El CR-V de los Sundelin estaba aparcado en el patio.

A causa del calor, todo estaba somnoliento y tranquilo.

Como si esa pequena familia herida se hubiese acurrucado en un rincon dentro de la casa.

Permanecio otro rato observando fijamente la casa, sintiendose como un miron. Por esa razon dejo de hacerlo y regreso a traves del bosque. Iba mirandolo todo mientras andaba, examinando minuciosamente el camino, pero no encontro mas que pinas de los arboles. Al llegar a la sede del club deportivo se detuvo. Los chicos seguian jugando al futbol y de repente le apetecio acompanarlos. No le costo mucho esfuerzo, pues estaba en buena forma, media casi dos metros y tenia las piernas muy largas. Marco un gol casi enseguida, para gran entusiasmo de los chicos, que lo rodearon como abejas zumbando. Luego se sentaron en la hierba a charlar, los chicos formaban un semicirculo de devotos delante de el.

– Y todos esos que andan sueltos -dijo uno de ellos-. Esos canallas que no consigue coger. ?No le irritan?

Pues si, Sejer tuvo que admitir que lo irritaban a menudo. Pero que a ese que habia visitado el jardin de los Sundelin si lo atraparian.

– ?Tiene alguna pista? -quisieron saber los chicos.

– No muchas -tuvo que admitir-. Por ahora no. Pero antes o despues acaban cometiendo algun fallo, sobre todo cuando llevan actuando algun tiempo, porque al final se vuelven descuidados.

– Pero lo del bebe no fue mas que una tonteria, ?no? -pregunto el pequeno de piel morena-. ?Tendra que ir a la carcel por ello?

– No es ninguna tonteria -explico Sejer-. Voy a deciros una cosa.

Los miro con semblante serio, uno por uno.

– Lo considero un grave ataque. A los padres les han robado la seguridad, y eso es muy grave. Porque sin seguridad la vida resulta muy dificil.

Los chicos meditaron muy serios sobre lo que Sejer acababa de decir. Cuando se disponia a marcharse, lo siguieron hasta el coche, apinandose en torno a el y levantando las manos para despedirlo.

– Portaos bien, chicos -les aconsejo, y arranco.

* * *

Una noche, un par de semanas despues del ataque a Margrete, Karsten Sundelin se desperto una madrugada a las tres y media. Permanecio un buen rato escuchando. Una cortinilla azul de resorte impedia la entrada de la luz, pero enseguida se dio cuenta de que Lily no estaba. Encendio la lampara de la mesilla de noche y descubrio que tambien la cama de Margrete estaba vacia. Se incorporo y se froto los ojos. Sabia que en los ultimos tiempos Lily tenia problemas para dormir. Cuando el pensaba en todo lo que habia sucedido, en todo lo que habian perdido, apretaba los punos. Algo habia entrado en casa, algo extrano y desconocido. A veces lo sentia como una tension en la convivencia entre ellos, como si un tercero estuviera escuchando y entrometiendose, pero sin palabras, solo como una sombra, algo indefinido. Salio de la cama y entro sigilosamente en el salon. Alli las encontro, en el sofa. Lily estaba sentada con Margrete en brazos. Penso que estaba dormida, pero Lily se percato de la presencia de su marido y abrio los ojos. Karsten se dejo caer en un sillon. Lily no habia encendido ninguna lampara, solo habia una exigua luz gris en la habitacion. La nina estaba dormida. Permanecio mucho tiempo mirandolas a las dos en el sofa. Entendio que el temor se habia apoderado de Lily, un temor que no hacia sino crecer y que le estaba quitando el sueno y todo aquello que antes habian considerado como algo evidente y natural. Apreto los brazos del sillon.

– No podemos seguir asi -dijo en voz alta.

Oyo un profundo suspiro que llegaba del sofa. Le parecio ver a Margrete mover una mano, pero por lo demas dormia despreocupada.

– ?Como tenemos que estar, entonces? -pregunto Lily con voz cansada.

Mecio lentamente a Margrete en sus brazos.

– Como estabamos antes -respondio el.

– Tienes que entender que eso no es posible -protesto ella.

El reprimio otra protesta y encendio la lampara de pie que habia al lado del sillon.

Lily se habia puesto un albornoz y se habia tapado las rodillas con una manta. En este momento controlas, penso Karsten. Pero no puedes seguir siempre ahi sentada. Tenemos que dormir. Tenemos que ir a trabajar. Hay que criar a Margrete. No lo dijo en voz alta, pero se levanto y fue a la cocina, diciendo que se iba a hacer una taza de te. ?Queria tambien ella una taza?

– No, no quiero nada.

Sonaba como una vieja amargada. Karsten Sundelin se apoyo en el banco de la cocina. Apreto los punos mientras proferia para sus adentros unas cuantas maldiciones. Luego lleno de agua un cazo.

Volvio al salon mientras esperaba a que hirviera el agua. Le diria a Lily algo tranquilizador, algo que la pusiera de buen humor.

– Antes o despues lo cogeran -dijo-. Y le haran un juicio. Entonces las cosas recuperaran el equilibrio, ?a que si?

La respuesta de Lily fue una mirada herida, que enseguida se convirtio en animosidad, como si ese rincon que habia encontrado en el sofa, con una manta sobre las rodillas y la nina en brazos, fuera un lugar que jamas abandonaria. Habia en todo aquello algo inquietante. Lily habia entrado en un estado donde el no la alcanzaba de la manera en que estaba acostumbrado. No importaba lo que dijera o hiciera, ya no fluia energia entre ellos, ella lo habia excluido.

Oyo que el agua empezaba a hervir en la cocina.

– Lo que quiero decir es que algunos pierden a sus hijos de verdad. ?Has pensado en eso?

Apenas se atrevia a pronunciar esas palabras en voz alta, pero fue incapaz de callarse. Porque Margrete dormia en los brazos de su madre, sana y salva y preciosa. Lily levanto la vista y dejo escapar un extrano sonido, como el bufido de un gato herido. Karsten se levanto porque el agua para el te ya estaba hirviendo. Pero cuando entro en la cocina, aparto la cacerola del fuego y abrio el frigorifico. Luego volvio al salon con una botella de cerveza en la mano. Lily lo miro asombrada.

– ?Vas a beber cerveza a estas horas?

Karsten se llevo la botella a la boca. Se sentia muy deprimido.

– Imaginate que tuvieramos que coger el coche -dijo ella, escandalizada.

El vacio media botella antes de dejarla sobre la mesa con un estallido.

– ?Y por que tendriamos que coger el coche? -pregunto.

– Por si pasa algo -dijo ella meciendo a Margrete.

– ?Y que iba a pasar ahora? -pregunto el, mirando el reloj-. ?A las cuatro de la manana?

Ella se arropo con la manta, como para demostrar su vulnerabilidad.

– Puede pasar cualquier cosa -dijo-. ?Aun no te has dado cuenta?

Karsten vacio la botella de cerveza. Esta aterrada, penso. Y yo estoy furioso. Ella esta ahi enfurrunada como una cria, y yo estoy aqui grunendo como un perro callejero. Esto no puede estar sucediendo de verdad. Tenemos que irnos a dormir. Tenemos que colocar a Margrete en la cama. Tenemos que continuar nuestra vida, hay tantas cosas que hemos dicho que queremos hacer…

– Si sigues sin poder dormir a lo mejor tendrias que tomar algun somnifero -sugirio el.

– ?Somnifero?

Lily puso los ojos en blanco ante esa indecente sugerencia.

– Entonces no podria controlar lo que sucede.

– Pero si yo estoy acostado a tu lado -objeto Karsten-. Me despierto con el menor ruido, os cuido a las dos.

– El vino mientras estabamos comiendo -le recordo Lily-. Y no oimos absolutamente nada.

Karsten se inclino sobre la mesa y la miro insistentemente.

– Si, Lily. Es verdad. Pero no vendra mas. ?Estamos de acuerdo en eso? Ven, vamos a dormir. Entiendo que esto es muy dificil para ti, has tenido una terrible experiencia. Pero tienes que superarlo.

Por fin Lily aparto la manta y se levanto del sofa. Karsten apago la lampara y la siguio hasta el dormitorio. Ella coloco a Margrete entre los dos en la cama, con un gesto que impidio a Karsten protestar. A continuacion encendio la lampara de su mesilla de noche,

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