Llego la noche y se acosto.

Oyo a su madre zascandilear en su cuarto. Entonces se le ocurrio una idea logica. Podia ser que hubiese comido, incluso podia ser que hubiese comido bastante. Pero claro, el raticida era de efecto lento. Lo ponia en la caja, que habia que dar a las ratas varias dosis antes de que estas respiraran por ultima vez. Tal vez la hiena tardara en morir. Se excito con la idea de que la tortura tal vez durara varios dias. Penso en el envenenamiento como en una guerra, que los granos atacaran conforme a un determinado sistema. Primero atacarian el higado y los rinones, luego se desplazarian a los pulmones y al corazon.

Se abrigo bien con el edredon, que se convirtio en una calida cueva de plumon y tela.

Intento hacer algunos planes para el dia siguiente. Debo cometer alguna locura, penso, mientras espero a que el veneno surta efecto. Mientras espero a que la hiena se arrodille.

* * *

El pequeno Theo Bosch llevaba mucho tiempo sentado frente al televisor con una bolsa de Pop Delight en las manos. Los Pop Delight solo contenian un nueve por ciento de grasa y eran por ello aprobados por su madre, Wilma, a la que preocupaban mucho esas cosas. Theo estaba sentado muy concentrado en el sofa. Habia puesto un DVD, y seguia muy atento lo que sucedia en la pantalla. Vio la canoa verde de Lars Monsen surcar las aguas. En el fondo, Lars Monsen parece un salvaje, penso Theo, con tanto pelo y tanta barba. Lars Monsen pescaba truchas. Lars Monsen hacia una hoguera, y Lars Monsen se echaba a dormir bajo el cielo raso. Aunque el lobo aullara en la oscuridad, el no tenia miedo, porque solo era un lobito bueno reuniendo su camada. Lars Monsen era un hombre sin temores. Se abria camino en tierras virgenes con una naturalidad que hacia sonar a Theo. Despues de ver dos episodios completos se levanto de un salto del sofa y fue corriendo a buscar a su madre. Pero no la encontro ni en la cocina ni fuera en el jardin. Su padre, Hannes, entro mientras Theo la estaba buscando.

– Se ha tumbado un rato -le dijo-. Le dolia la cabeza. Ya sabes, cosas de mujeres. Se las arreglan para tener sus cuartitos donde poder estar en paz.

Theo se apresuro hasta el dormitorio de sus padres en la planta de arriba. Alli estaba su madre, tumbada en la cama de matrimonio con la cara vuelta hacia la pared. Hacia mucho calor. Se habia quitado la ropa y se habia tapado solo con una sabana, pero la sabana se habia escurrido, de modo que su gran culo blanco lucia en la habitacion en penumbra.

Theo se quedo mirando con un dedo en la boca.

Hannes se acerco sigilosamente y se coloco en la puerta, mirando el tambien.

– ?Has visto? -dijo-. Ese culo es como dos enormes peras en lata.

Luego se rieron entre dientes como suelen hacer los chicos.

– ?Me dejas ir solo hasta el lago Snelle? -pregunto Theo.

Hannes Bosch arrugo la frente. Volvio a mirar una vez mas el tentador culo de su mujer y luego a su hijo. Theo era un nino obediente. Era educado y docil, pero era tan insistente que solia conseguir lo que queria.

– ?Hasta el lago Snelle? ?Tu solo? ?Quieres decir ahora mismo? -pregunto Hannes.

Theo asintio. Miro a su padre con insistencia. Su cabeza, y tambien su corazon estaban repletos de la vida en la naturaleza salvaje. Oia como cantaban los grandes abetos. Queria ir al bosque a escuchar el canto de los pajaros, queria ir a los lagos para ver saltar los peces en la superficie. Queria ser Theo, el aventurero.

– Me llevare comida -dijo en voz baja-. Puedes ayudarme a hacer la mochila para que todo este en orden.

Hannes Bosch miro el reloj. Aun era temprano. Puso una mano en la cabeza de su hijo. Theo no era mas que un chiquillo, pero tenia la cabeza en su sitio y no era nada cobarde. Hasta el lago Snelle, penso. Sobre esas piernas tan cortas. Le llevaria una hora. Luego estaria unos veinte minutos sentado junto al lago antes de volver a casa, en total serian dos horas y veinte minutos, lo que era mucho tiempo para un nino tan pequeno. Hasta el lago Snelle. Y completamente solo. Hannes se acerco a la ventana a echar un vistazo. Hacia buen tiempo, y faltaba mucho para que se hiciera de noche. Habia algo de trafico en el camino hasta el lago. Los agricultores tenian a menudo cosas que hacer por alli, ir a ver a sus ovejas y vacas, colocar los saleros y examinar las vallas. Habia tambien paseantes y ciclistas, ademas de gente que iba a coger bayas. Pero Theo solo tenia ocho anos. Por otra parte, penso Hannes, estara mas seguro en el bosque que en cualquier otro lugar. Eso era algo que habian acordado hacia mucho.

– Seguro que mama dice que no -susurro a su hijo.

– Entonces mejor no se lo preguntamos -dijo Theo, sabiondo, mirando de reojo a su padre.

Salieron del dormitorio de puntillas.

Hannes puso una mano sobre el hombro de su hijo.

– Si de verdad vas a irte de excursion tendras que planificarla un poco -le dijo-. La planificacion es muy importante. Lars Monsen nunca se va a ningun sitio sin planificarlo primero. Hasta el minimo detalle. Alimentacion. Equipamiento. Ropa. Todo eso.

Theo asintio.

– Tienes que vestir para la ocasion -dijo Hannes-. No cojas las sandalias. Ponte otro tipo de calzado.

– Pantalon corto -dijo Theo-. Porque hace calor. Y zapatillas de deporte. Un jersey en la mochila, por si acaso. Comida y bebida.

Hannes asintio.

– Y tienes que llevar una buena navaja -dijo-. No puedes internarte en el bosque sin navaja. Te dejare la mia de cazador. Pero no se lo digas a mama. ?Sabes? Mujeres y navajas… ellas pierden los nervios por completo.

Theo corria por la casa reuniendo lo que necesitaba para una excursion a la naturaleza salvaje. Estaba sonrojado de emocion. Cuando fuera mayor y se hubiera convertido en un famoso explorador, como Lars Monsen, los periodistas le preguntarian por la primera excursion de su vida. ?Mi primera excursion? diria, pues la hice cuando no era mas que un nino. Fui andando hasta el lago Snelle y luego de vuelta a casa. Me senti muy orgulloso.

Hannes fue a prepararle la merienda a su hijo. Mientras, pensaba en unos buenos argumentos que sabia harian falta para cuando Wilma se despertara y se enterara de que su hijo iba camino del lago Snelle solo. Con una gran navaja de caza en el cinturon.

Pero por Dios, Wilma, el chico tiene ocho anos. Ya sabes como esta con Lars Monsen. Es y sera un aventurero, no podras detenerlo. Creo que debemos estar contentos y orgullosos. Hay demasiados ninos que ni se mueven del sofa. ?Que dices? ?Perderse? Pero si va al lago Snelle, Wilma, ira por el camino, ha recorrido ese camino cientos de veces. Hace muy buen tiempo, y dentro de un par de horas estara de vuelta en casa. O digamos, en dos horas y media. Piensa en lo orgulloso que se va a sentir. Va a tener fe en si mismo, eso es algo muy importante, Wilma, en eso tienes que darme la razon.

Puso salami en la primera rebanada de pan.

Que si, me ocupare de que se lleve el movil. Asi estara muy cerca. Podras llamarle para darle la lata cada cuarto de hora. Si quieres, estropeale la experiencia al pobre.

Puso mortadela en la segunda rebanada y queso en la tercera, para que el chico tuviera variedad.

Preparo un zumo de grosella y agua y lo echo en un termo. Theo entro en la cocina. Habia ido a por su mochila, y en ella habia metido su juguete favorito, Optimus Prime.

– Cogete un cinturon -dijo Hannes-, para que puedas colgar la navaja. Ya sabes que tiene que estar en un sitio de facil acceso. Por si llegan los indios -dijo guinando un ojo.

Theo se fue corriendo a buscar un cinturon. Se puso sus zapatillas deportivas y las ato con un nudo doble. Estaba tan agitado que las mejillas se le habian puesto rojas, y tenia pinta de hombreton, de apuesto adulto.

– Te acompanare hasta la barrera -dijo Hannes.

– Vale -contesto Theo.

Cerraron la puerta con llave tras ellos. Primero caminaron un rato a lo largo de la carretera nacional. Tardaron un cuarto de hora en llegar a la barrera de Glenna. Alli se pararon e intercambiaron unas ultimas palabras.

– Ponte el jersey si tienes frio.

– Si, papa -contesto Theo.

– Y no dejes nada de basura en ninguna parte. Mete el papel de la merienda en la mochila cuando hayas

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