– Kendall murio de leucemia a los cincuenta y cinco anos.

– Era muy joven. ?Cuando fue eso, senora?

– En mil novecientos ochenta y seis.

– ?Donde se alojaban su esposo y sus amigos cuando iban a las montanas?

Su rostro se puso tenso y la piel debajo del ojo izquierdo dio un brinco.

– Tenian una especie de cabana. ?Por que me hace todas estas preguntas?

– Hace unos dias un avion se estrello cerca de Bryson City y estoy tratando de averiguar todo lo que pueda acerca de una propiedad que hay en la zona. Es posible que su esposo haya sido uno de los duenos.

– ?Ese asunto tan terrible con todos esos estudiantes?

– Si.

– ?Por que tiene que morir la gente joven? Un hombre joven murio cuando volaba para asistir al funeral de mi esposo. Tenia cuarenta y tres anos.

Sacudio la cabeza.

– ?De quien se trataba, senora?

Aparto la mirada.

– Era el hijo de uno de los amigos de Pat, vivia en Alabama, de modo que nunca le conoci. A pesar de todo, me rompio el corazon.

– ?Sabe como se llamaba?

– No.

Sus ojos no querian encontrarse con los mios.

– ?Conoce los nombres del resto de amigos de su esposo que visitaban la cabana?

Comenzo a mover la manguera.

– ?Senora Veckhoff?

– Pat nunca hablaba de esos viajes. Yo lo respetaba. Necesitaba privacidad despues de estar tanto tiempo en publico.

– ?Ha oido hablar alguna vez del Grupo de Inversiones H amp;F?

– No.

La senora Veckhoff seguia concentrada en la fina lluvia que salia de la manguera, de espaldas a mi, pero la tension en sus hombros era evidente.

– Senora Veck…

– Es tarde. Debo entrar.

– Me gustaria averiguar si su esposo tenia algun interes en esa propiedad.

Cerro el paso del agua, dejo la manguera sobre la hierba mojada y se alejo rapidamente por el sendero de losas.

– Gracias por su tiempo, senora. Lamento haberla molestado.

Se volvio con la puerta medio abierta, tenia apoyada en el pomo una mano venosa. Desde el interior de la casa llego el sonido apagado de unas campanillas.

– Pat siempre decia que hablo demasiado. Yo lo negaba, le decia que era simplemente una persona amable. Ahora creo que probablemente estuviese en lo cierto. Pero la soledad a veces pesa demasiado.

La puerta se cerro y oi el ruido de un pestillo.

De acuerdo, senora Veckhoff. Sus respuestas fueron pura basura, pero fueron una basura encantadora. Y muy instructivas.

Saque una tarjeta de mi bolso, apunte mi direccion y numero de telefono y la meti en el quicio de la puerta.

Capitulo 24

Cuando llego la primera visita ya pasaban de las ocho.

Despues de dejar a la senora Veckhoff compre un pollo asado en la Roasting Company y recogi a Birdie en la casa de mi vecino. Los tres habiamos compartido el pollo, la cola de Birdie se agitaba como un plumero cada vez que Boyd se movia en su direccion. Estaba lavando los platos cuando llamaron a la puerta.

Pete estaba en el porche con un ramo de margaritas en la mano. Cuando abri la puerta hizo una profunda reverencia y me entrego las flores.

– En nombre de mi socio canino.

– No era necesario, pero te lo agradezco.

Mantuve la puerta abierta y Pete se dirigio a la cocina.

Boyd levanto las orejas al oir la voz de Pete, apoyo el hocico en las patas delanteras, comenzo a agitar la cola y a dar vueltas alrededor de la cocina. Pete dio unas palmadas y le llamo. Boyd se puso como loco, ladrando y corriendo en circulos. Birdie huyo.

– Basta. Dejara el suelo lleno de aranazos.

Pete se sento en una silla junto a la mesa y Boyd se acerco a el.

– Sientate.

Boyd miro a Pete, las cejas bailaban sobre los ojos. Pete puso la mano en el cuarto trasero y el perro se sento con el hocico apoyado en la rodilla de su amo. Pete comenzo a rascarle detras de las orejas.

– ?Tienes cerveza?

– Sin alcohol.

– Perfecto.

Abri una botella de Hire y la deje en la mesa delante de el.

– ?Cuando regresaste?

Pete se agacho e inclino la botella para que Boyd pudiese beber.

– Hoy. ?Como te fueron las cosas en Indiana?

– Los investigadores locales de incendios premeditados eran tan sofisticados como los gemelos Bobbsey [15]. Pero el verdadero problema fue el tasador del seguro de responsabilidad civil que representaba al constructor. Su cliente estaba trabajando en la reparacion de un techo con un soplete oxiacetilenico exactamente en el lugar donde se inicio el fuego.

Limpio la boca de la botella con la mano y bebio un trago.

– Ese cabron conocia perfectamente la causa y el origen. Nosotros conociamos la causa y el origen. El sabia que nosotros lo sabiamos, pero su postura oficial fue que necesitaban una investigacion adicional.

– ?Llegaran a los tribunales?

– Depende de la oferta que hagan. -Volvio a darle un poco de cerveza a Boyd-. Pero no estuvo mal tomarme un respiro del aliento de este chow-chow.

– Adoras a ese perro.

– No tanto como a ti. -Me obsequio con su sonrisa preferida.

– Hmmm.

– ?Algun progreso con tus problemas con el DMORT?

– Tal vez.

Pete echo un vistazo al reloj.

– Quiero saber toda la historia, pero ahora tengo prisa.

Acabo la botella y se puso de pie. Boyd hizo lo mismo.

– Creo que me ire con el perro.

Observe cuando se marchaban, Boyd bailaba alrededor de las piernas de Pete. Cuando me volvi, Birdie estaba atisbando desde el pasillo, con las patas colocadas para una rapida retirada.

«Al fin me libre de el», fue lo que dije. Pero me sentia ofendida. El jodido chucho no se habia vuelto ni una sola vez.

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