comido.

– Si, papa, lo dejare todo limpio.

– Y si usas la navaja, hazlo con cuidado, sabes que esta muy afilada.

– Tendre mucho cuidado, papa, te lo prometo.

Le dio la espalda y se marcho. Habia heredado los grandes pies de su padre, y contoneandose sobre las enormes zapatillas recordaba a un pequeno pato macho.

Hannes se quedo quieto, siguiendo a su pequeno con la vista hasta que desaparecio en una curva, como si hubiese sido devorado por el bosque.

Capitulo 4

Wilma Bosch no se mostro nada condescendiente.

Esas peras en lata tan admiradas por Hannes y su hijo Theo estaban ya dentro de un par de pantalones vaqueros claros, aunque seguian siendo atractivas. Pero era lo suficientemente sensato como para no acercarse a ellas, porque en ese momento Wilma estaba a la defensiva.

– ?Como se va a manejar si le pasa algo? -pregunto.

– ?Que quieres decir con si le pasa algo? -pregunto Hannes-. En el bosque no pasa nada. No hay mas que liebres y ardillas por todas partes. ?A que tienes miedo?

Wilma se acerco a la ventana que daba al camino. Sus zuecos golpeaban contra las tablas del suelo. Aunque no podia ver a Theo desde donde estaba, era un intento de acercarse a el.

– Me preguntas que que puede suceder -dijo-. Todo puede suceder, Hannes. Un nino de ocho anos esta muy expuesto. Puede resbalar en las rocas, darse un golpe en la cabeza y caerse al agua. Tambien hay viboras alli dentro; la gente que anda mucho por el bosque dice que este ano son muy grandes. Tambien hay vacas pastando, y muchos alces. A veces los alces atacan a las personas -dijo-. Cuando tienen crias, ?sabes?

Durante unos momentos, Hannes intento digerir lo que su mujer acababa de decir.

– Lo que pasa es que temes que el chico tenga miedo -dijo.

– Si. ?Porque solo tiene ocho anos!

– Pero todo el mundo tiene miedo de vez en cuando -senalo Hannes-. Tal vez oiga algun ruido entre los abetos y su corazon lata un poco mas deprisa. Tambien le ocurre al mio, y tengo treinta y ocho anos. Tambien yo puedo resbalar en las rocas y darme un golpe en la cabeza. Y necesitar un respirador para el resto de mi vida. Sin contacto con el resto del mundo… Si quieres seguimos hablando de todo lo que puede ocurrir.

Wilma se dejo caer sobre una silla con tanta brusquedad que el mueble se desplazo varios centimetros.

– A veces esa admiracion que siente por Lars Monsen me parece exagerada -dijo.

Wilma estaba enfurrunada. Tenia las manos entrelazadas sobre las rodillas. Hannes se fijo en los restos de esmalte color carmesi. Parecia como si gotitas de sangre hubiesen rezumado por entre las unas. Hannes le acaricio levemente el brazo. Luego se metio rapidamente la mano en el bolsillo de la camisa y cogio el telefono movil, marco un numero y espero. Pulso la tecla del altavoz para que Wilma pudiera oir.

– Hola, Theo -dijo-. ?Por donde vas ya?

Wilma escucho la breve conversacion, y se imaginaba a su hijo internandose en el gran bosque.

– ?Has pasado Granfoss? -pregunto Hannes-. Muy bien. ?Te has encontrado con algun conocido? ?Con nadie? ?Y animales, has visto alguno? Vale. No pasas frio, ?no? Muy bien. Ponte el jersey si se nubla. Te falta el aliento - anadio-. ?Estas subiendo las cuestas de Myra, o que?

– Mas o menos a medio camino -jadeo Theo-. Tal vez tenga que descansar un poco.

– No hace falta que te des tanta prisa -le dijo Hannes-. Tienes toda la tarde por delante. Mama quiere asegurarse de que todo va bien. Ya sabes como son las mujeres.

La voz de Theo se oia claramente por el altavoz del telefono.

– Todo va bien.

– Y no tienes miedo, ?verdad? No te han llegado ruidos tenebrosos del bosque, ?a que no?

La risa de Theo sono como perlas rodando por la habitacion.

– Ningun ruido tenebroso del bosque y no tengo nada de miedo -dijo riendose.

La voz del nino era suave y clara.

– Danos un toque cuando llegues al lago -dijo Hannes.

– Si, senor capitan -contesto Theo.

Hannes dio por terminada la conversacion y dejo el telefono movil sobre la mesa.

– Te dire una cosa -dijo Wilma-. Se han visto osos en terrenos tan bajos como Ravnefjell. Lo ponia en el periodico.

Hannes Bosch se tiro del pelo.

– Vale, en Ravnefjell… Pero el chico solo va al lago Snelle. En serio, Wilma -dijo, cogiendo las manos de su mujer-. ?De verdad tienes miedo de que Theo vaya a toparse con un oso? No cambiaras nunca, ?eh? ?Has tomado demasiados analgesicos?

No pudo sino reirse, porque le parecia que su mujer se estaba pasando bastante. Ella aparto sus manos de las de el.

– Odio que se aleje de casa -admitio- que este fuera de mi control. Me pone enferma.

Hannes acaricio la mejilla de Wilma.

– Lo se -dijo en voz baja.

Al mismo tiempo no pudo evitar cierta frivolidad.

– Este es un mundo peligrosisimo -dijo-. La gente muere como moscas. Vamos a sentarnos en la terraza y a tomarnos una botella de vino antes de que lo pille el oso.

* * *

Cuando Theo llego a la fuente de San Olav se detuvo.

El agua, fresca y plateada, resplandecia.

En la fuente de San Olav habia un cartel con una breve explicacion. Su padre se lo habia leido un monton de veces. Se quedo unos instantes muy firme, porque el agua de la fuente era sagrada, y a el le parecia que la superficie tenia un resplandor muy especial. San Olav era un hombre sagrado, penso Theo, y esta agua es sagrada. Asi que si bebo de ella sere sagrado yo tambien. Bebio un largo trago del agua sagrada. Opinaba que sabia muy bien. Algunos pensaban que esa agua tenia poderes curativos. Tambien el lo penso, pues al beberla se repuso enseguida del cansancio.

Luego prosiguio su camino. El agua sagrada le habia dado nuevas fuerzas, estaba convencido de ello. Mientras andaba, usaba constantemente sus ojos y sus oidos, pero todo parecia tranquilo y somnoliento. Al parecer, la naturaleza estaba descansando, y no hacia ningun caso al chiquillo de pies grandes que venia andando por el camino forestal. En el suelo habia excrementos de ovejas y vacas, y el andaba todo el rato en zigzag, canturreando una cancion. Se pregunto si deberia llamar a su padre para charlar un poco, pero cambio de idea en el ultimo momento. Ya esta bien, penso. Lars Monsen no esta llamando a todas horas cuando se encuentra en tierras salvajes. ?Eso es! penso, y acelero el paso. Uno, dos, tres, y luego al reves. Que vengan las viboras, yo llevo zapatos gruesos.

Habia encontrado su ritmo, y ya no era capaz de abandonarlo. Marchaba bosque adentro a buen paso. El ritmo lo mantenia cogido, proporcionandole velocidad y fuerza, y sus pensamientos estaban centrados en una sola cosa: llegar al lago. Resulta muy facil ser un explorador, penso, lo unico que hace falta es decidirse. Y el equipamiento tiene que ser bueno. En ese momento se sobresalto un poco porque un pajaro levanto de repente el vuelo del bosquejo. Eso dio lugar a un pequeno alboroto en su pequeno corazon de nino, pero paso rapidamente.

* * *

Anduvo descalzo los ultimos metros.

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