– Dimelo -dije con voz calma.
– Tyrell asistio a la reunion de hoy para presentar un cuadro de lesiones actualizado.
Me senti horriblemente mal por haber sido excluida y estalle.
– Asi que hay nuevas noticias.
– Tyrell dice que tiene restos que no corresponden a nadie de la lista de pasajeros.
Me quede mirandole, demasiado sorprendida para poder hablar.
– Solo hay cuatro pasajeros que no han sido encontrados. Todos viajaban en la zona posterior izquierda del avion. Sus asientos estaban pulverizados, de modo que cabe suponer que a sus ocupantes no les fue muy bien.
Ryan volvio a dar una calada y a lanzar el humo por la nariz.
– Veintidos A y B estaban ocupados por estudiantes masculinos. Bertrand y Petricelli estaban detras de ellos en la fila veintitres. Tyrell afirma tener tejido que no corresponde a ninguno de los ochenta y cuatro pasajeros que ya han sido identificados y a ninguno de los cuatro desaparecidos.
– ?Por ejemplo?
– Un fragmento de hombro con un gran tatuaje.
– Alguien podria haberse hecho un tatuaje justo antes de volar.
– Un trozo de mandibula con un elaborado trabajo odontologico.
– Huellas dactilares -anadio McMahon.
Me llevo un momento digerir esto.
– ?Que significa?
– Podria significar muchas cosas.
McMahon llamo a Cynthia y le pidio la cuenta.
– Tal vez los motoristas consiguieron un doble y Petricelli paso el fin de semana tranquilamente en Nueva York.
La voz de Ryan era de acero templado.
– ?Que estas sugiriendo?
– Si Petricelli no estaba a bordo de ese avion solo puede significar dos cosas. O Bertrand por la fuerza o por la codicia decidio cambiar de carrera… -Ryan dio una ultima calada y luego sumo la colilla al pure- o Bertrand fue asesinado.
Cuando regrese a mi habitacion me permiti el lujo de tomar un largo bano caliente de espuma, seguido de una sesion de polvos de talco. Solo ligeramente relajada, pero oliendo a madreselva y lilas, me sente en la cama, levante las rodillas hasta el pecho, me cubri con la manta y conecte el telefono. Habia tenido diecisiete llamadas. Al no encontrar ningun numero que me resultara familiar, borre los mensajes e hice una llamada que habia estado postergando durante dias.
Aunque las vacaciones de otono ya habian acabado y las clases en la universidad se habian reanudado el dia anterior, despues de descubrir la mancha de descomposicion en la casa amurallada, habia solicitado un permiso temporal. Yo no lo habia dicho, pero tampoco habia corregido la suposicion de mi jefe de que aun estaba trabajando en la identificacion de las victimas del accidente. En cierto sentido, lo estaba.
Pero el revuelo actual de los medios de comunicacion me habia vuelto aprensiva. Inspire profundamente, marque el numero de Mike Perrigio y pulse «enviar». Despues de siete tonos, estaba a punto de colgar cuando una mujer contesto la llamada. Pregunte por Mike. Hubo una larga pausa. Habia bullicio de fondo y oi que un nino lloraba.
Cuando Mike se puso al telefono, se mostro brusco, casi frio. Mis clases estaban cubiertas. Que siguiera en contacto. Colgo.
Seguia mirando el telefono cuando volvio a sonar.
La voz me resulto totalmente inesperada.
Larke Tyrell me pregunto como me encontraba. Se habia enterado de que habia regresado a Bryson City. ?Podia reunirme con el al dia siguiente? ?A las nueve de la manana en el centro de asistencia familiar? Bien, bien. Cuidate.
Me quede nuevamente con los ojos fijos en el pequeno aparato negro, sin saber si debia sentirme destrozada o animada. Mi jefe en la universidad obviamente estaba al tanto de las nuevas noticias relacionadas con el accidente aereo. Y eso era malo. Pero Larke Tyrell queria hablar. ?Acaso el forense jefe se habia acercado a mis posiciones y aceptado mi punto de vista? ?Este otro tejido errante le habia convencido de que la gran controversia del pie no incluia restos del accidente?
Extendi la mano hacia la fina cadena de la lampara que habia en la mesilla de noche. Acostada en medio de un silencio interrumpido por los grillos senti que finalmente mis problemas comenzaban a resolverse. Estaba segura de mi investigacion y no cuestione el lugar o el proposito de la reunion del dia siguiente.
Fue un error.
Capitulo 17
Al abrir los ojos, lo primero que vi fue una hoja de papel debajo de la alfombra.
El reloj marcaba las siete y veinte.
Baje de la cama, recogi el papel y examine su contenido. Era un fax con una lista de seis nombres.
Temblando, todavia en ropa interior, comprobe el encabezamiento: Remitente: Oficina del Fiscal General, Estado de Delaware. Destinatario: Agente especial Byron McMahon. Asunto: H amp;F, LLP.
Era la lista de los integrantes de H amp;F. Seguramente McMahon olvido mencionarlo la noche anterior y deslizo la nota por debajo de la puerta. Lei los nombres. Ninguno me dijo nada.
Sin dejar de tiritar guarde el fax en el bolsillo exterior de la bolsa del ordenador, corri de puntillas hasta el cuarto de bano y me meti bajo el chorro de la ducha. Al buscar el champu sufri la primera derrota del dia.
?Maldita sea! Habia dejado la bolsa con la compra del supermercado en la camioneta de Luke Bowman.
Llene con agua la botella de champu casi vacia y me lave la cabeza con un pobre bano de espuma. Despues de secarme el pelo y maquillarme, me puse unos pantalones caqui y una blusa blanca de algodon, luego estudie la imagen que reflejaba el espejo.
La mujer del espejo tenia un aspecto suficientemente recatado pero tal vez demasiado informal. Anadi una chaqueta de punto, abotonada hasta el cuello segun las instrucciones de Katy. No queria parecer una turista.
Volvi a mirarme al espejo. Elegante pero profesional. Baje rapidamente la escalera.
Demasiado tensa para desayunar, bebi una taza de cafe, llene el plato de Boyd con los ultimos restos de comida que quedaban en la bolsa y cogi mi bolso. Acababa de cruzar la puerta principal cuando me pare en seco.
No tenia coche.
Estaba de pie en el porche de la casa, aunque mi aspecto era bastante bueno, el panico empezaba a apoderarse de mi, cuando la puerta se abrio de par en par y salio un chico de unos diecisiete anos. Llevaba el pelo tenido de azul y rasurado a los lados, dejando una franja que se extendia desde la frente hasta la nuca. La nariz, cejas y lobulos llevaban mas adornos metalicos que una tienda de Harley.
Sin ni siquiera mirarme, el chico bajo el corto tramo de escalera y desaparecio al otro lado de la casa.
Segundos mas tarde aparecio Ryan, soplando el humo que salia de una taza de cafe.
– ?Que hay, cielo?
– ?Quien cono era ese chico?
– ?El nino de los clavos? -Probo el cafe con cuidado-. El sobrino de Ruby, Eli.
– Un aspecto muy agradable. Ryan, detesto hacerlo, pero tengo que encontrarme con Tyrell dentro de veinte minutos y acabo de recordar que no tengo coche.
Metio la mano en el bolsillo y me lanzo sus llaves.
– Puedes llevarte el mio. Yo ire con McMahon.