuvo sumo cuidado en no dejar marcas. Me di cuenta de eso mas tarde. Me dio algunas bofetadas en la cara, pero nunca demasiado fuertes.

– ?Cuando ocurrio eso? -pregunto Erlendur.

– En 1961. En otono.

– ?No hubo ninguna repercusion? ?Nunca volviste a ver a Holberg o…?

– No. Nunca volvi a verlo. Hasta que descubri su foto en los periodicos.

– ?Te mudaste de Husavik?

– Realmente era lo que siempre habiamos pensado hacer. Albert siempre tuvo esa idea. A mi ya no me disgustaba tanto la idea, despues de lo que paso. En Husavik hay buena gente, y me gustaba vivir alli, pero nunca he vuelto a ir.

– Tenias dos hijos antes de eso. Dos chicos, segun parece -dijo Erlendur, y senalo las fotos de las primeras comuniones-. Luego nacio el tercer hijo… ?cuando?

– Dos anos mas tarde -contesto Katrin.

Erlendur la miro fijamente y vio que habia mentido por primera vez durante toda la conversacion.

Capitulo 33

– ?Por que lo dejaste pasar? -pregunto Elinborg cuando salieron a la calle.

Le costo disimular su sorpresa cuando vio que, de repente, Erlendur le daba las gracias a Katrin por su colaboracion y se despedia. Le dijo que sabia lo dificil que debia de resultarle hablar sobre ese tema y le prometio que no saldria nada de alli. Elinborg se quedo boquiabierta. La conversacion no habia hecho mas que empezar…

– Habia comenzado a mentir -dijo Erlendur-. Estaba sufriendo demasiado. Volveremos a hablar con ella mas adelante. Tendremos que intervenir su telefono y estacionaremos un coche aqui, cerca de la casa, para observar sus idas y venidas asi como sus visitas. Lo haremos como si estuvieramos siguiendo a un traficante de drogas. Tenemos que saber que hacen sus hijos, conseguir fotos recientes de ellos, si es posible y sin que llame demasiado la atencion. Tenemos que encontrar a gente que haya conocido a Katrin en Husavik y que tal vez se acuerde de aquella noche, aunque eso seria mucho pedir. He pedido a Sigurdur Oli que averigue cuando trabajo Holberg para la Compania Portuaria en Husavik. Quiza lo sepa ya. Tu consigue el certificado de matrimonio de Albert y Katrin y comprueba cuando se casaron.

Erlendur ya estaba dentro de su coche.

– … y, Elinborg, ?podras acompanarme la proxima vez que hablemos con Katrin?

– ?Es posible que le hayan hecho las cosas que describio? -dijo Elinborg sin poder dejar de pensar en la historia de Katrin.

– Supongo que tratandose de Holberg, si -contesto Erlendur.

Se fue a Las Marismas. Sigurdur Oli todavia estaba alli. Se habia puesto en contacto con la compania telefonica para averiguar las llamadas que recibio Holberg el mismo fin de semana que le mataron. Dos de esas llamadas procedian de su lugar de trabajo y otras tres eran de una cabina del centro de la ciudad: dos de una

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