Erlendur medito sobre el asunto.

– Tendrias que hablar con los del Centro de Secuenciacion Genetica. Ellos tienen las respuestas a las cuestiones geneticas.

– ?Que? -exclamo Erlendur.

– Que hables con el Centro de Secuenciacion Genetica. Esa es nuestra moderna Ciudad de Tarros. Tienen todas las respuestas. ?Que pasa? ?Por que te sobresaltas? ?Conoces a alguien alli?

– No, pero pronto conocere a una persona -dijo Erlendur.

– ?Quieres ver a Audur? -pregunto el medico.

Al principio Erlendur no entendio lo que queria decir el medico.

– ?Quieres decir…?

– Tengo un pequeno laboratorio aqui abajo. Te invito a verlo.

Erlendur vacilo.

– De acuerdo -dijo despues de un rato.

Se levantaron y Erlendur siguio al medico por una estrecha escalera. El medico encendio una luz y aparecio un pequeno laboratorio blanco, plagado de microscopios, ordenadores, frascos para experimentos y equipos diversos que Erlendur no sabia para que servian.

Se acordo de un comentario sobre un coleccionista que habia leido en un libro. Los coleccionistas se crean un mundo. Se crean un pequeno mundo, eligen ciertos simbolos del mundo real y los convierten en habitantes de su mundo particular. Holberg tambien era coleccionista. Su coleccion era pornografica. Con la pornografia construyo su mundo particular, igual que hizo el medico con los organos.

– Aqui esta -dijo el medico.

Se dirigio a un antiguo armario de madera, lo unico en la habitacion que no concordaba con el entorno pasteurizado. Abrio el armario y saco un frasco cerrado. Lo deposito con cuidado sobre una mesa y bajo la luz fluorescente Erlendur pudo ver un pequeno cerebro infantil flotando en una solucion turbia de formalina.

Cuando se marcho de la casa del medico, llevaba una pequena cartera negra que contenia los restos mortales de Audur. Pensaba en la Ciudad de Tarros mientras conducia por las desiertas calles hacia su casa. Llego a la conclusion de que no le gustaria que alguna parte de su propio cuerpo fuera a parar algun dia a un frasco de un laboratorio. Seguia lloviendo cuando aparco delante de su edificio. Apago el motor, encendio un cigarrillo y se quedo contemplando la oscuridad de la noche.

Miro la cartera negra en el asiento, a su lado.

Iba a devolver a Audur al lugar que le correspondia.

Capitulo 37

Los agentes de policia que vigilaban la casa de Katrin observaron que a medianoche Albert salia de la vivienda, cerraba la puerta de golpe, se metia en su coche y desaparecia. Aparentaba tener mucha prisa y parecia que llevaba la misma maleta de antes, cuando llego de su viaje esa misma tarde. Este fue el unico movimiento que hubo esa noche y Katrin no aparecia por ninguna parte.

Los agentes dieron instrucciones a un coche camuflado que estaba estacionado en la vecindad y siguieron al vehiculo de Albert hasta el Hotel Esja, donde reservo una habitacion.

Erlendur se presento delante de la casa de Katrin a las ocho de la manana siguiente. Elinborg iba con el. Seguia lloviendo. Hacia varios dias que no se veia el sol. Llamaron tres veces al timbre antes de oir pasos al otro lado. Katrin abrio la puerta. Elinborg observo que llevaba la misma ropa que el dia anterior y era evidente que habia llorado. Tenia un aspecto abatido y los ojos, rojos e hinchados.

– Perdonadme -dijo Katrin algo confusa-, debo de haberme quedado dormida en el sillon. ?Que hora es?

– ?Podemos entrar? -pregunto Erlendur.

– Nunca le habia contado a Albert lo que paso -dijo Katrin, y se metio dentro de la casa sin invitarlos a entrar.

Erlendur y Elinborg se cruzaron una mirada y entraron detras de ella.

– Me dejo anoche -anadio la mujer-. ?Que hora debe de ser? Creo que he dormido en el sillon. Albert se enfado tanto… nunca lo habia visto tan enfadado.

– ?Puedes llamar a alguien de tu familia? -pregunto Elinborg-. ?Alguien que pueda venir a hacerte compania? ?Tus hijos?

– No, seguramente Albert volvera y todo se arreglara. No quiero molestar a los chicos. Todo se arreglara. Albert volvera.

– ?Por que se enfado tanto? -pregunto Erlendur.

Katrin se habia sentado en el sofa. Erlendur y Elinborg se sentaron frente a ella tal como lo habian hecho la vez anterior.

– Estaba furioso. Normalmente es un hombre tranquilo. Albert es un buen hombre y siempre me ha tratado muy bien. Nuestro matrimonio ha funcionado muy bien. Siempre hemos sido felices.

– Quiza prefieres que volvamos mas tarde -dijo Elinborg.

Erlendur le dirigio una mirada cortante.

– No -repuso Katrin-, no pasa nada, todo se arreglara. Albert volvera. Solo necesita recuperarse. ?Dios mio, que dificil es esto! Me dijo que tendria que haberselo dicho al principio. No podia entender como pude guardarmelo en secreto durante todo este tiempo. Me grito.

Katrin les miro.

– Nunca me habia gritado hasta ahora.

– Voy a llamar a un medico -dijo Elinborg, y se levanto.

Erlendur no podia creerlo.

– No, no hace falta. Estoy bien -rechazo Katrin-. Solo estoy un poco confusa despues de dormir aqui. Todo va bien. Sientate, por favor; no pasa nada.

– ?Que le dijiste a Albert? ?Le explicaste lo de la violacion? -pregunto Erlendur.

– He tenido ganas de explicarselo todos estos anos, pero nunca he sido capaz. Nunca se lo he contado a nadie. He intentado olvidarlo, como si no hubiera pasado. Ha sido dificil, aunque de alguna manera he podido aguantar. Entonces apareceis vosotros y tengo que contarlo todo. En cierto modo ha sido un alivio. Ha sido como liberarme de una pesada carga. He podido sacarmelo todo de encima y eso es lo mejor que se puede hacer. Incluso despues de tanto tiempo.

Katrin se callo.

– ?Se enfado porque no le habias dicho lo de la violacion? -pregunto Erlendur de nuevo.

– Si.

– ?No entendia tu punto de vista? -inquirio Elinborg.

– Dijo que tenia que haberselo contado cuando ocurrio. Y lo comprendo, por supuesto. Dijo que siempre habia sido sincero conmigo y que no se merecia esto.

– Pero no lo veo del todo claro -tercio Erlendur-. Tengo la sensacion de que Albert es una persona fuerte. Creia que su reaccion seria intentar ayudarte y apoyarte. No marcharse corriendo.

– Lo se -dijo Katrin-. Quiza no supe explicarselo correctamente.

– ?Explicarselo correctamente? -exclamo Elinborg sin intentar ocultar su indignacion-. ?Como se puede explicar una cosa asi correctamente?

Katrin sacudio la cabeza.

– No lo se. Os lo juro, no lo se.

– ?Le dijiste toda la verdad? -pregunto Erlendur.

– Le dije lo mismo que os conte a vosotros.

– ?Y nada mas?

– No -respondio Katrin.

– ?Solo lo de la violacion?

– ?Solo! -repitio Katrin-. ?Solo! Como si no bastara con eso. Como si no le bastara con oir que me violaron y

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