protegia el barco y pensaba que, en realidad, la levantaba para observarme a mi mismo. Mio era el color desvaido, las grietas y la humedad. Tal vez tambien el olor a madera en estado de putrefaccion.
Los dias eran cada vez mas largos. Las aves migratorias empezaban a volver en bandadas por lo general nocturnas. Con los prismaticos podia ver las aves marinas acercandose a los mas remotos islotes helados del archipielago.
Mi perro murio el 19 de marzo. Lo solte como de costumbre cuando baje a la cocina por la manana temprano. Era evidente que le dolian las patas, pues se levanto de la cesta con gran dificultad. Pero crei que viviria todo el verano. Tras darme un bano en el agujero y una vez que me hube secado en la cocina, baje al cobertizo a buscar las herramientas que necesitaba para arreglar una fuga en una tuberia del bano. Me extrano que el perro no apareciese, pero no me moleste en ir a buscarlo. Fue aproximadamente a la hora de la cena cuando cai en la cuenta de que llevaba todo el dia desaparecido. Hasta el gato parecia intrigado. Estaba sentado fuera oteando el entorno desde la escalera. Sali y llame al perro, pero el animal no acudio. Entonces empece a sospechar que habia ocurrido algo. Me puse el chaqueton y sali a buscarlo. Cerca de una hora mas tarde lo encontre al otro lado de la isla, junto a extranas formaciones rocosas que parecian elevarse del hielo como columnas gigantes. Estaba tendido en una pequena hondonada resguardada del viento. No se cuanto tiempo me quede alli contemplandolo. Tenia los ojos abiertos y relucientes como cristales, exactamente igual que la gaviota que habia encontrado congelada a principios del invierno.
La muerte era un calvero y no quedaba en ella ninguno de los escondites propios de la vida.
Lleve el cuerpo del perro a la casa. Era mas pesado de lo que me figuraba. Los muertos siempre pesan mucho.
Despues, tome un pico y logre cavar un hoyo lo suficientemente grande debajo del manzano. El gato seguia en la escalera observando el espectaculo. Cuando fui a poner el cuerpo del perro en el hoyo para cubrirlo de tierra, ya estaba rigido.
Deje el pico y la pala junto a la fachada de la casa. Parecia que habia vuelto la niebla matutina. Pero ahora eran mis ojos los que se nublaban. Lloraba la muerte de mi perro.
Anote el fallecimiento en el diario y calcule que habia vivido nueve anos y tres meses. Se lo compre de cachorro a uno de los viejos pescadores de arrastre que, al final de sus dias, decidio dedicarse a criar perros de dudoso pedigri.
Durante varios dias estuve acariciando la idea de hacerme con otro perro. Pero el futuro era incierto y el gato tampoco tardaria en dejarme. Entonces nada me ligaria a aquella isla, salvo yo mismo.
Les conte la noticia de la muerte del perro tanto a Harriet como a Louise. Y en las dos ocasiones me eche a llorar mientras escribia.
Sus respuestas fueron muy diferentes. Louise comprendio mi anoranza, en tanto que Harriet se preguntaba como podia lamentar la muerte de un viejo perro artritico que por fin habia encontrado la paz.
Pasaban las semanas y yo no hacia nada por mi barco. Era como si anduviese esperando algo. Tal vez deberia escribirme una carta a mi mismo para exponerme cuales eran mis planes de futuro.
Los dias, cada vez mas largos. La nieve se derretia ya en las grietas de las rocas. Pero el mar seguia cubierto de hielo.
Finalmente, tambien el hielo empezo a ceder. Una manana aparecio resquebrajado en grandes grietas hasta alta mar. Jansson se presento en su motora, pues ya habia guardado el hidrocoptero. Para el proximo invierno tenia pensado comprarse un aerodeslizador. No estoy seguro de haber comprendido lo que era exactamente, pese a que me ofrecio una descripcion detallada que yo no habia solicitado. Me pidio que le examinara el omoplato izquierdo. ?No notaba que tenia un bulto? ?Un tumor, quiza?
Pero no habia nada. Jansson seguia tan sano como de costumbre.
El mismo dia, retire totalmente la lona que cubria el barco y empece a lijar la cubierta. Logre limpiar de pintura vieja todo el espejo de popa.
Mi intencion era continuar al dia siguiente. Pero algo me lo impidio.
Cuando iba camino del embarcadero para darme el habitual bano matutino, descubri que un pequeno barco de motor habia arribado a tierra.
Me quede inmovil y contuve la respiracion.
La puerta del cobertizo estaba abierta.
Habia recibido visita.
2
En el interior del cobertizo brillo un destello. No cabia en mi imaginacion que pudiera ser la luz del sol sobre la hoja de una afilada espada. Pero era Sima quien estaba en el cobertizo; y salio de la oscuridad espada en mano.
– Crei que no ibas a despertarte nunca.
– ?Como has llegado hasta aqui? ?Que barco es ese que has arrastrado a tierra?
– Lo cogi.
– ?Lo cogiste?
– En el puerto. Estaba encadenado, pero a mi no hay cadenas que me aten.
– O sea, que lo has robado, ?no?
Entre tanto, el gato habia bajado hasta el embarcadero y ahora observaba a Sima a cierta distancia.
– ?Donde esta el perro?
– Esta muerto.
– ?Como que esta muerto?
– Pues muerto. Solo hay una forma de estar muerto. Se esta muerto. No vivo. Exanime. Muerto. Y mi perro esta muerto.
– Yo tuve un perro una vez. Y tambien esta muerto.
– Los perros se mueren. El gato tampoco vivira mucho mas. El tambien es viejo.
– ?Piensas pegarle un tiro? ?Tienes escopeta?
– No pienso contestarte a esa pregunta. Quiero saber que haces aqui y por que has robado el barco.
– Queria verte.
– ?Y eso por que?
– No me caiste bien.
– ?Y por eso querias verme?
– Quiero saber por que no me caiste bien.
– Estas loca. ?Y como es que sabes llevar un barco de motor?
– Vivi durante un tiempo en un centro de rehabilitacion junto al lago Vattern. Alli tenian un barco.
– ?Como sabias que vivia aqui?
– Le pregunte a un viejo que rastrillaba hojas secas junto a una iglesia. No ha sido dificil. Simplemente, le pregunte por un medico que se esconde en una isla. Le dije que era tu hija.
Me rendi. Sima tenia respuesta para todas las preguntas. Ya sabia yo que Hugo Persson, el encargado de cuidar el camposanto, hablaba por los codos. Lo mas probable era que le hubiese indicado el camino, que no era nada complicado: todo recto en direccion a Mirtbaden, donde esta el faro, y despues a traves del estrecho de Jarnsund, recortado por escarpadas paredes rocosas y una vez mas todo derecho, hasta llegar a mi isla, donde habia dos banderas junto a los escollos proximos al golfo.
Vi que estaba cansada. Tenia los ojos apagados, el rostro palido, el cabello en un desgarbado recogido sujeto con horquillas baratas. Iba totalmente vestida de negro y calzaba unas zapatillas de deporte de rayas rojas.
– Ven conmigo a la casa -le dije-. Supongo que tienes hambre. Te dare de comer. Despues llamare a la guardia costera y les dire que estas aqui y que has robado un barco. Ellos vendran a buscarte.
Ella no dijo nada, ni alzo la espada contra mi. Ya en la cocina, le pregunte que queria.
– Gachas.
– Yo creia que ya nadie comia gachas.