pais.

Saco una tarjeta del bolsillo de su chaqueta, anadio una direccion y un telefono y te la dio.

– Es el numero del movil; la casa la he comprado. Esta direccion de Canada seguro que la tendre durante mucho tiempo.

Se lo agradeces y le dices que actualmente no tienes dificultades, que si escribieras para ganarte la vida, hace tiempo que habrias tenido que dejarlo.

Un poco emocionado, te hizo una observacion inesperada:

– ?Escribes realmente para los chinos!

Le dices que escribias para ti mismo.

– Lo entiendo, lo entiendo, escribe -dice el-. Espero que lo escribas todo, que digas que aquello no era una vida digna para las personas.

?Escribir sobre esos sufrimientos?, te preguntaste despues de que se fuera.

Pero ya estas harto.

No obstante, has vuelto a pensar en tu padre. Cuando regreso del campo donde lo sometieron a la reeducacion por el trabajo manual, lo rehabilitaron, recupero el trabajo y su salario, pero insistio en jubilarse, y fue a Beijing a verte, a ti, a su hijo. Tenia la intencion de viajar un poco para relajarse y pasar una vejez tranquila. Quien hubiera pensado que la noche del primer dia en la capital, despues de que lo acompanaras al parque del Palacio de Verano, empezaria a escupir sangre. Al dia siguiente, lo internaron en el hospital, donde le descubrieron una sombra en los pulmones. Le diagnosticaron un cancer en fase terminal. Una noche su estado empeoro de repente, lo admitieron de nuevo en el hospital y dio su ultimo suspiro a la manana siguiente. Antes de morir, le preguntaste por que quiso suicidarse, y te explico que no tenia ganas de vivir, pero no dijo nada mas. Y justamente en el momento en que habria podido por fin empezar a vivir, y tenia ganas, murio.

En las honras funebres -las unidades de trabajo en las que moria uno de su rehabilitados debian organizar ese tipo de ceremonias para rendir cuentas a las familias-, como escritor, su hijo tuvo que decir algunas palabras, de lo contrario, no solo habria faltado a la memoria de su padre, sino a los directores de la unidad que organizaban esa ceremonia para su camarada difunto. Lo empujaron delante del microfono que habia en la sala funeraria, frente a la urna que contenia las cenizas de su padre. No pudo decir que su padre nunca habia participado en la revolucion, aunque no se opuso a ella, pero no convenia que lo llamaran camarada. Solo pudo decir una frase: «Mi padre era un hombre debil, que descanse en paz». Si hay algun lugar donde realmente se pueda descansar.

36

– ?Sacad a la vista de todos a ese soldado reaccionario del regimen del Guomindang, Zhao Baozhong!

El ex teniente coronel gritaba por el megafono de la tribuna; a su lado, sentado en silencio, se encontraba el delegado Zhang, jefe de la comision de control militar en activo, como mostraban claramente las insignias de la solapa y del gorro militar.

– ?Viva el Presidente Mao!

Las aclamaciones estallaron de pronto entre los asistentes. En la ultima fila, dos jovenes sacaron de su asiento a un viejo obeso. El se solto las manos y levanto un brazo para alzar el puno gritando:

– ?Viva… el… Presidente Mao!

El hombre gritaba con voz rota mientras forcejeaba con todas sus fuerzas. Dos antiguos militares acudieron, habian aprendido en el ejercito a inmovilizar a los adversarios. Le torcieron el brazo y lo obligaron a arrodillarse. Sus gritos se ahogaron en su garganta. Entre cuatro hombres fuertes sacaron al viejo, que arrastraba las piernas como si fuera un cerdo que se negara a ir al matadero. Bajo la mirada de los presentes, llevaron al anciano hasta la tribuna por el pasillo que habia entre los asientos. Una vez alli, le colocaron una pancarta en el pecho con la ayuda de un alambre. Cuando iba a gritar de nuevo, los hombres apretaron con violencia un punto situado por debajo de las orejas. Se puso rojo de inmediato; le cayeron las lagrimas y los mocos. Aquel viejo obrero, guardia del deposito de libros, aquel viejo soldado que, en tiempos de la Republi ca, [24] fue llevado tres veces al alistamiento forzoso en el ejercito del Guomindang, pero que se escapo dos veces y finalmente cayo prisionero del ejercito de Liberacion, acababa de ese modo, con la cabeza gacha, de rodillas, sumandose a los monstruos y malhechores descubiertos antes que el.

– ?Si el enemigo no se rinde, hay que eliminarlo!

El lema se propago entre los asistentes, pero ya hacia mas de treinta anos que aquel viejo se habia rendido.

– ?Muerte al que se resista!

En esta misma sala de actos, cuatro anos antes, el mismo viejo fue elegido por el secretario del comite del Partido, Wu Tao, que actualmente tambien se encontraba con la cabeza gacha en la fila de monstruos y malhechores, como modelo para el estudio de las Obras del Presidente Mao y como representante de la clase obrera «que habia vivido los mayores sufrimientos y que abrigaba un profundo odio hacia la antigua sociedad». El mismo presento un informe denunciando la crudeza de aquella sociedad y alabando todo lo bueno de la nueva. En aquella ocasion, el viejo tambien lloro para contribuir a la educacion de esos intelectuales todavia mal reformados.

– ?Sacad a ese perro espia de Zhang Weiliang, que esta al servicio de los extranjeros!

Condujeron a otro hombre hasta la tribuna.

– ?Abajo Zhang Weiliang!

No era necesario ponerlo mas abajo, el hombre estaba paralizado por el miedo y era incapaz de mantenerse erguido. Pero todo el mundo gritaba, aunque todos corrian el riesgo de convertirse en enemigos y de ser abatidos.

– ?Clemencia para el que confiese, severidad para los que se resistan!

Siempre las clarividentes directivas del viejo Mao.

– ?Viva… el… Presidente… Mao!

Sobre todo, no habia que equivocarse de consigna. Con tantas sesiones de acusacion y persecucion, habia que gritar tantos esloganes, muchas veces durante la noche, que las personas ya no sabian ni lo que decian, pero el que se equivocaba de eslogan se convertia inmediatamente en un contrarrevolucionario activo. Los padres debian prohibir a sus hijos que escribieran o dibujaran cualquier cosa y que rompieran los diarios. Cada dia salia en la portada de los periodicos el retrato del Gran Dirigente del Partido, y, sobre todo, no habia que romperlo, ensuciarlo, pisarlo ni desde luego utilizarlo para limpiarse el trasero, aunque no se tuviera nada mas a mano para tal menester. Tu no tenias ninos, era mejor asi, solo tenias que vigilar tus propias palabras, tenias que expresarte con mucha claridad, nada de pensar en cualquier otra cosa mientras gritabas los esloganes, imposible tartamudear en aquel momento.

Al regresar a su casa en bicicleta, de madrugada, paso delante de la puerta norte del Zhongnanhai, subio sobre el puente de piedra blanca, contuvo la respiracion y echo un vistazo al interior: en el Zhongnanhai solo se perfilaba la sombra de los arboles bajo la luz de las farolas. Bajo del puente, solto los frenos y lanzo un suspiro hondo, finalmente el dia habia transcurrido sin incidentes. Pero ?y el dia siguiente?

Fue temprano al trabajo. En la entrada del edificio habia un cadaver cubierto con una vieja estera que alguien habia traido del cuarto del vigilante. Los bajos de la pared y el suelo de hormigon estaban manchados de marcas blancas de restos de cerebro y de sangre con tonos violeta.

– ?Quien es?

– Seguramente alguien de la oficina de redaccion.

Tenia la cara cubierta con la estera, pero ?todavia tenia cara?

– ?De que piso?

– ?Quien sabe de que ventana?

En aquel edificio trabajaban mas de mil personas, habia cientos de ventanas, el hombre podia haberse tirado de cualquiera de ellas.

– ?Cuando ocurrio?

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