– ?Cual es el nombre de su iglesia?

– La Casa de Dios de la Eterna Luz Sagrada Pentecostal.

La region al sur de los Apalaches es la sede de una secta cristiana fundamentalista conocida como la Iglesia de Dios con Seguidores de los Signos o la Iglesia de la Santidad. Inspirada en pasajes biblicos, sus partidarios buscan el poder del Espiritu Santo arrepintiendose de sus pecados y llevando vidas devotas. Solo entonces puede uno ser ungido y, por lo tanto, ser capaz de seguir los signos. Estos signos incluyen un lenguaje propio, echar fuera a los demonios, curar a los enfermos, manipular serpientes e ingerir sustancias toxicas.

En las zonas mas pobladas, los predicadores establecen congregaciones con caracter permanente. En otros lugares trabajan en un circuito. Los servicios duran horas y la atraccion principal suele ser la ingestion de estricnina y la manipulacion de serpientes venenosas. Todos los anos alguien muere.

La mano deformada adquirio sentido. A Bowman le habian mordido las serpientes mas de una vez.

Bowman giro a la izquierda un par de manzanas mas alla del supermercado donde yo habia hecho las compras, luego hacia la derecha en una calle lateral. El taller de P amp; T estaba situado entre un par de tiendas que ofrecian colocacion de cristales y reparacion de pequenos aparatos electricos. El reverendo freno y apago el motor.

El taller era un rectangulo con los lados pintados de azul aluminio y una oficina en un extremo. A traves de la puerta abierta vi una caja registradora, un mostrador y un trio de cabezas con gorras.

En el otro extremo del edificio habia una zona de trabajo donde una vieja camioneta Chevy estaba colocada sobre un gato hidraulico con las puertas abiertas. Parecia que el coche iba a despegar en cualquier momento.

Un viejo Pinto y dos furgonetas estaban aparcadas fuera de la oficina. No vi ninguna grua.

Cuando Bowman bajo del coche, Boyd comenzo lo que yo sabia que no era un grunido provocado por el Pinto. Segui su mirada y descubri un perro negro y marron detras de la puerta de la oficina. El grunido se hizo mas profundo.

Maldita sea. ?Por que no habia traido la correa?

Aferre con fuerza el collar de Boyd, abri la puerta y ambos bajamos del coche. Bowman se acerco a nosotros con un trozo de cuerda.

– Tenga esto -dijo- Flush tiene malas pulgas.

Le di las gracias y ate la cuerda al collar de Boyd. El no apartaba la vista del otro perro.

– Puedo quedarme con el perro mientras usted habla con el mecanico.

Mire a Boyd. El miraba fijamente a Flush, pensando en el filete que tenia al lado.

– Gracias. Es una buena idea.

Atravese el taller y entre en la oficina evitando a Flush. Movio una oreja pero no levanto la vista. Tal vez los pitbull son tranquilos porque saben que pueden matar a cualquiera que les provoque. Esperaba que Boyd se quedase tranquilo y a una distancia prudencial.

La oficina exhibia los tipicos detalles de buen gusto que uno puede apreciar en todos los talleres mecanicos. Un calendario con una foto del Gran Canon. Una maquina de tabaco. Una caja de vidrio con linternas, mapas y una variada seleccion de articulos para el automovil. Tres sillas de cocina. Un pitbull.

Un par de tios ocupaban dos de las sillas. En la tercera estaba sentado un hombre de mediana edad con un mono de trabajo manchado de grasa. Los hombres dejaron de hablar cuando entre, pero ninguno se levanto del asiento.

Imagine que el mas joven de ellos era P o T, me presente y pregunte por la grua.

Me contesto que estaba de camino y que regresaria en unos veinte minutos. Le echaria un vistazo a mi coche tan pronto como acabase con el Chevy.

?Cuanto tiempo le llevaria?

No podia decirlo pero me ofrecio la silla si queria esperar.

El aire en la oficina estaba saturado de olores. Gasolina, aceite, humo de cigarrillos, tios, perro. Opte por esperar fuera.

Me reuni nuevamente con Luke Bowman, le agradeci su amabilidad y recupere mi perro. Boyd tiraba de la cuerda, cada fibra de su cuerpo concentrada en el pitbull. Flush estaba dormido o bien se hacia el muerto, esperando que el chow-chow decidiera acercarse.

– ?Estara bien si se queda sola?

– El coche llegara en cualquier momento. Y hay un detective de camino. Si la reparacion lleva tiempo, el me llevara de regreso a High Ridge House. Pero gracias otra vez. Ha sido mi salvador.

El telefono volvio a sonar. Comprobe el numero e ignore la llamada. Bowman me observaba. Parecia no querer irse.

– La hermana McCready aloja en su casa a unos cuantos tios encargados de la investigacion del accidente, ?verdad?

– Algunos se hospedan alli.

– Ese accidente es un asunto muy feo.

Se rasco la nariz y sacudio la cabeza.

No dije nada.

– ?Tienen alguna idea de que fue lo que hizo que el avion se cayera?

Bowman debio advertir algo en la expresion de mi rostro.

– Usted no escucho mi nombre de Ruby McCready, ?verdad, senorita Temperance?

– Salio en una de nuestras reuniones.

– Senor Dios Todopoderoso.

Los ojos oscuros parecieron volverse mas oscuros por un instante. Luego bajo la barbilla, volvio a levantarla y se hizo un ligero masaje en las sienes.

– He pecado y mi Salvador quiere que confiese.

Oh, no.

Cuando Bowman volvio a mirarme, sus ojos estaban humedos. Su voz se quebro cuando pronuncio la siguiente sentencia.

– Y el Dios Nuestro Senor la ha enviado para que sea testigo.

Capitulo 16

Regresamos a la camioneta, a Luke Bowman le llevo media hora aliviar su alma. Durante ese tiempo recibi cuatro llamadas de la prensa. Al final decidi apagar el telefono.

Mientras Bowman hablaba, la frase «obstruccion a la justicia» resonaba en mi mente. Comenzo a llover nuevamente. Observe las grandes gotas que se deslizaban por el parabrisas y formaban pequenos charcos fuera del taller. Boyd estaba echado a mis pies, convencido por fin de que dejar a Flush en paz era un plan mucho mas inteligente.

Llego mi coche, rodando detras de la grua como si lo hubiesen rescatado del mar. Bowman continuo con su extrano relato.

Bajaron el Chevy del gato hidraulico y lo llevaron junto al Pinto y las furgonetas. El hombre con la ropa manchada de grasa abrio una puerta y empujo mi Mazda hasta el interior del taller. Luego levanto el capo y echo un vistazo.

Bowman continuaba hablando, buscando la absolucion.

Finalmente, el reverendo se callo, la historia habia terminado y el habia recuperado un lugar cerca de su dios. En ese momento Ryan llego al taller.

Cuando bajo del coche, baje el cristal de la ventanilla y le llame. Se acerco a la camioneta, se inclino sobre la puerta y apoyo los brazos en el borde de la ventanilla.

Le presente a Bowman.

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