asunto nuevo. Mi secretaria te enviara un copia de los pasos a seguir. Mientras tanto, haz lo que sea necesario para desvincular inmediatamente a la firma y a ti mismo de este caso.

Con un aire de desprecio, Kirksen dio media vuelta dispuesto a marcharse. Jack dejo el sillon.

– Escucha, Dan, he aceptado el caso, lo defendere en el juicio y no me importa lo que tu o la politica de la empresa digan al respecto. Cierra la puerta cuando salgas.

Kirksen volvio a girarse y observo a Jack con una mirada muy atenta.

– Jack, ve con cuidado. Soy el socio gerente de la firma.

– Se quien eres, Dan. Seguro que siendo tan responsable, sabras cerrar la puerta cuando salgas.

Kirksen, sin decir ni una palabra mas, giro sobre los talones y salio sin olvidarse de cerrar la puerta.

Poco a poco desaparecio el dolor de cabeza y Jack volvio a su trabajo. Le faltaba poco para completar los documentos. Queria presentarlos antes de que nadie intentara detenerlo. Imprimio los documentos, los firmo y llamo a un mensajero. Hecho esto descanso unos momentos en el sillon. Eran casi las nueve. Tenia que ponerse en marcha, la cita con Luther era a las diez. Tenia que formular un sinnumero de preguntas. Entonces recordo aquella noche. La noche helada en el Mall. La mirada de Luther. Jack haria las preguntas, pero solo podia confiar en que seria capaz de aceptar las respuestas.

Se puso el abrigo, y unos minutos mas tarde, iba en su coche camino a la carcel del condado de Middleton.

Segun la constitucion de la mancomunidad de Virginia y el estatuto de procedimiento criminal, el estado debe entregar al acusado cualquier evidencia. No hacerlo significa el fin fulminante de la carrera del fiscal, ademas de permitir que el acusado resultara absuelto en la apelacion.

Estas normas traian de cabeza a Seth Frank. Pensaba en el detenido sentado en la celda a unos pocos pasos de su oficina. Su apariencia tranquila no preocupaba a Frank. Algunos de los criminales mas salvajes que habia arrestado despues de haberle abierto la cabeza a alguien por diversion, parecian chicos del coro de la iglesia. Gorelick estaba montando un buen caso, recolectaba metodicamente un saco de pequenas hebras que tejidas todas juntas delante de un jurado, se convertirian en una soga bien solida para colgar a Luther Whitney. Esto tampoco preocupaba a Frank.

Lo que le preocupaban era las pequenas cosas que no encajaban. Las heridas. Las dos armas. Una bala arrancada de la pared. El lugar limpio como una sala de operaciones. El hecho de que Luther estuviera en Barbados y hubiese vuelto. El tipo era un profesional. Frank habia dedicado cuatro dias a averiguar todo lo posible sobre Luther Francis Whitney. Habia resuelto un crimen complicadisimo que excepto por un golpe de suerte habria quedado impune. Un botin de millones, los polis sin una pista; estaba fuera del pais, y el muy hijo de puta regresa. Los profesionales no hacian estas cosas. Frank hubiese comprendido que regresara por la hija, pero lo habia comprobado en la compania aerea. Luther Whitney habia regresado a Estados Unidos con un nombre falso mucho antes de que Frank urdiera la trampa con Kate.

Y lo mas grave: ?debia creer que Luther Whitney tenia algun motivo para revisar la vagina de Christine Sullivan? Para colmo alguien habia intentado matar el tipo. Esta era una de las pocas ocasiones en que Frank tenia mas preguntas sin responder despues de arrestar al sospechoso que antes de pillarlo.

Saco el paquete de cigarrillos. Habia renunciado a los caramelos. Intentaria dejar de fumar el ano que viene. Cuando levanto la mirada se encontro con Bill Burton delante de su mesa.

– Que quede claro, Seth, que no puedo probar nada, pero en mi opinion tuvo que ser de esa manera.

– ?Esta seguro de que el presidente se lo dijo a Sullivan?

Burton asintio. Se entretuvo por un momento con una taza vacia que estaba sobre la mesa del teniente.

– Acabo de estar en una reunion con el. Supongo que fue culpa mia no decirle que se lo callara. Lo siento, Seth.

– Joder, es el presidente, Bill. ?Quien le dice al presidente lo que debe hacer?

– Entonces, ?que le parece?

– Tiene sentido. No puedo dejarlo correr, eso se lo advierto desde ahora. Si Sullivan estuvo detras de esto ire a por el. No me importan sus razones. Aquel disparo pudo matar a cualquiera.

– Quiza, pero sabiendo como actua Sullivan, no encontrara gran cosa. Es probable que el tirador este en alguna isla del Pacifico con una cara nueva y disponga de un centenar de testigos dispuestos a jurar que nunca estuvo en Estados Unidos.

Frank acabo de escribir en el libro de registro.

– ?Consiguio sacarle algo a Whitney?

– ?Ni una palabra! Su abogado le ha dicho que no abra la boca.

– ?Quien es? -Burton disimulo su interes.

– Jack Graham. Trabajaba en la oficina del defensor publico del distrito. Ahora es uno de los socios de uno de esos grandes bufetes de postin. En este momento esta reunido con Whitney.

– ?Es bueno?

Frank hizo una pausa. Retorcio el palo de la cerilla.

– Sabe lo que hace -contesto.

– ?Cuando formalizaran la acusacion?

– Manana a las diez.

– ?Llevara a Whitney?

– Si. ?Quiere venir, Bill?

– No quiero saber nada mas de este asunto -contesto Burton que se tapo los oidos con las manos.

– ?Como es eso?

– No quiero que nada pueda llegar a oidos de Sullivan.

– ?Cree que lo intentaran de nuevo?

– Lo unico que se es que no se la respuesta a esa pregunta y usted tampoco. Yo en su lugar adoptaria unas cuantas medidas especiales. Frank le miro con atencion.

– Cuide de nuestro muchacho, Seth. Tiene una cita con la camara de ejecucion en Greensville.

Burton se marcho.

Frank permanecio sentado un rato mas. Lo que habia dicho Burton tenia sentido. Quiza lo intentarian otra vez. Cogio el telefono, marco un numero, hablo durante un par de minutos y colgo. Habia tomado todas las precauciones necesarias para transportar a Luther. Esta vez Frank confiaba en que no habria filtraciones.

Jack dejo a Luther en la sala de interrogatorios y cruzo el vestibulo para ir a la maquina de cafe. Delante de el tenia a un tipo fornido, con un buen traje y paso agil. El hombre se dio vuelta en el momento que Jack pasaba a su lado. Tropezaron.

– Perdone.

Jack se froto el hombro donde se habia golpeado contra el arma. -No es nada.

– Usted es Jack Graham, ?no?

– Depende de quien lo pregunte. -Jack miro al tipo; a la vista de que iba armado no podia ser un reportero. Por la manera que mantenia las manos listas para actuar al instante y la mirada que se fijaba en todo sin que pareciera hacerlo debia ser un poli.

– Bill Burton, servicio secreto de Estados Unidos.

Se dieron la mano.

– Soy una especie de correveidile del presidente en esta investigacion.

– Ahora le recuerdo. Estuvo en la conferencia de prensa. Bueno, supongo que su jefe estara muy contento esta manana.

– Lo estaria si no fuera por el follon que hay en el resto del mundo. En cuanto a su cliente, vaya, en mi opinion solo se es culpable cuando lo dice el jurado.

– Estupendo. ?Quiere estar en mi jurado?

– Tranquilo. -Burton sonrio-. Ha sido un placer hablar con usted.

Jack dejo los dos vasos de cafe sobre la mesa y miro a Luther. Despues se sento y acomodo por enesima vez el bloc de notas impoluto.

Вы читаете Poder Absoluto
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату