En primer lugar contratara dos espacios publicitarios de una pagina, y publicara en ellos su verdadera ascendencia. El primero en el dominical del Times Picayune, y el segundo en la revista New Orleans, en el interior de la portada -se metio las manos en los bolsillos y paseo-. Como he dicho, en esos anuncios debera reconocer su verdadera ascendencia, confesara sus anos de mentiras y expresara su profunda y eterna afliccion por haber abandonado cruelmente a su amantisima madre.
– ?Que mas? -pregunto tensa, cerrando los punos.
Santos sonrio.
– Celebrara una enorme fiesta, una gala en honor de Lily. Invitara a todos sus amigos importantes y a todas las autoridades de la ciudad. Al alcalde, al jefe de policia y tal vez hasta al gobernador. Por supuesto, una vez mas reconocera publicamente a Lily.
– Y por supuesto -anadio Hope con amargura-, usted asistira para asegurarse de que sigo sus instrucciones al pie de la letra.
– No sea ingenua. Esto me cuesta quinientos mil dolares, y quiero que todo salga perfectamente.
– ?Y si sigo las instrucciones?
– Los pagares seran suyos.
Hope lo miro atonita.
– Eso es una locura. ?Por que lo hace en realidad?
La contemplo detenidamente, arqueando los labios en un gesto de disgusto.
– Ya se que no puede entenderlo. No entiende que quisiera tanto a Lily, que piense que se lo debo todo, incluso mi vida. Esta por encima de usted el comprender que puedo darle lo que mas deseaba en el mundo y no me importa lo que me cueste. Aunque mis motivos no son completamente altruistas. Disfrutare viendo como hace lo que deberia hacer, por una vez en su vida, como un ser humano decente.
Hope guardo silencio durante un momento. El odio crecio en su interior, retorciendose en sus entranas. Lo mataria si pudiera.
Pero habia otras formas de hacerle pagar aquello. Encontraria la forma. Aunque fuera lo ultimo que hiciera en su vida, la encontraria.
Lo miro fijamente a los ojos.
– Es muy imprudente por su parte.
Santos levanto una ceja.
– ?Por que? ?Es que va a vengarse por esto? ?Me esta amenazando?
Hope se limito a sonreir.
Capitulo 55
La casa de River Road dio la bienvenida a Glory. La llamaba por su nombre, en voz baja y suave, como lo haria un amante. Estaba al final del largo camino arbolado, mirandola maravillada, pensando que era la mansion mas bonita que habia visto en su vida. Sacudio la cabeza. Tres semanas despues de la lectura del testamento de Lily, seguia sin poder creer que fuera suya.
A lo largo de las semanas anteriores habia ido alli tanto como habia podido. En algunas ocasiones, como la noche anterior, habia dormido alli. Otras veces sacaba un par de horas de su apretada agenda para ir a visitarla.
Se agacho para recoger una brizna de hierba y se la llevo a la nariz. La casa la atraia fuertemente. Alli se sentia feliz, tranquila y relajada. Tenia la impresion de que aquel era su lugar.
Empezo a caminar hacia la casa lentamente. Aquel dia no tenia que estar en ningun sitio. Habia decidido que el hotel podia seguir funcionando sin ella. Durante las semanas anteriores se habia dedicado a repasar cajas de recuerdos y fotografias y a examinar los libros de contabilidad. Sus antepasados habian llevado a cabo alli un negocio muy rentable. No entendia que Lily hubiera muerto con tan pocas pertenencias.
Glory bostezo y se paso los dedos por el pelo. La noche anterior habia encontrado unos cuantos diarios pertenecientes a sus antepasadas. Algunos se remontaban a Camelia, la primera de las Pierron. Tambien estaban los diarios de algunas de las chicas que trabajaban en la casa.
Las narraciones de sus vidas la fascinaban y la descorazonaban a la vez. Paso gran parte de la noche leyendo, hasta que le dolieron los ojos y la cabeza. Al final, la fatiga la habia obligado a guardar los diarios, pero tenia la intencion de seguir leyendo durante el dia.
Un pajaro se puso a cantar en las ramas del arbol contiguo. Miro hacia arriba, y una suave brisa recorrio su rostro. Oyo el sonido de un coche que avanzaba por el camino.
Se volvio, con el corazon en la garganta.
Era Santos.
Lo contemplo con sensacion de inevitabilidad. Siempre habia pensado que Santos era su media naranja, y siempre lo habia usado como medida para juzgar a los demas hombres. Era logico que estuviera alli, apareciendo de la nada. Tal y como habia aparecido en su vida por primera vez.
Detuvo el coche a su lado. El viento que entraba por la ventanilla bajada le revolvia el pelo.
Deseaba tocarselo, acariciarselo, pero se metio las manos en los bolsillos.
– Hola, Santos.
– Tenemos que hablar.
Glory sonrio con calma, aunque su corazon se habia desbocado.
– De acuerdo. Vamos a la terraza del primer piso.
Santos asintio y aparco el coche. Caminaron juntos a las escaleras que conducian a la terraza.
Santos examino la casa, pensativo.
– Es la primera vez que vengo despues de la muerte de Lily.
– Te trae recuerdos, ?verdad?
– Si -la miro a los ojos-. Buenos recuerdos.
Glory se metio las manos en los bolsillos de los pantalones.
– A mi tambien, aunque no tenga sentido, porque mi historia no esta aqui.
– Tu historia esta aqui, mas que la mia, aunque de forma distinta.
Glory penso en Lily y en los diarios, y se le hizo un nudo de emocion en la garganta.
– ?Quieres un te helado, un refresco, o algo?
Santos nego con la cabeza.
– No, gracias.
No queria nada de ella. Glory aparto la vista y despues se volvio para mirarlo de nuevo.
– ?Como sabias que estaba aqui?
– Una premonicion -sonrio-. Y un soplo de un empleado de tu hotel. Es curioso que una placa de policia abra tantas puertas.
– Y la premonicion, ?a que se ha debido?
A la cara que pusiste cuando te enteraste de que Lily te habia dejado la casa.
La sonrisa de Glory se desvanecio.
– Lo siento. Se que querias…
– No lo sientas. Yo no lo siento.
– Mentiroso -dijo suavemente pero sin malicia, sorprendiendose-. Veo la verdad en tus ojos.
Santos inclino la cabeza, reconociendo que era cierto, y camino hasta la barandilla para mirar el paisaje.
– No estoy enfadado, Glory.
– Solo estas triste.
– Algo asi -se volvio para mirarla-. Ahora que la casa es tuya, ?que te parece?
– Me encanta. Tengo la sensacion de que mi sitio esta aqui -se coloco a su lado y siguio su mirada-. No entiendo la atraccion que este sitio, esta casa, ejerce sobre mi. Pero es innegable. Me confunde, y tal vez me asusta.
Santos la miro a los ojos. Se quedaron en silencio, mirandose. Al cabo de un rato que parecio infinito, el aparto la vista y volvio a mirar al rio.