explicacion sobre su visita al piso de la hija para recoger cosas. De repente se dio cuenta de que no llevaba nada.

– Desgraciadamente, no lo encontre -dijo, justificandose-. Ha debido de equivocarse.

Ella no dijo nada, la incomoda pausa jugaba a su favor y el lo sabia. El hombre carraspeo, miro el reloj y anadio que llegaba tarde a una cita importante.

– ?Podria venir a verme manana por la manana, para un breve interrogatorio? -pregunto, sin darle la oportunidad de irse.

Se quedo pensativo por un momento.

– ?Por la manana? Pfff… Bueno, creo que va a ser un poco dificil; ultimamente, estoy muy liado.

– Es muy importante. Entonces, nos vemos a las ocho, ?si? Su incomodidad era manifiesta.

– Bueno, vale, entonces a las ocho. ?Tal vez, pasados unos minutos?

– Ningun problema -le contesto, con una sonrisa-. Unos minutos mas o menos no tienen la menor importancia.

Lo dejo pasar y lo siguio con la mirada hasta que el se sento en el coche. Luego subio a ver a su viejo amigo del segundo. Este le recibio calurosamente, ademas de contarle que habia recibido la visita de un senor sumamente amable, el padre de esa pobre chica, con el que habia mantenido una agradable charla.

Hanne no presto mucha atencion a lo que el anciano siguio contando. Apenas un cuarto de hora y media taza de cafe mas tarde, se despidio dandole las gracias y abandono el lugar. La preocupacion arrugo su frente y permanecio sentada a horcajadas encima de su Harley sin arrancar el motor. Por alguna razon, el encuentro con el padre de la joven violada le hizo sentir como si estuviera participando en una carrera. Una carrera que en absoluto le gustaba.

Es muy desagradable que lo pillen a uno in fraganti de un modo tan palmario. Le exasperaba haber estado tan desarmado durante el encuentro con la policia. El peligro de toparse con un agente era obvio; sin embargo, ni por asomo habia tenido en cuenta esta posibilidad. Por su falta de prevision se iba a enfrentar a un interrogatorio bochornoso al dia siguiente. En fin, nada que no tuviera solucion.

Por la tarde volvio al edificio. Solo le quedaban por entrevistar un hombre en la quinta planta y a una joven en la tercera. Aunque de poco le serviria, ya que los demas vecinos le habian contado que el hombre en cuestion llevaba un par de meses en el extranjero y que la joven habia pasado el fin de semana con sus padres.

El anciano fue el unico que pudo contarle algo concreto. Algo acerca de un coche rojo, un auto desconocido de color carmin intenso que habia permanecido aparcado en la calle, a unos treinta metros del portal, desde las once de la noche hasta bien entrada la madrugada del domingo.

?Tenia la Policia constancia de ese coche rojo? ?Constituia ese hecho un dato importante? Podia pertenecer a cualquiera. No cuadraba que un violador dejara aparcado su coche en las inmediaciones de la escena del crimen. Por otro lado, el fornido dentista no era de los que metian a violadores en el mismo saco que a otros delincuentes. Asociaba a los delincuentes sexuales con seres babosos, barriobajeros y de escasa inteligencia. No obstante, ahora que el mismo se habia lanzado a la caza y captura del criminal, y que se obligaba a mostrarse algo mas reflexivo, no podia…, no queria descartar la posibilidad de que aquel hombre fuera el propietario del coche rojo.

En todo caso, era lo unico tangible: un coche rojo, berlina, modelo y matricula desconocidos.

Solto un suspiro triste y se puso a preparar algo parecido a una comida para el mismo y para su hija, que seguia sin decir nada de nada.

Eran casi las diez de la noche, yacian en el suelo y habian hecho el amor. Estaban recostadas sobre dos edredones y se tapaban con un cortinon antitermico que colgaba delante de la puerta de la terraza, temerariamente entreabierta. Las cortinas estaban cerradas y habian hecho el menor ruido posible. Oian sonidos lejanos que provenian de las demas terrazas: una pareja que discutia en el piso de abajo y la television del vecino de al lado. Hanne y Cecilie llevaban ahi tumbadas desde antes de las noticias de las siete.

– Realmente, no se que hacemos aqui tiradas. -Hanne se rio entre dientes-. Esta duro y me duele el coxis.

– Eres una nona, mirame, ?tengo quemaduras!

Cecilie le puso la rodilla a la altura de la cara. Era cierto, tenia una fuerte y considerable rozadura. Nunca iban a aprender. Habia ocurrido algunas veces que una de las dos en plena friccion contra la alfombra del suelo se llenaba de marcas muy feas en los codos o en las rodillas, en cuanto se salian del edredon.

– Pobrecita -dijo Hanne, y le beso la rodilla dolorida-. ?Por que siempre acabamos aqui?

– Porque es enormemente acogedor -le contesto su novia, que se levanto.

– ?Te vas?

– No, quiero coger un edredon, tengo frio.

Empuno la colcha superior y empezo a tirar de ella, lo que hizo rodar a Hanne. Cecilie se coloco a hurtadillas al lado de Hanne y la beso justo donde la espalda se divide.

– Pobre rabadilla -dijo, y se acurruco al lado de Hanne, tapando a ambas con el edredon.

Hanne se puso de lado, apoyo la cabeza en el hombro de su companera y le acaricio suavemente con el dedo indice el seno derecho.

– ?Que harias si alguien me violara? -pregunto de sopeton.

– ?Te violara? ?Por que querria alguien violarte? No seras tan torpe como para dejarte violar.

– Por favor, carino, sacate esa idea de la cabeza. No tiene nada que ver la torpeza cuando una chica es violada.

– ?Ah, no? Entonces, ?por que ninguna de nuestras amigas ha sido victima de violacion? ?Por que salen siempre en los periodicos historias de chicas violadas en los lugares mas lugubres de la ciudad, a horas intempestivas? Si una toma las precauciones necesarias, no se expone a una violacion.

Hanne no estaba dispuesta a discutir en aquel momento y en aquel lugar, aunque la irritacion que le provocaba la falta de comprension de su pareja empezaba a cansarla. No, ahora estaba demasiado a gusto como para ponerse a discutir, no le apetecia. Prefirio inclinarse y dejar que su lengua resbalara en circulos humedos alrededor de la areola de Cecilie, con mucha delicadeza, para no tocar el pezon. Se detuvo repentinamente.

– En serio -insistio-. ?Que harias? ?Que sentirias?

La otra mujer se levanto perezosamente, apoyandose en sus antebrazos y se giro a medias hacia ella. La lucecita verde de la pantallita del inmenso aparato de musica iluminaba su rostro, confiriendole un aspecto supraterrenal.

– Eres el fantasma mas guapo del mundo -dijo Hanne en voz baja y soltando una carcajada-. Indiscutiblemente, el fantasma mas hermoso del planeta.

Cazo un rizo de la larga melena rubia y se lo enrosco en el dedo.

– Por favor -volvio a insistir-, ?no puedes decirme lo que harias?

Finalmente, Cecilie comprendio que hablaba en serio. Se incorporo un poco y enderezo la espalda como si ese gesto la ayudara a concentrarse mejor. Entonces dijo alto y claro y con voz grave:

– Mataria al tio. -Se detuvo bruscamente y reflexiono durante diez segundos-. Si, lo mataria sin dudarlo.

Era justo la respuesta que Hanne queria oir. Se levanto y beso a su novia con ternura.

– Respuesta correcta -dijo brindandole una sonrisa-. Ahora tenemos que dormir.

Viernes, 4 de junio

Finn Haverstad se adentraba rara vez en la zona este de la ciudad. Su despacho estaba ubicado en una mansion colosal, vieja y muy costosa de mantener, en el acomodado barrio de Frogner, al oeste. El bajo estaba ocupado por un estudio de arquitectura, uno de los pocos que habian sobrevivido a la prolongada crisis del sector. En la primera planta se alojaban los tres dentistas, en unos locales atractivos con mucha luz, sol y aire por los cuatro costados.

La casa familiar estaba en Volvat, un lugar centrico y al mismo tiempo rural sobre un terreno de unos mil quinientos metros cuadrados. Si bien la clinica dental habia sido muy rentable durante los ultimos quince anos, fue

Вы читаете Bienaventurados los sedientos
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату