– No, no, tocame -dijo ella, una vez recobrada de la sorpresa.
No la habian tocado nunca de aquel modo, y ahora se alegraba de que Santos fuera el primero. Se arqueo y se froto contra el, dominada por un deseo que ni siquiera comprendia. Santos le quito las braguitas y empezo a acariciarla.
– No te detengas… No te detengas… -repitio entre gemidos.
Entonces la penetro con los dedos y empezo a moverlos, lentamente al principio, luego con mas rapidez. Era una sensacion maravillosa para Glory. Una sensacion que desafiaba cualquier descripcion exacta. Era dura pero agradable, agresiva pero familiar. Como si se hubieran fundido el uno en el otro.
Su respiracion se acelero. Se sentia asustada y fuera de control al tiempo, pero no tenia miedo y sabia muy bien lo que estaba haciendo.
Las acometidas se hicieron mas rapidas, y en determinado momento sintio que todas las estrellas estallaban en su interior. Glory grito su nombre y se derrumbo sobre el, besandolo una y otra vez. Estaba sudando, y su corazon latia tan deprisa como si hubiera estado corriendo varios kilometros. Se sentia gloriosamente viva.
Los segundos se hicieron minutos, pero poco a poco volvio a la normalidad. Solo entonces noto que Santos estaba temblando.
– Oh, Santos, lo siento…
De repente comprendio lo que habia sucedido. Santos limpio sus lagrimas. Unas lagrimas que Glory ni siquiera habia notado.
– ?Por que? ?Por hacerme el hombre mas feliz del mundo?
– ?Como es posible que seas feliz? -pregunto, ruborizada-. No te has…
– Me has hecho feliz entregandote a mi. ?Te parece poco?
– Te lo daria todo, Santos, todo.
– No, no estaria bien.
– ?Por que?
– Por esto -miro a su alrededor-. Por donde estamos. Porque tenemos que escondernos. Es como si todo fuera una especie de gran mentira.
– No es asi. Te amo. ?Como podria ser una mentira?
– Dimelo tu.
– Te amo mas que a nada en el mundo. ?Es que crees que estoy mintiendo?
Santos la miro unos segundos, sin decir nada.
– Di que me crees -continuo ella-. Di que crees que te amo.
– No puedo. Lo siento, pero no puedo.
Glory se aparto de el. No podia creer lo que estaba escuchando. No creia en ella.
Rapidamente, recobro las braguitas y la falda y se las puso. De repente se sentia muy vulnerable. Sus ojos se llenaron de lagrimas mientras intentaba cerrar el sujetador.
– No queria hacerte dano, Glory.
– Claro. Solo estabas diciendo la verdad, intentando ser sincero. A fin de cuentas aun piensas que soy… Bah, olvidalo.
– Tal vez no quiera olvidarlo. Al menos, es cierto que soy sincero.
– Eres un canalla. No has sido sincero. Aun crees que estoy jugando contigo, que solo soy una nina mimada despreocupada por todo salvo por si misma.
– Dame una razon para que cambie de opinion.
Glory se aparto, pero Santos la tomo de la mano.
– Crece un poco, Glory. Yo ya no soy un nino.
– Ni sabes tanto como crees.
– Entonces, abreme los ojos.
La joven lo miro con intensidad. Deseaba que se disculpara, pero sobre todo deseaba que la amara tanto como ella lo amaba a el.
– Si me amas tanto como dices, deberias decirselo a tus padres.
– Sabes muy bien que no puedo. Te conte lo de mi madre. Te dije… Pideme cualquier otra cosa y lo hare.
– Cualquier otra cosa menos eso -puntualizo-. Por desgracia es lo unico que deseo. Asi que, ?que piensas hacer?
– Ella nos destruira. Encontrara un modo de hacerlo.
– ?Y crees que esto no nos destruira?
Glory empezo a llorar. Santos la atrajo hacia si y la abrazo. La joven se dejo llevar, deseando que los diez ultimos minutos no hubieran existido.
– No me gusta que tengamos que vernos de esta forma -declaro el, con suavidad-. No me agrada esconderme, no me gusta mentir, y no me gusta lo que significa.
– No significa nada, Santos.
– Significa que crees que no soy lo suficientemente bueno para ti.
– Eso no es cierto. ?Es que no lo comprendes? ?Es por mi madre! Y por mi padre. Ellos son los que..
– Los que pensarian que no soy suficientemente bueno.
Glory sintio su irritacion, y la abierta acusacion que se volvia hacia ella. Como si tuviera la culpa de las creencias de sus padres.
– Si mi tono de piel fuera rosado seria bueno para ellos. Si fuera rico, si tuviera una carrera o si viviera en un barrio aristocratico seria bueno para ellos. Entonces me aplaudirian.
– Mi padre no es asi. Es dulce y comprensivo. Pero hace todo lo que ella le dice.
– Estoy cansado de mentir. Lo que estamos haciendo no esta bien, no de esta forma. Nos queremos, y no deberiamos avergonzarnos por ello. No deberiamos ocultarnos.
– No me hagas esto, Santos. Dame un poco de tiempo.
– Quiero que conozcas a Lily. Manana.
Santos le habia hablado sobre ella. Lo habia hecho para asustarla con su pasado. Pero Glory no se habia asustado por eso. No podia hacerlo. Lily lo queria tanto como ella, aunque de una forma muy distinta. No obstante, la perspectiva de conocerla la intimidaba de un modo extrano.
– Si llego a conocerla sera… Se que no lo comprenderas, pero tengo el presentimiento de que cuando alguien sepa lo nuestro todo se acabara. Encontraran un medio para separarnos.
– ?Eso es una tonteria! -exclamo, irritado.
Se aparto de ella y paso al asiento delantero del coche. Ella lo siguio, estremecida.
– No pienso seguir como hasta ahora -continuo el-. Si me amas, hablaras con tus padres.
– No me averguenzo de ti. Tienes que creerme. Me gustaria decirle a todo el mundo que te amo. Me gustaria que todo el mundo supiera que eres mio.
– Entonces, demuestralo.
Santos la miro de tal forma que Glory supo que lo estaba perdiendo. Su madre estaba ganando la partida sin saberlo, y no podia permitir que sucediera.
– Muy bien, hablare con mi padre. Pero necesito decirte algo. Algo sobre mi madre. Necesito que comprendas por que la temo tanto. ?Me escucharas?
Santos asintio y ella empezo a hablar. Le conto lo sucedido en el despacho con Danny, le conto todo lo relativo a sus palizas, a sus terribles castigos, a su extrana actitud. Mientras lo hacia podia sentir los azotes, ver su rostro horrible, escuchar sus amenazadoras palabras. Hasta veia su propia sangre flotando en el agua de una banera. No habia podido olvidarlo, y tal vez no podria en toda su vida.
Empezo a temblar sin poder evitarlo. Solo entonces comprendio que estaba llorando, sollozando desconsoladamente como una nina. Santos la abrazo y la llevo al asiento de atras. Durante un buen rato no hizo nada salvo mecerla con suavidad, susurrando palabras de animo.
Glory lloro hasta que no tuvo mas lagrimas que derramar, hasta que el horror de aquel dia en la banera se convirtio en un poso amargo y profundo en su ser, hundido en un agujero sin luz ni calidez alguna.
– No se lo habia contado a nadie -susurro ella al fin, exhausta-. Ni siquiera a Liz. Ojala que pudiera olvidarlo.
– Lo siento, carino. Siento que lo hayas recordado por mi culpa.