universidad de Beijing y habia abandonado el domicilio familiar. Su madre menciono algo de eso en una carta, en la que decia que se trataba de curtirse por medio del trabajo. Un ano mas tarde, cuando volvio a casa para pasar las vacaciones de verano, su padre acababa de regresar del campo y recupero su trabajo despues de que le retiraran su etiqueta de elemento derechista. Sus padres siempre le habian ocultado este episodio, y solo durante la Revolucion Cultural le pregunto a su padre sobre aquel hecho y supo que fue su tio, el viejo revolucionario, quien intervino en su favor. Como el numero de derechistas designados por la entidad de trabajo de su padre sobrepasaba ampliamente las cuotas fijadas por los superiores, su padre no tuvo que llevar esa etiqueta, tan solo le rebajaron el salario y le abrieron un expediente. Los problemas de su padre venian porque habia escrito en el periodico mural un articulo de unos cien caracteres, en el que expreso francamente su opinion en respuesta a un llamamiento del Partido que animaba a «no callarse lo que se sabia, no guardarse nada de lo que se tenia que decir para ayudar a mejorar el estilo de trabajo del Partido».

?Como imaginar, por aquel entonces, que eso era una tactica del Partido para «sacar a la serpiente de su agujero»?

Como le ocurrio a su padre nueve anos antes, el tambien cayo en la misma trampa. Solo habia firmado un dazibao, respondiendo al llamamiento del Presidente Mao impreso en caracteres gruesos en la primera pagina del Diario del pueblo: «Debeis preocuparos por los asuntos del Estado». Eso ocurrio en el momento de ir a trabajar, en la entrada del edificio; alguien estaba pegando un dazibao y pedia firmas. El anadio su nombre en el cartel. Ignoraba quien habia maquinado ese dazibao contra el Partido y las ambiciones politicas de los que lo habian redactado. No tenia nada que denunciar, pero debia reconocer que tenia motivos para estar contra el comite del Partido. Al firmarlo, perdio el rumbo y abandono su posicion de clase. En realidad, no sabia exactamente a que clase pertenecia. De todos modos, no pertenecia al proletariado y, por eso, no tenia ninguna postura clara. Si no hubiera firmado aquel dazibao, habria firmado cualquier otro. Esa fue la autocritica que se hizo. Indudablemente habia cometido un error politico y, a partir de aquel instante, arrastraria con el un expediente; su historia personal nunca mas recuperaria su virginidad.

Antes de aquel acontecimiento nunca habia pensado realmente en oponerse al Partido, no necesitaba oponerse a nadie, tan solo deseaba que no vinieran a enturbiar sus suenos. Pero lo que ocurrio aquella noche le hizo despertar y vio con claridad que se encontraba en una situacion peligrosa. En medio de los peligros politicos permanentes que le rodeaban, para protegerse a si mismo, no podia dejar de mezclarse con los demas, pronunciar las mismas palabras que ellos, comportarse como la mayoria, seguir el mismo ritmo, fundirse en esa mayoria, decir lo que el Partido habia decidido decir, acallar todas sus dudas, y limitarse a lanzar las consignas. Para evitar que lo tacharan de elemento contrario al Partido, tuvo que escribir un nuevo dazibao con unos consignatarios, en el que expresaba su apoyo a los dirigentes del Comite Central, negaba el dazibao anterior y reconocia su error.

El que cede salva la vida, el que se rebela muere. Al amanecer, los pasillos estaban cubiertos de nuevos dazibaos; lo que estaba mal ayer estaba bien hoy, todo cambiaba en funcion del clima politico, todos se convirtieron en camaleones. Lo que le produjo la mayor estupefaccion fue el contenido de un dazibao que habia pegado un dirigente politico:

«?Traidor Liu, digo que eres un traidor, porque has dado la espalda a los principios de la organizacion del Partido! ?Traidor Liu, digo que eres un traidor, porque has vendido los secretos del Partido! ?Traidor Liu, digo que eres un traidor, porque siempre has sido un oportunista que has ocultado tu origen familiar de terrateniente para infiltrarte en el campo revolucionario! ?Si te digo que eres un traidor es porque hasta hoy has continuado protegiendo al reaccionario de tu padre, lo escondes en tu casa, y te opones a la dictadura del proletariado! ?Traidor Liu, te aprovechas por tu origen de clase del movimiento para confundir lo justo con lo injusto, enganar a las masas, has saltado para dirigir la punta de tu dardo envenenado contra el Partido y tus intenciones han quedado claras!»

Los textos de acusaciones revolucionarias, todos escritos de este modo, sembraban el terror. Lao Liu, su superior, se convirtio en aquel instante en un disidente de clase y de inmediato se encontro aislado. Al salir del circulo de personas que habia alrededor de los dazibaos, Lao Liu regreso a su despacho y cerro la puerta, y cuando volvio a salir, sin su pipa en los labios, nadie se atrevio a dirigir la palabra al ex jefe de la oficina.

Despues de aquellos combates nocturnos que duraron hasta el amanecer, el cielo empezaba a clarear. Fue al lavabo y se lavo la cara. El agua fresca le aclaro las ideas. A lo lejos, los techos de tejas grises se extendian hasta perderse de vista; los hombres, sumergidos en sus suenos, todavia no se habian despertado, solo se veia la cuspide redonda del templo de la Pagoda Blanca banada por la luz de la manana, cada vez mas clara. Por primera vez tenia claro que se habia convertido en un enemigo «oculto en la sombra» y que, si queria sobrevivir, era necesario que se pusiera una mascara.

– Atencion al cierre de las puertas, proxima parada Prince Edward Station.

El anuncio se hace en cantones, luego en ingles. Te has quedado dormido, y se te ha pasado la parada. El metro de Hong Kong esta mas limpio que el de Paris. Los pasajeros de Hong Kong son mas disciplinados que los del continente. Tendras que dar media vuelta en la proxima parada, regresar al hotel, dormir un poco, ya no sabes donde te has despertado esta noche, estabas en una cama con una extranjera tumbada a tu lado. Ya eres una persona que no tiene remedio, y no solo te has convertido en un simple enemigo, sino que te precipitas hacia el infierno; pues, para ti, el recuerdo es exactamente un infierno.

8

– Hablame un poco mas de esa china, ?que ha sido de ella? -Margarita posa el vaso de licor que tiene en la mano. Levanta sus largas pestanas cuidadosamente realzadas de negro y te mira desde el otro lado de la mesa redonda.

– No se, seguramente debe de seguir en China -dices tu un tanto incomodo. Preferirias evitar ese tema.

– ?Por que no la haces salir de ahi? ?No piensas en ella? -pregunta mirandote fijamente.

– Ya han pasado diez anos. De que sirve hablar de eso, la habria olvidado si no te empenaras en hablar de ella.

Tratas de mostrarte indiferente; ahora solo tienes ganas de seducir a la mujer que tienes delante.

– En ese caso, ?como es posible que te acuerdes de mi, de aquella noche en la que nos vimos por primera vez en tu casa?

– No se, es dificil de explicar, a veces recordamos muy bien pequenos detalles y otras veces olvidamos incluso el nombre de una persona que conocemos perfectamente. En algunas ocasiones, ni siquiera conseguimos recordar lo que hemos estado haciendo durante anos…

– ?Tambien has olvidado su nombre?

– ?Margarita! -dices tomandole la mano-. Los recuerdos siempre son duros, hablemos de otra cosa.

– No siempre son duros, tambien hay buenos recuerdos, sobre todo de las personas que hemos querido.

– Claro, pero todavia prefiero olvidar lo que paso.

En ese instante serias incapaz de pronunciar el nombre de esa chica que solo podria reavivar tu sufrimiento; incluso su voz y su cara se han difuminado.

– ?Tambien me olvidaras?

– ?Como podria olvidarte? Estas tan llena de vida, eres tan alegre.

Miras fijamente sus ojos un tanto ocultos por la sombra de las pestanas, intentas cambiar el tema de conversacion.

– ?Y ella no lo era tambien? -dice sin evitar tu mirada. Continua mirandote fijamente a los ojos-. Ella, tan joven y adorable, tan deseable tambien, estaba sentada enfrente de mi, con las manos se apretaba la falda alrededor de las piernas, pero la parte delantera de su falda caia y dejaba ver que no llevaba nada debajo. En aquella epoca, en China, me impresiono bastante.

– Es posible. Seguramente, cuando llamasteis a la puerta, estabamos haciendo el amor -dices esbozando una pequena sonrisa. Inutil aparentar que estas serio.

– Me olvidaras del mismo modo -dice ella-, y probablemente en muy poco tiempo.

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