chino con el camarero regordete. Pides algunas especialidades y directamente un viejo vino de Shaoxing. El camarero trae una botella sumergida en un cubo de agua caliente; luego, despues de colocar la botella y poner unas ciruelas confitadas en las copas, le dice a ella: «Habla chino realmente asi…». Levanta el dedo pulgar y anade: «?Es raro, muy raro!».
Se siente feliz. Comenta:
– En Alemania estoy demasiado sola. De todas formas prefiero China. En invierno en Alemania hay demasiada nieve. Al volver a casa, en la calle no hay nadie, cada uno se encierra en su casa; por supuesto, no son como en China, son grandes, no hay todos los problemas que has mencionado. En Francfort vivo en un atico, pero tengo una planta entera para mi sola. Si vienes, podras quedarte en mi casa, tendras tu propia habitacion.
– ?No me quedare en tu habitacion? -aventuras tu.
– Solo somos amigos -dice ella.
A la salida del restaurante, la calzada esta cubierta de charcos, tu caminas por la derecha, ella por la izquierda. Estais separados durante el camino. Tus relaciones con las mujeres nunca son faciles. No sabes por que fracasan ni por que acaban enfriandose. Probablemente ya no tienes remedio. Es mas facil acostarse con una mujer que conocerla, tan solo consigues tener encuentros fortuitos, para apaciguar un poco tu soledad.
– Ahora no tengo ganas de volver al hotel, paseemos un poco -dice ella.
Un bar da a la acera. Su gran ventanal apenas esta iluminado por unas velas colocadas sobre las pequenas mesas llenas de hombres y mujeres.
– ?Entramos? -preguntas tu-. ?O vamos a la orilla del mar?, sera mas romantico.
– He nacido en Venecia y he crecido a la orilla del mar -replica ella.
– Entonces podemos decir que eres italiana, es una ciudad maravillosa, con un sol deslumbrante.
Tienes ganas de volver a calentar un poco el ambiente, dices que has ido a la plaza San Marcos, que a medianoche las terrazas de los cafes y de los restaurantes estaban llenas, que del lado del mar, una orquesta tocaba al aire libre. Todavia recuerdas que era el
– Pero todo eso solo se monta para los turistas -dice ella-. ?Estabas de viaje?
– En aquella epoca no podia permitirme ese lujo, me invito una asociacion de escritores italianos. Una vez alli, me dije que seria maravilloso encontrar a una veneciana para quedarme en aquella ciudad.
Ella interrumpe.
– Es una ciudad muerta, sin el menor aliento, solo vive para el turismo, no tiene mas vida que esa.
– Sea como sea, alli la gente vive muy feliz -dices.
Anades que cuando volviste al hotel, en plena noche, las calles estaban casi vacias, pero dos jovenes italianas continuaban divirtiendose ante el hotel. Bailaban alrededor de un radiocasete que habia en el suelo. Las miraste un buen rato y te sonrieron. Hablaban en italiano, pero, aunque tu no entiendas italiano, viste claramente que no eran turistas.
– Tuviste suerte de no entender lo que te decian; intentaban ligar contigo -dice ella friamente-, eran prostitutas.
– No estoy seguro -reflexionas un momento-. De todos modos, eran muy calidas y adorables.
– Los italianos son todos calidos. Dificil decir si son adorables.
– Exageras un poco, ?no? -preguntas.
– ?No les hiciste ninguna senal? -replica.
– No habria tenido suficiente dinero -dices.
– Yo tampoco soy una puta-dice.
Tu dices que es ella la que ha empezado a hablar de Italia.
– Nunca he vuelto.
– Bueno, no hablemos mas de Italia.
Le echas una mirada, muy desanimado.
Una vez en el hotel, subis a la habitacion.
– No hacemos el amor, ?de acuerdo? -dice ella.
– De acuerdo, pero no podemos partir en dos esta gran cama.
Intentas ocultar tu desengano.
– Podemos dormir cada uno en su lado, o charlar tranquilamente.
– ?Hablar hasta que amanezca?
– ?Nunca has dormido con una mujer sin tocarla?
– Claro, con mi ex mujer.
– Eso no cuenta, ya no la querias.
– No solo no la queria, sino que, ademas, tenia miedo de que me denunciara…
– ?Por las relaciones con otras mujeres?
– No, era imposible tener otra mujer en aquella epoca, tenia miedo de que denunciara mis ideas reaccionarias.
– Porque no te amaba -dice ella.
– Ella tenia miedo, miedo de que le ocurriera cualquier desgracia por estar conmigo.
– ?Que desgracia?
– Imposible hablar de eso en pocas palabras.
– No hablemos mas de eso entonces. ?Nunca has dormido con una mujer que amaras o que apreciaras sin hacer el amor?
Piensas un poco y dices:
– Si, alguna vez.
– ?Eso esta bien!
– ?Que es lo que esta bien?
– Debias de respetarla, respetar sus sentimientos.
– No necesariamente, apreciar a una mujer sin tocarla, si se duerme en la misma cama, es muy dificil.
Para ti, en todo caso.
– Eres sincero -dice ella.
Tu se lo agradeces.
– Inutil agradecermelo, todavia no tengo pruebas, hay que verlo.
– Es la verdad. Ocurrio asi; sin embargo, despues, me supo mal no haber podido hacerlo, pero ya no la volvi a ver.
– Eso quiere decir que a pesar de todo la respetabas.
– No, en realidad tenia miedo -dices.
– ?Miedo de que? ?De que te denunciara?
Dices que no se trataba de tu ex mujer, era otra; ella no pretendia denunciarte, estaba muy decidida a estar contigo, pero tu no te atreviste.
– ?Por que?
– Tenia miedo de que los vecinos se dieran cuenta, era una epoca terrible en China; no tengo ganas de hablar de nuevo del pasado.
– Habla, si hablas te sentiras mas aliviado.
Ella parece comprender.
– Es mejor no hablar mas de asuntos de mujeres.
Piensas que ella se esta comportando como si fuera una buena hermana.
– ?Por que esto seria un asunto solo de mujeres? Tanto los hombres como las mujeres somos todos seres humanos, siempre hay algo mas aparte de las relaciones sexuales. Debe de ser tambien asi entre tu y yo.
Ya no sabes de que debes hablar con ella. De todos modos, no podeis meteros en la cama de inmediato. Examinas con atencion un grabado de colores con el motivo cuidado en su cuadrado dorado.