Roja. Unidades de la television con antenas parabolicas. Furgonetas. Un camion de materiales peligrosos. Logre deslizar mi pequeno Mazda entre un Dodge Durango y un Ford Bronco en la zona que descansaba contra la ladera de la colina, cogi mis cosas y me dirigi hacia la zona del mirador.
Al llegar al lugar vi una mesa de escuela plegable colocada en la base de la torre, fuera de uno de los remolques de la Cruz Roja. Una cafetera de grandes dimensiones brillaba bajo el sol. Alrededor de la maquina habia un grupo de familiares, abrazados, apoyados unos en los otros, algunos lloraban, otros permanecian inmoviles y en silencio. Muchos de ellos se aferraban con ambas manos a los vasos de plastico llenos de cafe, unos pocos hablaban por sus moviles.
Un sacerdote paseaba entre los aflijidos, palmeando hombros y estrechando manos. Lo observe mientras se inclinaba para hablar con una mujer mayor. Con su postura doblada, la cabeza calva y la nariz aguilena, guardaba un notable parecido con las aves carroneras que habia visto en las llanuras de Africa Oriental, una comparacion totalmente injusta.
Recorde a otro sacerdote. Otra vigilia. La actitud compasiva de aquel hombre habia echado por tierra cualquier esperanza de que mi abuela pudiese recuperarse. Recorde la agonia de aquella vigilia y mi corazon se unio a aquellos que se habian reunido para reclamar a sus seres queridos.
Periodistas, camaras de television y tecnicos de sonido ocupaban sus posiciones junto al muro de piedra de baja altura que rodeaba el mirador, cada equipo buscaba el mejor telon de fondo para su reportaje. Como habia sucedido en 1999 durante el accidente del avion de Swissair en Peggy's Cove, Nueva Escocia, yo estaba segura de que las vistas panoramicas se destacarian de forma notable en todos los telediarios.
Afiance la mochila que llevaba colgada en el hombro y continue colina abajo. Otro miembro de la Guardia Nacional me franqueo el paso al camino forestal utilizado para el transporte de madera y que, de la noche a la manana, habian convertido en un camino de grava de dos carriles. Ahora una ruta de acceso llevaba desde el camino ampliado hasta el lugar del desastre. La grava crujia bajo mis pies mientras caminaba a traves del tunel de arboles recien cortados. El aroma de los pinos estaba viciado por el tenue olor de los primeros estadios de la putrefaccion.
Los remolques encargados de la descontaminacion se alineaban junto a barricadas que bloqueaban el acceso a la zona principal del accidente, y dentro del area restringida se habia instalado un Centro de Mando de Incidencias. Podia ver la silueta familiar del remolque del NTSB, con su antena parabolica y su cobertizo para proteger el generador. Junto a el habian aparcado camiones frigorificos y en el suelo habia varias pilas de bolsas de plastico para los cadaveres. Este deposito seria el lugar provisional hasta el traslado de los restos a otro mas permanente.
Excavadoras, gruas hidraulicas, camiones de basura, coches de bomberos y de policia se hallaban diseminados por una amplia zona. La solitaria ambulancia me confirmo que la operacion habia cambiado oficialmente de «busqueda y rescate» a «busqueda y recuperacion». Ahora su funcion era atender a los trabajadores heridos.
Lucy Crowe se encontraba en la zona interior de las barricadas hablando con Larke Tyrell.
– ?Como estan las cosas? -pregunte. -Mi telefono no deja de sonar. -Crowe parecia agotada-. Anoche estuve a punto de apagar el maldito chisme.
Por encima de su hombro podia ver la zona cubierta de restos donde los equipos de buscadores, provistos de mascarillas y monos de proteccion, avanzaban en linea recta con los ojos clavados en el suelo. Ocasionalmente alguien se agachaba, inspeccionaba un objeto y luego marcaba el lugar. Detras del equipo, banderas rojas, azules y amarillas punteaban el terreno como chinchetas de colores en el plano de una ciudad.
Otros trabajadores, estos vestidos de blanco, se movian alrededor del fuselaje, el extremo del ala y el motor, tomando fotografias, apuntando datos y hablando a pequenas grabadoras. Las gorras azules les identificaban como miembros del NTSB.
– No falta nadie -dije.
– NTSB, FBI, SBI, FAA, ATF, CBS, ABC. Y, naturalmente, el CEO. Si tienen siglas, estan aqui.
– Esto no es nada -dijo Larke-. Solo tienes que darles uno o dos dias.
Se quito un guante de latex y echo un vistazo al reloj.
– La mayoria de los miembros del DMORT estan reunidos en el deposito provisional, Tempe, de modo que no tiene ningun sentido que te vistas ahora. Continuemos. -Intente protestar pero Larke me interrumpio-. Volveremos caminando juntos.
Mientras Larke se dirigia a la zona de descontaminacion, Lucy me indico donde se encontraba el deposito. No era necesario. Habia visto la actividad que se desarrollaba a su alrededor mientras ascendia por la carretera comarcal.
– El Departamento de Bomberos de Alarka esta a unos doce kilometros. En otra epoca era una escuela. Vera unos columpios y unos toboganes, y los camiones, que estan aparcados en un prado contiguo.
Cuando nos dirigiamos a la zona donde se concentraban los servicios de rescate, el forense me puso al tanto de los ultimos acontecimientos. Entre todos los datos destacaba una informacion anonima recibida por el FBI acerca de una bomba a bordo del avion siniestrado.
– El buen ciudadano fue lo bastante amable y generoso como para compartir esa informacion con la CNN. Todos los medios de comunicacion estan actuando como sabuesos con una presa.
– Cuarenta y dos estudiantes muertos convertiran esta tragedia en un suceso de Pulitzer.
– Tambien esta la otra mala noticia. Cuarenta y dos puede ser un numero bajo. Parece que fueron mas de cincuenta las personas que hicieron las reservas a traves de la UGA.
– ?Has visto la lista de pasajeros? -Me costo un gran esfuerzo hacer la pregunta.
– La tendran cuando celebremos la reunion.
Senti un escalofrio.
– Si, senor -continuo Larke-. Si metemos la pata, la prensa nos comera vivos.
Nos separamos para dirigirnos a nuestros coches. En un tramo de la carretera entre en una zona en la que habia cobertura y el telefono comenzo a lanzar un pitido. Pise el freno, temiendo perder la senal.
El mensaje era apenas audible a traves de la electricidad estatica.
– «Doctora Brennan, soy Haley Graham, la companera de cuarto de Katy. Hmmm. He escuchado sus mensajes, cuatro, creo. Y tambien del padre de Katy. Llamo un par de veces. Bueno, despues oi las noticias del accidente aereo, y… -Interferencias-. Bien, esto es lo que hay. Katy se marcho el fin de semana y no estoy segura de donde puede estar. Se que Lija la llamo un par de veces a principios de esta semana, de modo que estoy un poco preocupada pensando que quizas Katy fue a visitarla. Estoy segura de que es algo estupido, pero pense que lo mejor seria llamarla para preguntarle si habia hablado con Katy. Bueno… -Mas interferencias-. Parezco una chiquilla asustada, pero me sentiria mejor si supiera donde esta Katy. Adios.»
Llame a Pete. Aun no tenia noticias de nuestra hija. Volvi a llamar. Lija seguia sin contestar al telefono.
Un miedo helado se extendio a traves de mi pecho y se enrosco alrededor del esternon.
Una camioneta hizo sonar la bocina y me aparto de la carretera.
Continue descendiendo la montana, anhelando pero temiendo la inminente reunion, segura de cual seria mi primera pregunta.
Capitulo 3
Una de las primeras responsabilidades del DMORT cuando se produce un desastre masivo es establecer un deposito provisional en un lugar lo mas proximo posible al escenario de la tragedia. En general, los lugares preferidos para la instalacion del deposito de cadaveres suelen ser las oficinas del examinador juez medico y el forense, hospitales, funerarias, hangares, almacenes y cuarteles de la Guardia Nacional.
Cuando llegue al Cuartel de Bomberos de Alarka, el lugar escogido para recibir los restos mortales del vuelo 228 de la TransSouth Air, la zona de aparcamiento principal ya estaba llena y habia gran cantidad de vehiculos