ti…

– ?Acusarme a mi? -exclame con un nudo de panico en la garganta-. ?Como pueden acusarme? ?Que pruebas tienen? ?Por todos los santos, yo no lo hice!

– Bennie, piensa un poco -me dijo cogiendome de un brazo-. Necesitas ayuda ahora mismo; estas metida en un buen lio. No he llevado muchos casos de homicidio, pero conozco los detalles a fondo y puedo actuar ante un tribunal. No seria testigo de cargo, no tendria que declarar lo que puede declarar cualquier asociado. Por tanto, contratame. Estoy aqui y dispuesto.

El pomo de la puerta giro de un lado al otro devolviendome a la realidad.

– -Se nos acaba el tiempo, Bennie. Di que si. Ahora.

En un abrir y cerrar de ojos, pase de ser abogada a cliente. Trate de escuchar a Grady mientras discutia con el policia uniformado, pero estaba desorientada, conmocionada por la muerte de Mark y la presencia policial. La ultima vez que vi a un uniformado en la oficina fue para interrogarlo. Ahora ellos iban a por mi. Las cosas habian cambiado. El mundo se habia vuelto del reves.

– No hay ninguna razon para interrogarla en la central -decia Grady tratando de persuadir al agente Mullaney, un burocrata con bigote.

– No es decision mia, senor Wells. Son ordenes del teniente Azzic. Me ordeno que estuviera con la senorita Rosato hasta que el la lleve a la central.

– La senorita Rosato tiene que ocuparse de varios clientes, muchos de los cuales tienen preguntas que hacer sobre el bufete y sobre sus propios casos. No puede salir de la oficina esta manana. Es la unica titular que queda en Rosato amp; Biscardi.

– Mis ordenes son llevarla a la central.

– Digale al teniente Azzic que tiene una hora para interrogarla hoy. Lo vere mas tarde en la central. -Grady me cogio de un brazo y me saco de la sala de espera.

– Bennie -exclamo Marshall compungida; casi se desmayo en mis brazos cuando pasamos a su lado.

– -Lo se --le dije tratando de quitarme el nudo de la garganta. Le frote la espalda.

– Es horrible, espantoso -dijo sollozando-. Tan pronto como abri la puerta, supe que algo iba mal.

– ?Encontraste tu a Mark? -pregunte atonita.

– ?Que viste, Marshall? ?De que te enteraste? -pregunto Grady apartandola de mi lado.

– La cafetera… estaba enchufada. -Se seco los ojos con un panuelo y trato de controlarse-. Estaba toda quemada, apestaba. Y la Xerox estaba en marcha… y los ordenadores de la planta baja. Todo. Pense que alguien lo habia encendido todo durante la noche y entonces subi al primer piso. --Se sono la nariz--. Mark… estaba sobre su escritorio. Tenia la cabeza ladeada y pense que se habia quedado dormido, como el suele hacer.

Si, era cierto.

– -Asi que llame para despertarlo, pero no se movio. Entonces fue cuando… vi la sangre. --Le volvieron las lagrimas--. ?Tenia la camisa ensangrentada!

Intente visualizar la escena. Mark sobre el escritorio. La camisa blanca. La sangre derramada. Era espantoso.

Un criminologo me empujo con su equipo de deteccion de huellas dactilares. El pasillo y la biblioteca estaban llenos de personal policial. Un fotografo subia la escalera de caracol que conducia al primer piso abriendose paso entre la gente que bajaba, acaso proveniente del despacho de Mark. Aun no podia creer que lo hubieran asesinado aqui, en esta casa.

– Tengo que verlo por mi misma -dije en voz baja.

– Bennie, espera -dijo Grady, pero me di media vuelta, pase junto a los asociados y la policia, y me encamine a la escalera. La escalera por la que habia subido y bajado toda mi vida; aunque esta vez algo muy especial me forzaba a hacerlo. Llegue al primer piso, pase por debajo de la cinta y me apresure por el pasillo.

– ?Senorita! -exclamo un agente detras de mi, pero no le hice caso y entre en el despacho de Mark.

Lo que vi me quito el aliento. Me apoye en la jamba de la puerta. Habia una gran mancha negruzca en medio del escritorio de Mark. Empapaba los documentos y la agenda de cuero que habiamos comprado juntos. Se derramaba, ensuciandolo por el lateral del escritorio que yo le habia barnizado como regalo. La sangre de Mark.

Grady aparecio a mis espaldas.

– -Esta bien, Bennie.

– -No, no esta bien. Nada de esto esta bien --dije mas bruscamente de lo que hubiera deseado. Mire el manchon de sangre y senti emerger la nausea que habia experimentado en otras escenas de muerte a lo largo de mi carrera; un callejon anonimo, un apartamento destrozado, la fachada desconchada de una casa abandonada. Esta escena era diferente: era obscena. Un lugar de quehaceres juridicos, de estatutos y legislacion. De Mark y mio.

– Debia de estar trabajando -comento Grady inclinandose sobre el escritorio para leer los papeles-. Es un contrato, un acuerdo para liquidar R amp; B. Parece que lo estaba corrigiendo cuando lo mataron. Hay una clausula por la que tu estarias de acuerdo en no aceptar trabajos de ninguna empresa farmaceutica en un radio de veinte kilometros durante los proximos dos anos.

– -Tonterias. Sabia que yo jamas le robaria los clientes. -No podia apartar la vista del escritorio. La sangre manchaba los papeles que lo cubrian. Por todas partes habia polvillo para las huellas dactilares en manchones oscuros como nubes de tormenta.

– Ya he estado aqui antes y nada me ha parecido fuera de su lugar. ?Que opinas? ?Hay algo extrano? Tu debes saberlo.

Trate de examinar la habitacion friamente. Los ventanales dejaban pasar una luz brillante sobre la lustrosa me-sita moderna; contra la pared estaban las estanterias de teca con los manuales de Mark y otros volumenes de referencia perfectamente colocados. Un archivador de teca haciendo juego estaba al lado de la estanteria con un aparato de discos compactos encima.

– Todo parece en orden -murmure.

Grady miro por la ventana a la calle.

– Tal vez alguien de las casas contiguas vio lo que paso.

– Lo estamos investigando -dijo una voz ronca.

Me di la vuelta y vi a un detective que no conocia. Tenia el fisico de un jugador de rugby y vestia un traje azul marino con camisa blanca y una corbata de poliester.

– Soy el teniente Azzic -dijo, y extendio una mano con la tipica sonrisa de policia. Tenia una cara ancha, eslava, con ojos castanos curiosamente rasgados hacia arriba-. Frank Azzic.

Le di la mano.

– -Bennie Rosato.

– -Se quien es usted. El cordon policial esta alli por una razon, senorita Rosato. Esta es mi escena del crimen.

– -Tambien es mi bufete juridico.

Su sonrisa se esfumo.

– Ya se que usted no siente mucho respeto por la policia, pero nosotros tenemos nuestras propias normas y las tenemos por alguna razon.

– -No me de la murga, teniente, ahora no. No tengo ningun problema con la policia cuando hace cumplir las leyes. Cuando se quedan con objetos robados es cuando pierdo el sentido del humor.

– Soy Grady Wells -dijo Grady interponiendose practicamente entre los dos-. Represento a la senorita Rosato en esta investigacion. Ella tiene muchas ganas de ayudarles a descubrir al asesino de su socio.

Azzic replico de mala manera:

– ?Por eso violo el cordon policial y entro en la escena del crimen? En la mayoria de los casos, se encuentran pruebas fisicas en la escena del crimen. Ella puede alterar las pistas, dejar caer fibras o pelos e incluso destruir pruebas.

No me gusto nada la insinuacion.

– Vamos al grano, teniente. Se que la policia piensa que mate a mi socio, lo cual es absurdo.

Se dirigio a mi con toda la calma del mundo.

– Tal vez lo sea. ?Donde estaba usted anoche despues de las veintitres horas?

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