megadolares, el tio ha nombrado a sus hijos como beneficiarios de su fortuna.
– ?Eso es todo?
Ryan espero a que pasara otra prueba de sonido.
– El grupo de estructuras informo de que tres cuartas partes del avion habian sido retiradas de la montana en camiones. Estan montandolo nuevamente en un hangar cerca de Asheville.
«Tap. Tap. Tap. Uno. Scriiiiiiiich. Dos. Tres. Cuatro.»
Los ojos de Ryan se desviaron hacia un televisor que habia detras de mi cabeza.
– ?Eso es todo?
– Eso es todo. ?A que vienen las huellas de garras anaranjadas?
– Es un juego particular de Clemson.
Me interrogo con la mirada.
– No tiene importancia.
Tammi regreso despues de tres ensayos.
– Le he puesto una racion extra de queso -dijo con los labios fruncidos, inclinandose hacia Ryan para ofrecerle una vista espectacular de su escote.
– Me encanta el queso.
Ryan le ofrecio otra de sus sonrisas cegadoras y Tammi mantuvo la posicion.
«Tap. Tap. Uno. Dos. Tres. Cuatro.»
Eche un vistazo a los pechos de Tammi y ella los aparto de mi linea de vision.
– ?Alguna cosa mas?
– Ketchup.
Cogi una patata frita.
– ?Algun comentario sobre mi visita de esta manana al cuartel general?
Cuando levante mi hamburguesa un cordon umbilical de queso la mantuvo unida al plato.
– El agente especial McMahon dijo que estabas muy bien en tejanos.
– No vi a McMahon por alli.
El panecillo derramaba unos pedazos de carne pastosos sobre el queso.
– El si te vio a ti. Al menos desde atras.
– ?Cual es la posicion del FBI con respecto a mi despido?
– No puedo hablar por todo el Departamento, pero se que McMahon no aprecia demasiado al vicegobernador de tu estado.
– No estoy del todo segura de que Davenport se encuentre detras de la queja.
– Lo este o no, McMahon no tiene tiempo para el. Dice que Davenport tiene el cerebro en el culo. -Ryan se llevo una cucharada de chile a la boca y lo trago con un poco de cerveza-. Los irlandeses somos poetas en el fondo.
– Pues el que tiene el cerebro en el culo puede hacer que te devuelvan a Canada.
– ?Como te fue la tarde?
– Visite la reserva india.
– ?Viste a Tonto [8]?
– ?Por que sabia que me preguntarias eso? -Meti la mano en mi bolso y saque los mocasines-. Queria que tuvieses un recuerdo de mi tierra natal.
– ?Para compensar la forma en que me has tratado ultimamente?
– Te he tratado como a un colega.
– Un colega al que le gustaria lamerte los dedos de los pies.
Senti un cosquilleo en el estomago.
– Abre el paquete.
Lo hizo.
– Son muy monos.
Apoyo el tobillo sobre la otra rodilla y cambio uno de los zapatos nauticos por un autentico mocasin indio. Una rubia que estaba sentada a la barra interrumpio el movimiento de quitarle la etiqueta a su Coors para observar la maniobra de Ryan.
– ?Los hizo el propio Toro Sentado?
– Toro Sentado era un indio sioux. Estos mocasines probablemente los hizo Wang Chou Lee.
Ryan repitio la operacion con el otro pie. La rubia dio unos golpecitos en el codo de su acompanante.
– Tal vez no quieras usarlos aqui.
– Por supuesto que si. Me los ha regalado una colega. ?Has conocido a algun aborigen interesante?
Quise decirle que no.
– De hecho, si.
Alzo la vista con unos ojos lo bastante azules como para armonizar con un pueblo lleno de finlandeses.
– O, mejor dicho, podria haber conocido.
Le conte el incidente que habia tenido con el Volvo.
– Dios santo, Brennan. Como…
– Lo se. Como me meto en estas situaciones. ?Crees que deberia preocuparme por ello?
Esperaba que me dijese que no.
«Ding. Ding. Ding. Ding.»
«Tap. Tap. Uno. Dos. Tres. Cuatro.»
Chile.
Cerveza.
Fragmentos de conversaciones.
– Los deconstruccionistas dicen que nada es real, pero he descubierto una o dos verdades en la vida -dijo Ryan-. La primera es que cuando te ataca un Volvo debes tomartelo en serio.
– No estoy segura de que ese tio quisiera arrollarme. Tal vez no me vio.
– ?Fue eso lo que pensaste en aquel momento?
– Eso me parecio.
– Segunda verdad: las primeras impresiones sobre un Volvo son generalmente correctas.
Acabamos de comer y Ryan estaba en el lavabo cuando vi que Lucy Crowe entraba en el local y se dirigia hacia la barra. Vestia su uniforme y su aspecto era amenazador.
Le hice senas pero Crowe no me vio. Me levante y volvi a agitar la mano. Una voz grito detras de mi.
– No me dejas ver el partido. Sientate o cambiate de sitio.
Ignore la sugerencia y agite ambos brazos. Crowe me vio y levanto el indice derecho. Mientras me sentaba, el barman le acerco un vaso y luego se inclino para susurrarle algo.
– ?Eh, muneca!
Un paleto despreciado nunca es agradable. Decidi seguir ignorando sus comentarios y el continuo con sus burlas.
– Eh, tu, la del numerito del molino.
El paleto parecia entusiasmado y decidido a seguir con su juego hasta que vio que Lucy Crowe se dirigia hacia mi mesa. Comprendio su error, tomo la cerveza de un trago y volvio a concentrarse en el partido.
Ryan y Crowe llegaron al reservado al mismo tiempo. Al ver el calzado de Ryan, la sheriff me miro.
– Es canadiense.
Ryan dejo pasar el comentario y se sento.
Crowe dejo la botella de Seven Up en la mesa y se unio a nosotros.
– La doctora Brennan tiene una historia que desea compartir -dijo Ryan, mientras sacaba el paquete de cigarrillos.
Le lance una mirada cargada de dinamita. Hubiese preferido toda una vida de inspecciones de hacienda antes que explicarle a Lucy Crowe el incidente con el Volvo.
Me escucho sin interrumpirme.
– ?Apunto el numero de la matricula?
– No.
– ?Puede describir al conductor?