– Disculpe, coronel. Deje centinelas junto a la rampa, para asegurarme de que nadie subiria a bordo mientras repartiese usted sus hombres. Podemos pasar por alli y recogerlos al marcharnos.

– Muy bien, capitan. El camion de atras esta vacio. Ordene a sus hombres que suban a el. Usted puede llevarse mi coche. Mi ayudante ira a recogerlo mas tarde a su cuartel.

– Es usted muy amable, senor. Gracias.

Clark tenia la mano en una pequena pistola del 25 con silenciador que llevaba en el bolsillo del pantalon, pero no la saco. Los cubanos estaban ya subiendo al camion, dirigidos por un sargento. Clark ofrecio su asiento a Herras y se encamino casualmente al camion silencioso donde estaban Pitt y los marineros cubanos.

Los vehiculos habian girado en redondo y estaban saliendo del muelle cuando aparecio y se detuvo un coche militar en el que viajaba un oficial ruso. Este se asomo a la ventanilla de atras y miro, frunciendo recelosamente el entrecejo.

– ?Que pasa aqui?

Clark se acerco despacio al automovil, pasando por delante de el para asegurarse de que sus unicos ocupantes eran el ruso y su chofer.

– Un relevo de la guardia.

– No se que se haya ordenado.

– La orden procede del general Velikov -dijo Clark, deteniendose a solo dos pies de la portezuela de atras.

Ahora pudo ver que el ruso era tambien coronel.

– Precisamente vengo del despacho del general para inspeccionar las medidas de seguridad. No me dijo nada sobre el relevo de la guardia. -El coronel abrio la portezuela, disponiendose a apearse-. Debe ser un error.

– No es ningun error -dijo Clark.

Cerro la puerta con la rodilla y disparo al coronel entre los ojos. Despues, friamente, metio dos balas en la nuca del conductor.

Un momento mas tarde, el coche fue puesto en marcha y dirigido hacia las negras aguas entre los muelles.

Manny abrio la marcha, seguido de Pitt y cuatro marineros cubanos. Subieron a toda prisa la rampa hasta la cubierta principal del Atny Bigalow y se separaron. Pitt trepo por la escalerilla de la obra muerta, mientras los otros bajaban a la sala de maquinas. La caseta del timon estaba a oscuras, y Pitt la dejo tal cual. Paso la media hora siguiente comprobando los controles electronicos y el sistema de altavoces del barco a la luz de una linterna, hasta que todas las palancas y los interruptores quedaron firmemente grabados en su mente.

Levanto el telefono del barco y llamo a la sala de maquinas. Paso un minuto antes de que Manny respondiese.

– ?Que diablos quiere?

– Solo una comprobacion -dijo Pitt-. Listo para cuando usted lo este.

– Pues tendra que esperar mucho, mister.

Antes de que Pitt pudiese replicar, Clark entro en la caseta del timon.

– ?Esta hablando con Manny? -pregunto.

– Si.

– Digale que suba en seguida.

Pitt transmitio la brusca orden de Clark y recibio un alud de blasfemias antes de colgar.

Menos de un minuto mas tarde, Manny entro en tromba, apestando a sudor y a aceite.

– Dese prisa -dijo a Clark-. Tengo un problema.

– Moe lo tiene aun peor.

– Ya lo se. Las maquinas han sido inutilizadas.

– ?Estan las suyas en condiciones de funcionar?

– ?Por que no habian de estarlo?

– La tripulacion sovietica rompio a martillazos todas las valvulas del Ozero Zaysan -dijo gravemente Clark-. Moe dice que tardaria dos semanas en repararlas.

– Jack tendra que arrastrarlo hacia el mar abierto con el remolcador - dijo llanamente Pitt.

Manny escupio a traves de la puerta de la caseta del timon.

– No conseguira volver a tiempo para remolcar el petrolero. Los rusos no estan ciegos. Se daran cuenta de lo que pasa en cuanto salga el sol.

Clark asintio lentamente con la cabeza.

– Temo que tiene razon.

– ?Cual es la situacion? -pregunto Pitt a Manny.

– Si esta banera tuviera motores Diesel, podria hacerla arrancar dentro de dos horas. Pero tiene turbinas a vapor.

– ?Cuanto tiempo necesita?

Manny miro hacia la cubierta, considerando los largos y complicados procedimientos.

– Hemos tenido que empezar con una maquinaria muerta. Lo primero que hicimos fue poner en funcionamiento el generador Diesel de emergencia y encender los quemadores del horno para calentar el fuel. Hay que enjugar la condensacion de las tuberias, calentar las calderas y poner en condiciones los elementos auxiliares. Despues esperar a que la presion del vapor aumente lo bastante para accionar las turbinas. Tenemos para cuatro horas… si todo marcha bien.

– ?Cuatro horas? -dijo, perplejo, Clark.

– Si es asi, el Amy Bigalow no podra salir del puerto antes de que sea de dia -dijo Pitt.

– Entonces no hay nada que hacer.

Habia una cansada certidumbre en la voz de Clark.

– Si, todavia hay algo que hacer -dijo firmemente Pitt-. Aunque solo lograsemos sacar un barco mas alla de la entrada del puerto, reduciriamos en una tercera parte la cantidad de muertos.

– Y todos nosotros moririamos -anadio Clark-. No habra manera de escapar. Hace dos horas habia calculado que teniamos un cincuenta por ciento de probabilidades de sobrevivir. Pero no ahora, no cuando su viejo amigo Velikov descubra que su monstruoso plan empieza a desvanecerse en el horizonte. Y no debemos olvidar al coronel sovietico que yace en el fondo de la bahia; dentro de poco se advertira su ausencia y todo un regimiento saldra en su busca.

– Y tambien esta aquel capitan de los guardias de seguridad -dijo Manny-. Muy pronto se dara cuenta de lo ocurrido cuando le pongan las peras a cuarto por haber abandonado su zona de vigilancia sin la debida orden.

El zumbido de potentes motores Diesel aumento lentamente de volumen en el exterior y una sirena de barco lanzo tres breves toques apagados.

Pitt miro a traves de la ventana del puente.

– Jack se esta acercando con el remolcador.

Se volvio y contemplo las luces de la ciudad. Estas le recordaron una gran vitrina de joyas. Empezo a pensar en la multitud de ninos que estarian metiendose en la cama esperando con

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