– ?Gracias, estaba muy rica, mama! -grito su madre tras el.
Johnny volvio a abrir la puerta de su cuarto y se sento en el borde de la cama. Saco del cajon de la mesilla el recorte del pequeno anuncio del periodico.
Erik y Ellinor Mork, de Kirkeby, envian un carinoso saludo a su madre, Gunilla Mork, con motivo de los setenta anos que cumple en el dia de hoy. Nos hace mucha ilusion celebrar este dia contigo. Te agradecemos todos los buenos anos que hemos pasado juntos, y te deseamos lo mejor para los venideros.
Miro la portada del periodico para ver la fecha. Luego volvio a leer una vez mas el pequeno anuncio. Mas tarde, cuando echo un vistazo dentro del cuarto de estar, vio a su madre sentada frente al televisor con una lata de cerveza en la mano, y mas tarde aquella misma noche, cuando ella ya estaba de vuelta en el sofa, el salio sigilosamente de la casa. Fue hasta la Suzuki y cogio la caja de raticida escondida debajo del asiento.
El jefe de la seccion, Holthemann, llevaba muchos anos en la policia, y era un hombre agudo y analitico. Era el responsable de los presupuestos, obligado, por lo tanto, a defender y explicar en que se gastaban los modestos recursos del cuerpo de policia.
– Ese tipo que ha ultrajado a la familia Sundelin -dijo-, ?es realmente un hombre peligroso? ?Volvera a aparecer en escena? ?Vamos a darle prioridad?
– Obviamente esta herido -dijo Sejer-, de una u otra manera. Vaticina un infierno. Supongo que le gusta jugar con fuego. Puede resultar muy peligroso si se acerca a algun explosivo.
– ?Por que hablas de explosivos? -pregunto Holthemann.
– Karsten Sundelin -explico Sejer-. Esta a punto de estallar.
Holthemann se quito las gafas y las dejo sobre la mesa. Era un hombre severo y muy poco dado a sentimentalismos, y carecia de esas cualidades humanas por las que Sejer era tan conocido. Como administrador era insuperable, pero en el contacto con otras personas, tanto malhechores como victimas, le faltaba habilidad.
– ?Por donde tienes pensado empezar? -pregunto-. Tendremos que atrapar a ese bromista, y pronto.
De repente se acordo de una historia de su infancia. Unos sucesos que tuvieron lugar en el norte cuando el tenia unos ocho anos y que conto a Sejer.
– Un hombre andaba por los jardines de la gente por las noches -explico-, con unas enormes tijeras. Y cortaba en pedazos la ropa interior de mujer colgada en las cuerdas. En realidad, era un delito mas bien modesto, pero te puedes imaginar el terror que sembro por ahi con esas tijeras. Las mujeres de la vecindad estaban completamente histericas.
– ?Lo cogieron? -pregunto Sejer.
– Si, lo cogieron. No era mas que un bobalicon inofensivo. No fue capaz de dar ninguna explicacion, ni de si mismo ni de sus motivos. En el caso de Bjerketun, ?crees que se trata de un bobalicon?
– No -opino Sejer-. Me temo que este es mas listo. Al menos eso creo. Digo lo que habria dicho mi abuela danesa, tras unas botellas de Tuborg y una copita de aguardiente: «Lo mas probable es que sea un pequeno diablo elegante».
Rebusco entre sus papeles y saco una hoja escrita con muchas letras.
Era la descripcion sumamente detallada de Lily Sundelin de aquel nefasto dia.
Agito la hoja.
– Habia desaparecido el chupete -dijo-. Divertido, ?verdad? Fijate que trofeo.
– Ensename otra vez esa postal -pidio Holthemann.
Sejer busco al gloton en el cajon del escritorio, y Holthemann estudio la foto y la breve amenaza.
– Joder, esto esta todo planeado -dijo-. Y tambien es tener mucha cara presentarse de esa forma ante tu puerta. Segun tengo entendido, lo viste a traves de la ventana. ?Te dio tiempo a ver algo?
– Que era joven y rapido -contesto Sejer-. Creo que vive en Bjerkas y que habia comprado la postal en el supermercado Spar, junto al lago Skarve. Es una posibilidad.
– No dejes que esta postal llegue a manos de la prensa -ordeno Holthemann-. Tanto placer no le vamos a proporcionar al tio. Entonces se convertiria en algo asi como «El carnivoro de Bjerkas» o algo peor, y entonces su regocijo seria aun mayor. A ese cabron no le vamos a dar nada gratis. ?Has investigado a fondo a los Sundelin? ?Han podido herir de muerte a alguien?
– No -respondio Sejer con decision-. No tengo ninguna razon para pensar eso.
Holthemann le dio las gracias y abandono el despacho. La puerta se cerro tras el con un estallido, su baston iba dando monotonos golpes por el pasillo. Sejer se acomodo en la silla a leer el informe de Lily Sundelin. Ella habia descrito en detalle toda la jornada, y el tomaba alguna que otra nota mientras leia. Se fijo por ejemplo en que el marido, Karsten, habia oido un ruido que podria haber sido una moto. Y que el ruido venia del claro del bosque detras de la casa. Por alli pasaba un camino forestal que iba hasta la urbanizacion Askeland. Decidio tomarse su tiempo y seguir el camino en cuestion.
El carnivoro de Bjerkas, penso.
Te habria gustado ese apodo.
Condujo directamente hasta Askeland.
Pero no resulto facil encontrar el camino forestal que conducia a Bjerketun. Despues de buscar y rebuscar durante mucho rato, salio del coche al llegar a un pequeno campo de deportes donde un grupo de chicos estaba jugando al futbol.
– Policia -dijo-. Estoy investigando esa historia del bebe de Bjerketun. Habeis oido hablar de ello, ?verdad?
Los chicos acudieron corriendo. Un par de ellos eran de piel oscura como Matteus, los demas eran rubios, y todos andaban por los ocho anos. Lo llevaron detras de una especie de barracon que funcionaba como sede del club de futbol. Desde alli le mostraron un estrecho sendero bosque adentro.
– Al cabo de cinco minutos llegara al camino forestal -le explicaron-. Para ir a Bjerketun tiene que mantenerse a la izquierda. Se tarda media hora andando.
– ?Por ese camino puede ir una moto pequena? -pregunto Sejer.
– Si -contestaron-. Pero es mejor ir en moto de cross. La gente viene incluso desde Kirkeby. Pero en realidad esta prohibido.
– ?Por el ruido? -pregunto el.
– Si, esas motos hacen mucho ruido. Y destrozan el camino.
Sejer les dio las gracias y echo a andar. Habia sobre todo arboles de hoja caduca, pero junto al camino forestal predominaban los recios abetos. Hasta donde podia ver se erguian en fila recta bosque adentro. Todo estaba seco y hermoso, y olia a agujas. Tras andar un rato avisto una cabana arriba en un arbol, parecia endeble, seguro que ya nadie la usaba. Pero tiempo atras debia de haber sido un lugar secreto de encuentro de alguien. Desperto en el viejos recuerdos de infancia. El tipo pudo venir por este camino, penso, para dirigirse a Bjerketun, a casa de Karsten y Lily. Se moveria sigilosamente por aqui con su malvado plan. Tendria el pulso acelerado y estaria ardiendo por la emocion. Escucharia y miraria por todas partes, muy orgulloso de si mismo y de su lugar en el mundo, como hacen a menudo los delincuentes. Pensando que son unicos. Que las reglas que rigen para todos no rigen para ellos. Que los mas listos son los que hacen lo que les da la gana y sin embargo siempre sobreviven.
Tras media hora de caminata avisto unos tejados rojos entre los troncos de los arboles. Reflexiono unos instantes, y giro hacia la izquierda. Al cabo de muy poco tiempo se encontro con la casa de los Sundelin. Vio el jardin y el gran arce con su enorme copa, donde habia estado el cochecito del bebe. Se imagino el placer que supondria para ese tipo descubrir aquel cochecito. Tal vez hubiera visto algun movimiento debajo de la manta, o los pequenos pies del bebe pataleando al aire.
Sejer permanecio varios minutos observando la casa.