sala de autopsias. Alli la pesarian y medirian la estatura. Le sacarian fotos, primero vestida, y despues desnuda. Seguirian las radiografias y la toma de huellas digitales. Realizarian un examen exterior completo para obtener del cuerpo el maximo posible de pruebas y pistas. Extraerian los fluidos y los enviarian a toxicologia para hacer los analisis de drogas, alcohol y otras sustancias. Una incision en Y abriria el cuerpo de hombro a hombro y del pecho a los genitales. Un abismo espantoso incluso para un observador veterano. Cada organo seria analizado y pesado, los genitales revisados en busca de rastros de intercambio sexual o lesiones. Buscarian el adn en cualquier rastro de semen, sangre o pelo ajeno.
Examinarian la cabeza, marcarian las trayectorias de los proyectiles. A continuacion y mediante una sierra harian una incision intermastoidal en el craneo a traves del cuero cabelludo y hasta el hueso. Luego, cortarian el cuadrante frontal para acceder al cerebro y sacarlo. Recuperarian el proyectil, lo marcarian y lo enviarian a balistica.
Terminado el proceso devolverian el cuerpo a Walter Sullivan.
Toxicologia analizaria el contenido del estomago y verificaria la presencia de sustancias extranas en la sangre y la orina.
Redactarian el protocolo, consignando la causa de la muerte, todos los hallazgos importantes, y la opinion oficial del medico forense.
El protocolo de la autopsia, junto con todas las fotos, radiografias, fichas con las huellas dactilares, informes de toxicologia y cualquier otra informacion pertinente seria entregado al detective encargado del caso.
Walter Sullivan se levanto, cubrio los restos de la esposa muerta y se marcho.
Detras de otro espejo de una sola cara, la mirada del detective siguio los pasos del marido desconsolado mientras salia del deposito. Despues, Seth Frank se puso el sombrero y se marcho en silencio.
La sala de conferencias numero uno, la mas grande de la firma, ocupaba un lugar preferente detras mismo del area de recepcion. Ahora, al otro lado de las gruesas puertas corredizas, acababa de comenzar una reunion de todos los socios.
Jack Graham, aunque todavia no era socio, ocupaba una silla entre Sandy Lord y otro socio mayor. Se trataba de un encuentro informal y Lord habia insistido.
Los camareros sirvieron cafe, bollos y pasteles, y despues se retiraron.
Todas las miradas se centraron en Dan Kirksen. Este bebio un trago de zumo, se seco los labios con la servilleta y se levanto.
– Como ya sin duda sabeis todos, una terrible tragedia se ha abatido sobre uno de nuestros mas… -Kirksen espio de reojo a Lord- o mejor dicho, nuestro cliente mas importante.
Jack miro a los reunidos alrededor de la mesa de marmol de veinte metros de largo. La mayoria miraba a Kirksen, y los demas se enteraban de los hechos por boca de su vecino. Jack habia leido los titulares. No habia trabajado en ninguno de los asuntos de Sullivan pero sabia que eran tan grandes que ocupaban los servicios de cuarenta abogados casi a tiempo completo. Era, por amplio margen, el mayor cliente de Patton, Shaw.
– La policia investiga el asunto a fondo. Hasta ahora no se han producido novedades en el caso. -Kirksen hizo una pausa, miro otra vez a Lord, y anadio-: Como se pueden imaginar, es un momento muy angustioso para Walter Sullivan. Para facilitarle las cosas en todo lo posible durante este tiempo, hemos pedido a todos los abogados que presten una atencion especial a cualquier asunto de sus empresas y que, si es factible, solucionen de raiz cualquier problema antes que pase a mayores. Ademas, si bien creemos que solo se trato de un robo con unas consecuencias muy desafortunadas, y que no tiene ninguna relacion con los asuntos empresariales de Walter, es recomendable que todos estemos alertas ante cualquier anormalidad en los tratos que realizamos en representacion de Sullivan. Cualquier actividad sospechosa tendra que ser comunicada inmediatamente a Sandy o a mi mismo.
Algunos de los presentes se volvieron hacia Lord que, como de costumbre, miraba el techo. En el cenicero que tenia delante habia tres colillas y al lado, una copa con los restos de un Bloody Mary.
Ron Day, de la seccion de derecho internacional, tenia una pregunta. El pelo bien cortado enmarcaba su cara de lechuza, disimulada en parte por las gafas ovaladas.
– ?No sera un asunto terrorista, verdad? Ahora mismo estoy ocupado con la creacion de una serie de empresas mixtas en Oriente Medio para la subsidiaria kuwaiti de Sullivan, y esa gente actua segun sus propias reglas. ?Debo preocuparme por mi seguridad personal? Esta noche vuelo a Riad.
Lord movio la cabeza hasta que su mirada se fijo en Day. Algunasveces le sorprendia comprobar lo cortos, para no decir idiotas, que eran muchos de sus socios. Day era un socio de servicio cuyo mayor atributo, y para Lord el unico, era hablar siete idiomas y saber besarle el culo a los saudis.
– Yo no me preocuparia, Ron. Si esto es una conspiracion internacional, no eres lo bastante importante como para que se fijen en ti, y si han decidido matarte estaras muerto antes de que te des cuenta.
Day se arreglo el nudo de la corbata mientras una risa nerviosa celebraba la salida de Lord.
– Gracias por la aclaracion, Sandy.
– De nada, Ron.
– Estamos seguros -senalo Kirksen- de que se esta haciendo todo lo posible para resolver este siniestro asesinato. Incluso se comenta que el presidente autorizara la creacion de un grupo de investigacion especial para que intervenga. Como ya sabeis, Walter Sullivan ha servido en numerosos cargos gubernamentales en varias administraciones, y es amigo intimo del presidente. Creo que podemos dar por hecho que los asesinos seran detenidos muy pronto. -Kirksen se sento.
Lord miro a los presentes, enarco las cejas y aplasto el ultimo cigarrillo. En unos instantes se quedo solo.
Seth Frank hizo girar el sillon. Su despacho era un cubiculo de metro ochenta por metro ochenta; el sheriff era el unico que disponia de un poco mas de espacio en el pequeno edificio de la jefatura. El informe del forense estaba sobre la mesa. Eran las siete y media de la manana y Frank ya se habia leido tres veces cada palabra del informe.
Habia asistido a la autopsia. Era lo que los detectives debian hacer, por varias razones. Aunque habia estado presente en centenares de autopsias, no se acostumbraba a ver tratar a los muertos como los restos de animales en las clases de biologia, en los que los alumnos metian los dedos. Ahora no le entraban nauseas, pero por lo general se iba a pasear en coche durante dos o tres horas antes de volver al trabajo.
El informe mecanografiado constaba de varias hojas. Christy Sullivan llevaba muerta al menos setenta y dos horas, quiza mas, cuando la encontraron. La hinchazon y las ampollas del cadaver, junto con las bacterias y la acumulacion de gases en los organos, confirmaban el calculo horario con bastante precision. Sin embargo, la temperatura del cuarto era muy alta, cosa que habia acelerado la putrefaccion del cadaver. Este hecho, a su vez, aumentaba las dificultades de asegurar la hora exacta de la muerte. Pero no era inferior a las setenta y dos horas; el medico forense habia sido muy firme en ese punto. Ademas, Frank contaba con otras informaciones que le llevaban a creer que Christine Sullivan habia muerto la noche del lunes. Esto coincidia con el margen de tres a cuatro dias.
Frank fruncio el entrecejo. Un minimo de tres dias representaba que el rastro se habia enfriado. Cualquiera con dos dedos de frente podia desaparecer de la faz de la tierra en tres o cuatro dias. A esto se anadia el hecho de que Christine Sullivan llevaba muerta algun tiempo y la investigacion apenas si habia avanzado. No recordaba ningun caso sin una sola pista.
No sabian de la existencia de ningun testigo de los hechos ocurridos en la mansion Sullivan, aparte de la victima y el asesino. Habian publicado anuncios en los periodicos y colocado carteles en los bancos y centros comerciales. No se habia presentado nadie.
Habian hablado con todos los propietarios de casas en un radio de cinco kilometros. Todos habian manifestado su asombro, repulsa y miedo. Frank habia visto el temor reflejado en el movimiento de una ceja, en los hombros encorvados y en la manera de frotarse las manos. La vigilancia seria mas estrecha que nunca en el pequeno condado. Pero todas estas emociones no dieron ninguna informacion util. Habian interrogado a fondo al personal de cada casa. Otra via muerta. Habian entrevistado por telefono a la servidumbre de los Sullivan, que habian ido a Barbados, sin conseguir nada importante. Ademas, todos tenian coartadas perfectas, aunque esto no significara un obstaculo insalvable. Frank archivo el dato en su memoria.
Tampoco tenian la pelicula del ultimo dia de la vida de Christine Sullivan. La habian asesinado en su casa, a altas horas de la noche. Pero si la habian matado un lunes por la noche, ?que habia hecho durante el dia? Esta