Dices que te encantaria conocerla perfectamente, y no solo su cuerpo, o lo que ella llama su cuerpo, para asi poder comprenderla del todo.

– Pero es imposible, una persona no puede comprender por completo a otra, sobre todo cuando se trata de una mujer. A veces cree haberlo conseguido, pero eso es imposible.

Estas un poco desanimado. Apoyas la cabeza sobre las manos, suspiras al mirarla, y anades:

– ?Te apetece comer algo? Podemos pedir en recepcion que nos suban algo de comida a la habitacion o ir a la cafeteria.

– Gracias, por la manana no como nada.

– ?Haces regimen? -le haces la pregunta expresamente-. ?Pero si ya es mediodia!

– Pide lo que quieras, no te preocupes por mi -dice ella-, solo quiero oirte hablar.

Estas conmovido, la besas en la frente, pones la almohada contra tu espalda y te pegas a ella.

– Eres muy tierno -dice-, me gustas. Te he dado todo lo que querias, pero no quiero ir muy lejos, tengo miedo…

– ?De que tienes miedo?

– Tengo miedo de pensar en ti.

Te sientes un poco triste, ya no hablas, piensas en el fondo que quiza deberias vivir con una mujer asi.

Rompe el silencio.

– Continua con tu historia.

Dices que esta vez quieres escucharla tu, que te hable de si misma, de su vida, de lo que quiera. Pero ella dice que no tiene nada que contar, que no ha tenido una vida tan complicada como la tuya.

– La experiencia de cada mujer es un libro, si se escribe.

– Quiza, un libro insipido.

– Pero que puede transmitir sensaciones originales.

Dices que te encantaria conocer todos sus sentimientos, toda su vida, sus secretos intimos. Le preguntas:

– ?Es verdad lo que decias mientras haciamos el amor?

– Ahora no te lo puedo decir. Es posible. Puede que un dia te lo diga. Espero que realmente pueda haber algo mas que sexo entre nosotros, no soporto la soledad.

Dices que a ti no te preocupa la soledad, que te permite no destruirte, la soledad interior es la que te ha mantenido hasta ahora; pero, a veces, necesitas ser un degenerado y abandonarte en las profundidades de una mujer.

– Eso no es ser degenerado; los hombres tienen esa mania de considerar la relacion con las mujeres como un pecado, lo repugnante es utilizarlas sin amor.

– ?Has estado enamorada de alguien alguna vez, o los hombres solo te han utilizado?

Intentas que te cuente sus secretos.

– He creido que si, pero de inmediato me he dado cuenta de que estaba equivocada; cuando un hombre desea a una mujer, siempre le dice cosas agradables al oido, y cuando queda satisfecho, se acabo. Las mujeres todavia necesitan esa ilusion, les gusta enganarse. Para ti, yo soy todavia una novedad, aun no te has cansado de mi, ya lo se.

– En el fondo, todos tenemos algo de demonio.

– Pero tu eres bastante sincero.

– No se.

Ella se rie un poco.

– ?Esta es mi Margarita!

Reconfortado, tu tambien ries.

– Una puta, ?no?

– ?Eso lo dices tu!

– ?Una desvergonzada que te ha dado su cuerpo para que lo tomes?

Te mira fijamente. No llegas a penetrar en sus ojos de color grisazulado. De pronto, se rie a carcajadas. Con la risa, se le mueven los hombros y los senos le rebotan. Dices que todavia la deseas, la tumbas sobre la almohada, cierra los ojos y suena el telefono.

– Descuelga, debe de ser otra mujer que te esta esperando -dice ella empujandote.

Tu descuelgas, un amigo te invita a cenar en Namma Island. Le dices a tu interlocutor que espere un segundo, tapas el auricular con la mano y le preguntas si le apetece ir, si no quiere, iras otro dia, quieres quedarte con ella.

– ?No podemos pasar todo el dia en la cama! Si no, te quedaras en los huesos y tus amigos me lo echaran en cara.

Ella sale de la cama y va al cuarto de bano. No cierra la puerta, se oye caer el agua. Sigues tumbado, no tienes ganas de moverte, es como si fuera tu pareja, ya no la dejarias. No puedes evitar gritarle:

– ?Margarita, eres realmente estupenda!

– ?Un regalo que te cae del cielo pero que desprecias! -grita ella para que puedas oirla con el ruido del agua.

Entonces le gritas que la quieres. Ella dice que tambien le gustaria quererte, pero que tiene miedo. Tu te levantas, te gustaria meterte en la banera con ella, pero cierra la puerta. Miras tu reloj, que has dejado sobre la mesa, corres las cortinas, ya son mas de las cuatro.

Cuando sales de la estacion de metro Sengwan, miras el puerto que bordea el mar, el aire es puro. Los barcos que circulan por la bahia brillan por la luz dorada del sol del atardecer. Una barcaza con el calado muy profundo, casi a la altura del borde, rompe las olas y levanta montanas de espuma blanca. Los edificios de la orilla muestran claramente la estructura de hormigon armado, sus contornos parecen lanzar rayos de luz. Te apetece fumar un cigarrillo para verificar que lo que te esta ocurriendo no es una ilusion. Le dices que tus pasos apenas rozan el suelo. Te abraza fuertemente contra ella, riendose con dulzura.

Hay una fila de pequenos puestos ambulantes bajo un gran anuncio de cigarrillos Marlboro. En cambio, una vez que se entra en el puerto por su compuerta metalica, es como en los Estados Unidos, esta lleno de carteles que prohiben fumar. Es la hora de la salida del trabajo; cada quince o veinte minutos, un transbordador se dirige a alguna de las pequenas islas. En el que va a Namma Island, hay sobre todo jovenes y extranjeros. Una sirena electrica hace dano a los oidos, la gente acelera el paso, pero sin el menor desorden, y, nada mas subir al barco, se echan una siesta o leen un libro. Todo esta tranquilo, solo se oyen las vibraciones de las maquinas. El barco se aleja rapidamente de la ruidosa ciudad y los altos edificios desaparecen poco a poco.

Se levanta un aire fresco, el transbordador vibra suavemente. Ella tiene sueno; al principio se apoya en ti, luego se acurruca y descansa sobre tu pecho. Tu tambien te sientes bien. Se duerme de golpe, dulcemente, tranquilamente, y despierta tu compasion. En el barco, donde se mezclan todas las razas, los unicos carteles que hay indican que esta prohibido fumar. No parece que estes en Hong Kong, no se diria que esta ciudad va a ser china.

El puente empieza a sumergirse en la noche, y tu tambien empiezas a sonar, quiza deberias vivir con ella en una isla, escuchar el sonido de las gaviotas y escribir por placer, sin ninguna obligacion ni carga, tan solo para expresar tus sentimientos.

Una vez llegados al muelle, muchos se suben a sus bicicletas, ya que en esta isla los coches no pueden circular. La luz de las farolas es amarillenta, es un pueblo pequeno, las calles son estrechas y hay muchas tiendas y bastantes restaurantes concurridos.

– Aqui podrias vivir facilmente con una casa de te con musica, o un bar. Durante el dia, podrias pintar o escribir y trabajar durante la noche. ?Que te parece mi idea?

Dongping, que ha venido a buscarte, tiene una barba que le cubre la cara y es muy alto. Es un pintor que ha llegado del continente hace mas de diez anos.

– Cuando estuvieras cansado, podrias bajar a la playa a darte un bano.

Senala, mas abajo del sendero de escalones de piedra que hay en la ladera de la colina, hacia los pequenos barcos y las canoas atracadas en la bahia, y dice que uno de sus amigos extranjeros ha comprado un viejo barco de pesca y vive en el. Margarita dice que le empieza a gustar Hong Kong.

– Podrias venir a trabajar aqui, hablas chino perfectamente y el ingles es tu lengua materna -le dice Dongping.

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