las comunicaciones de naturaleza sediciosa, las listas de personas senaladas para proceder a su asesinato, por ejemplo, no son de ninguna manera papeles privados. Aqui, sin embargo, nos encontramos con un caso muy curioso.

Esta hojeando el cartapacio, mientras con las unas tamborilea sobre la mesa de manera irritante.

– Aqui nos encontramos con un caso muy curioso, un caso muy curioso repite en un murmullo. Un cuento - anuncia inesperadamente-. ?Que puede decirse de un cuento, de una obra de ficcion? ?Diria usted que un cuento es un asunto privado y personal?

– Es un asunto privado, total y absolutamente privado y personal de un autor, hasta que sea dado a conocer al mundo entero.

Maximov le lanza una mirada burlona, y luego desliza sobre la mesa lo que ha estado leyendo. Es un cuaderno de ejercicios como los que usan los ninos en la escuela, de paginas pautadas. Reconoce a primera vista la caligrafia inclinada, el arrastre de los ganchos y las tildes. Es la escritura de un huerfano, piensa: tendre que aprender a amarla. Coloca la mano sobre la pagina con ademan protector.

– Lealo dice con indolencia su antagonista.

Intenta leer, pero no puede concentrarse; cuanto mas lo intenta, mas se fija exclusivamente en los detalles de la caligrafia. Ademas, tiene la mirada empanada por las lagrimas. Se las seca con una manga para que no caigan sobre el papel y emborronen la pagina. «Desiertos de nieve sin una sola huella», lee, y siente deseos de corregir la redundancia del topico. Trata sobre un hombre a la intemperie, sobre el frio. Sacude la cabeza y cierra el cuaderno.

Maximov lo alcanza y se lo quita con amabilidad. Vuelve las paginas y al final encuentra lo que busca; luego lo desliza de nuevo sobre la mesa.

– Lea esta parte -le dice-, no son mas que una o dos paginas. Nuestro heroe es un joven condenado por conspiracion y traicion, que ha sido desterrado a Siberia. Escapa de la prision y logra llegar a la casa de un terrateniente, en donde una criada, una campesina, le ofrece refugio y alimento sin que nadie lo sepa. Son jovenes los dos, entre ellos nacen sentimientos romanticos, etcetera. Una noche, el terrateniente, que ha sido retratado como un grosero que se entrega sin freno a todos los placeres de la sensualidad, intenta forzar a la muchacha. Ese es el pasaje cuya lectura le sugiero.

De nuevo sacude la cabeza.

Maximov recupera el cuaderno.

– El joven no puede tolerar el espectaculo ni un minuto mas. Sale de su escondite e interviene -comienza a leer en voz alta-. «Karamzin», que es el terrateniente, «se dio la vuelta sobre los talones y solto un bufido. '?Quien eres? ?Que estas haciendo aqui?' Luego se fijo en el uniforme gris hecho andrajos, en la argolla rota que aun lleva sujeta al tobillo '?Aja, eres uno de esos!', exclamo. '?Muy pronto me ocupare de ti!' Se dio la vuelta y salio bamboleandose de la estancia.» Esa es la palabra que utiliza, «bambolearse». Me gusta. El terrateniente es descrito como un bruto con cara de pequines, de orejas peludas y piernas cortas y gruesas. No es de extranar que nuestro heroe se sienta ofendido: ?la vejez y la fealdad manosean a su bella criada! Toma un hacha que encuentra junto a la chimenea. «Con todas sus fuerzas, estremeciendose, desplomo de un solo golpe el hacha contra el palido craneo del hombre. A Karamzin se le doblaron las rodillas bajo su peso. Con un gran resoplido, como un animal, cayo cuan largo era sobre el suelo de la cocina, con los brazos en cruz y un temblor en los dedos que por fin quedaron quietos. Sergei», que asi se llama nuestro heroe, «se quedo clavado en el sitio, con el hacha ensangrentada en la mano, incapaz de dar credito a lo que habia hecho. En cambio, Marfa», que es la heroina, «con una presencia de animo que el no esperaba, agarro un pano humedo y lo coloco bajo la cabeza del hombre, para que la sangre no se derramase por todo el suelo.» Simpatico toque de realismo, ?no le parece?

»En fin, el resto del cuento es poco mas que un esbozo, asi que le ahorrare la lectura. Posiblemente, cuando ya no queda ni rastro del obsceno Karamzin, la inspiracion de nuestro autor comenzo a flaquear. Sergei y Marfa arrastran el cuerpo y lo arrojan a un pozo que no se usa desde hace anos. Luego emprenden viaje en plena noche «absolutamente resueltos»; esa es la frase que usa. No esta del todo claro que se propongan huir. Pero permitame mencionar un ultimo detalle. Sergei no abandona el arma del crimen, sino que se la lleva consigo. ?Para que?, le pregunta Marfa. Cito textualmente su respuesta: «Porque es el arma del pueblo ruso, nuestro medio de defensa y nuestro medio de cobrarnos venganza». El hacha ensangrentada, la venganza del pueblo… La alusion no podria ser mas diafana, ?no cree?

Mira a Maximov con incredulidad.

– No puedo creer lo que estoy oyendo -susurra- ?De veras se propone instrumentar este escrito como prueba contra mi hijo? ?Si no es mas que un cuento, una fantasia, escrita en la privacidad de su cuarto!

– ?Oh, no, Fiodor Mijailovich, no! ?Ni mucho menos! ?Me interpreta usted mal! -Maximov se arrellana en su sillon y menea la cabeza con aparente afliccion-. Esta fuera de toda consideracion el hostigar a su hijastro (por utilizar la palabra que ha usado usted antes). El caso esta cerrado, al menos en el sentido que mas importa. Le he leido esta fantasia, como usted mismo la llama, simplemente como indicacion de lo muy profundamente que habia caido el bajo la influencia de los partidarios de Nechaev, que sabe el cielo a cuantos jovenes impresionables y volubles han descarriado, sobre todo aqui, en Petersburgo, casi todos ellos, para colmo, de buena familia. Diria incluso que es una autentica epidemia esto del nechaevismo. Una epidemia, o quiza tan solo una moda.

– No, no tiene nada de moda. Lo que usted llama nechaevismo es algo que siempre ha existido en Rusia, aunque fuera con otros nombres. El nechaevismo es tan ruso como el bandolerismo. Pero yo no he venido para hablar de Nechaev y sus partidarios. He venido por una razon muy simple: a llevarme los papeles de mi hijo. ?Me los puedo llevar? Si no es asi, ?puedo retirarme?

– Puede retirarse, es usted libre de retirarse, por descontado. Ha estado usted en el extranjero y ha regresado a Rusia con un nombre falso. No le pedire el pasaporte que pueda llevar encima. Pero tiene usted total libertad para marcharse. Si sus acreedores se enteran de que esta aqui en Petersburgo, tambien son igualmente libres, por supuesto, para dar los pasos que estimen oportunos. Eso no es asunto mio; es un asunto entre ellos y usted. Le repito que es muy libre de marcharse de este despacho. No obstante, le prevengo de que no puedo de ninguna manera conspirar con usted para mantener en pie su treta. Doy por sentado que lo entiende.

– En este momento, para mi nada tiene tan poca importancia como el dinero. Si he de ser acosado por viejas deudas, asi sea.

– Ha sufrido usted una grave perdida y se encuentra bajo de animo, por eso adopta esa actitud. Lo entiendo perfectamente. Pero no olvide que tiene esposa y una hija que dependen por entero de usted. Aunque solamente sea por ellas, no puede usted permitirse la insensatez de abandonarse al destino. En lo que respecta a su solicitud de devolucion de estos papeles, con pesar debo denegarsela. No pueden ser devueltos, pues forman parte de un asunto policial aun por resolver, en el cual se investiga la relacion de su hijastro con los partidarios de Nechaev.

– Muy bien. Antes de marcharme, permitame que cambie de opinion y que le diga tan solo una cosa sobre los partidarios de Nechaev. Y es que al menos he visto y he oido a Nechaev en persona, lo cual es mas, corrijame si me equivoco, de lo que ha visto y ha oido usted.

Maximov levanta la cabeza con un gesto de interrogacion.

– Proceda, se lo ruego.

– Nechaev no es un asunto policial. En definitiva, Nechaev no es un asunto que incumba a las autoridades en modo alguno, al menos en lo que respecta a las autoridades civiles.

– Siga.

– Puede que consigan ustedes seguir el rastro de Sergei Nechaev y encarcelarlo, pero eso no querra decir que el nechaevismo haya sido borrado del mapa.

– Estoy de acuerdo, estoy totalmente de acuerdo. El nechaevismo no es mas que una idea en el extranjero; el propio Nechaev no es mas que su encarnacion. El nechaevismo no sera erradicado hasta que no cambien los tiempos que corren. Nuestro objetivo, por consiguiente, debe ser algo mas modesto y bastante mas practico: se trata de impedir que se extienda esta idea, y alli donde ya se ha extendido, se trata de impedir que pase a la accion.

– Sigue usted sin comprenderme. El nechaevismo no es una idea. Desprecia las ideas, esta fuera de la esfera de las ideas. Es un espiritu, y el propio Nechaev no es su encarnacion, sino su anfitrion. Mejor dicho, esta poseido por el.

La expresion de Maximov es inescrutable. Vuelve a la carga.

– Cuando vi por primera vez a Sergei Nechaev en Ginebra, se me antojo un joven poco atractivo, taciturno,

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