– ?Y que si es asi? -replico Elena-. Esto solo le interesa a la Armada, probablemente vaya dirigido a la marina de guerra britanica o francesa. Asi que, si ese idiota de Roma nos mete en una
– Cierto -convino Salamone-. Y, de ser asi, no queremos tener nada que ver. Somos una organizacion de resistencia, y esto es espionaje, traicion, no resistencia, aunque en el otro bando hay quienes opinan que es lo mismo. Asi que lo vamos a quemar.
– Hay mas -anadio Weisz-. Creo que me han seguido esta manana, cuando fui andando al metro.
Describio brevemente el comportamiento del hombre de la chaqueta de cheviot.
– ?No trabajarian esos dos juntos? -apunto Elena.
– No lo se -afirmo Weisz-. Tal vez este viendo monstruos debajo de la cama.
– Claro -dijo Elena-.
– Debajo de todas nuestras camas -repuso Salamone con aspereza-, a juzgar por como ha ido la reunion de hoy.
– ?Hay algo que podamos hacer? -pregunto Weisz.
– No, que yo sepa, a no ser que dejemos de publicar. Intentamos ser todo lo hermeticos que podemos, pero en la comunidad de emigrados la gente habla, y los espias de la OVRA estan por todas partes.
– ?En el comite? -planteo Elena.
– Tal vez.
– Menudo mundo -espeto Weisz.
– El que nosotros hemos creado -repuso Salamone-. Pero la prensa clandestina lleva existiendo desde el veinticuatro. En Italia, en Paris, en Belgica, alla donde vamos. Y la OVRA no puede pararlo. Puede frenarlo. Detienen a un grupo socialista en Turin, pero los
A Elena le gusto la idea.
– Tal vez haga falta decirle esto al comite.
Weisz compartia esa opinion. Los fascistas no siempre se salian con la suya. Cuando Matteotti, el lider del Partido Socialista Italiano, desaparecio tras pronunciar un apasionado discurso antifascista, la reaccion en Italia, incluso entre miembros del Partido Fascista, fue tan intensa que Mussolini se vio obligado a respaldar una investigacion. Un mes despues el cuerpo de Matteotti aparecio en una tumba poco profunda a las afueras de Roma, con una lima de carpintero clavada en el pecho. Al ano siguiente arrestaron, juzgaron y declararon culpable, mas o menos, a un hombre llamado Dumini. Era culpable, aseguro el tribunal, de «homicidio sin premeditacion con el atenuante de la escasa resistencia fisica de Matteotti y de otras circunstancias». De modo que si, asesinado, pero no mucho.
– Y ?que hay del
– Quiza -contesto Salamone-. Y ahora, antes de que la poli entre corriendo aqui… -Hizo una bola con el plano y lo dejo en el cenicero-. ?Quien va a hacer los honores? ?Carlo?
Weisz saco el encendedor de acero y prendio el papel por una esquina.
Fue una fogata pequena y vigorosa, llamaradas y humo, que Weisz atizo con la punta de un lapiz. Cuando estaba hurgando en las cenizas, llamaron a la puerta y aparecio el camarero.
– ?Va todo bien aqui?
Salamone dijo que si.
– Si van a quemar el local, haganmelo saber primero, ?eh?
3 de febrero. Weisz se puso comodo en la silla un instante y contemplo como iba cayendo la noche en la calle. Luego se obligo a volver al trabajo.
Muere Monsieur de Paris
a los 76 anos de edad
Anatole Deibler, Maximo Verdugo de Francia, murio ayer de un ataque al corazon en la estacion de Chatelet del metro de Paris. Conocido por el tradicional titulo honorifico de Monsieur de Paris, Deibler iba de camino a su ejecucion numero 401: llevaba cuarenta anos ocupandose de la guillotina francesa. Deibler era el ultimo heredero del cargo que ostentaba su familia, verdugos desde 1829, y al parecer sera sustituido por su ayudante, al que se conoce como «el valet». De ser asi, Andre Obrecht, sobrino de monsieur Deibler, sera el nuevo Monsieur de Paris.
?Merecia un segundo parrafo? Segun su esposa, Deibler habia sido un ciclista entusiasta que habia competido en representacion de su club. Habia emparentado con otra familia de verdugos, y su padre, Louis, fue el ultimo en llevar el tradicional sombrero de copa mientras cortaba cabezas. ?Ponia algo de eso? No, penso, mejor no. ?Y si hablaba de «la invencion del doctor Joseph Guillotin en la Francia revolucionaria…»? Siempre se veia eso cuando se mencionaba el artilugio, pero ?le importaba a alguien de Manchester o Montevideo? Lo dudaba. Y era probable que el encargado de editar el texto lo tachara de todas formas. Con todo, a veces resultaba util darle algo que tachar. No, lo dejaria asi. Y, si habia suerte, Delahanty le ahorraria pasar una tarde de febrero en un funeral.
Francia apoya el nombramiento de Cvetkovich
El Quai d'Orsay manifesto hoy su apoyo al nuevo primer ministro de Yugoslavia, el doctor Dragisha Cvetkovich, designado por el regente yugoslavo, el principe Pablo, en sustitucion del doctor Milan Stoyadinovich.
Eso era todo lo que tenian del comunicado de prensa, que continuaba con unos cuantos anodinos parrafos diplomaticos. Sin embargo, tenian suficiente peso para enviar a Weisz a ver a su contacto en el ministerio de Asuntos Exteriores en la regia sede del Quai d'Orsay, junto al Palais Bourbon. El edificio era como volver al siglo xviii: enormes aranas, kilometros de alfombras de Aubusson, interminables escaleras de marmol, el silencio de Estado.
Devoisin, subsecretario permanente del ministerio, tenia una estupenda sonrisa y un estupendo despacho cuyas ventanas daban a un invernal Sena color pizarra. Le ofrecio a Weisz un cigarrillo de una caja de madera que habia en el escritorio y dijo:
– Extraoficialmente, nos alegramos de habernos librado de ese cabron de Stoyadinovich. Era nazi, Weisz, hasta la medula, aunque eso no te sonara a nuevo.
– Cierto, el Vodza -contesto Weisz con sequedad.
– Terrible. Otro
– A proposito de ese
Devoisin sonrio.
– A ti te lo voy a contar.