– Probablemente al amanecer…

No se atrevieron a decir que ocurrio despues de la asamblea de denuncias de clases que acabo de madrugada.

– ?Nadie ha oido nada?

– ?Deja de decir tonterias!

Las personas se quedaban paradas un momento y luego entraban en el edificio para no llegar tarde al trabajo. Llegaban uno a uno a su despacho, se instalaban frente al retrato del Gran Dirigente del Partido o miraban la nuca de los que tenian delante de ellos. A las ocho, por el megafono que habia en todos los despachos, de una punta a otra del edificio, sonaba la cancion «La navegacion en alta mar depende del timonel». Aquella colmena gigantesca estaba todavia mas ordenada que antes.

Sobre su mesa habia una carta dirigida a su nombre; nada mas verla se estremecio. No habia recibido ninguna carta desde hacia mucho tiempo, y nunca en su institucion. Sin ni siquiera mirarla, se la metio en el bolsillo. Durante toda la manana se pregunto quien le habria escrito, quien le escribia alli porque no conocia su direccion. No reconocia la letra, ?seria una carta de advertencia? Si hubieran querido denunciarlo, no le habrian escrito una carta, ?se trataria de una carta anonima para avisarle de algun peligro? Sin embargo, el sello del sobre era de ocho fens, mientras que un sello para la ciudad costaba solo cuatro fens: estaba claro que la carta venia de la provincia. Aunque el remitente podia haber puesto un sello de ese valor para no dar pistas; en ese caso, seria de alguien con buenas intenciones, quiza fuera de un colega de trabajo que no tenia como entrar en contacto con el y que utilizo ese medio. Penso en Lao Tan, que estaba aislado y bajo vigilancia desde hacia tiempo, aunque dudaba que Tan pudiera escribir todavia cartas. Quiza fuera una trampa que le tendia la faccion contraria, lo que significaria que lo estaban espiando, y se sintio vigilado. Durante la sesion del grupo de depuracion de las filas de clase, el delegado del ejercito habia hablado de una tercera lista y no cito ningun nombre; quizas habia llegado su turno. Empezo a sentirse ofuscado; penso que las personas que pasaban por el pasillo quizas estuvieran vigilando las actividades anormales de los enemigos ocultos, despues de la gran asamblea de denuncias. Estaba teniendo lugar la movilizacion que pidio el delegado del ejercito durante la asamblea general que mantuvieron la noche anterior: «?Denuncia a gran escala, denuncia total, eliminacion de todos los elementos contrarrevolucionarios que todavia actuen en el movimiento!».

Penso de repente que tenia una ventana justo detras de el, y comprendio como de pronto alguien podia tirarse al vacio en un arrebato. Estaba empapado de sudor frio. Intento calmarse, quitandole importancia; todos los de su despacho que no saltaban por la ventana simulaban no dar importancia a nada, el tambien podia hacer como ellos. Si no actuaba de ese modo, corria el riesgo de perder el control de si mismo y de tirarse realmente al vacio.

Cuando llega la hora de comer, por muy revolucionario que se sea, hay que comer, penso. Luego se dijo que eso era un pensamiento reaccionario, debia reprimirse ese tipo de pensamientos. Aunque fuera por una simple frase, la indignacion que sentia dentro podia salir en cualquier momento y provocar una catastrofe; «Por la boca muere el pez», esa maxima era la cristalizacion de una experiencia acumulada desde la Anti guedad. ?Que otra verdad buscas todavia? Esa verdad no puede ser mas verdadera, ?no pienses en nada mas! No reflexiones, solo eres una cosa en si, tus sufrimientos vienen justamente porque siempre quieres convertirte en un ser, una cosa para si, lo que te provoca muchos problemas.

Bueno, volvamos a el, a esa cosa en si. Cuando todo el mundo salio del despacho, fue al lavabo. Ir a orinar antes de comer es bastante normal. Corrio el cerrojo de la puerta del lavabo y saco la carta, nunca habria imaginado que fuera de Xu Qian. La primera frase le salto a la vista: «Nosotros, esta generacion sacrificada, no merecemos otro destino…». La rompio de inmediato. Luego cambio de idea y volvio a colocar los pedazos en el sobre, tiro de la cadena, examino minuciosamente el inodoro del bano y salio tras comprobar que no se le habia caido ningun trozo de papel. Se lavo las manos, se echo algo de agua a la cara, intento calmarse y bajo a la cantina.

Por la noche, una vez estuvo en su casa, corrio el pestillo y, tras reconstruir bajo la lampara los trozos de la carta, se forzo a continuar leyendo. Una voz quejumbrosa explicaba su desesperacion, pero no mencionaba, ni entre lineas, la noche que pasaron en el pequeno albergue, ni lo que ocurrio despues de que se quedara en el muelle. Ella escribia que esa era la unica carta que le enviaria, que no la volveria a ver nunca mas, era la carta de una moribunda. Empezaba asi: «Nosotros, esta generacion sacrificada»; luego explicaba que habia sido destinada como maestra a un valle que estaba situado entre las altas montanas del norte de Shanxi, pero que todavia no habia ido alli, porque intentaba retrasar la salida en un centro de acogida de la cabeza de distrito. Antes de ella, una estudiante china de ultramar tambien fue enviada a una escuela primaria identica, en la que no habia mas profesores; se llevo seis cajas de equipaje, que habian preparado sus padres en Singapur como dote, cargadas a lomos de un burro, pero, al cabo de una semana, aparecio muerta en un barranco, sin que nadie pudiera especificar la causa de su muerte. Si iba alli, no la volverian a ver nunca mas. Qian pedia socorro, el era su ultima esperanza; sus padres y su tia no podian hacer nada por ella.

A medianoche fue en bicicleta hasta la oficina de correos de Xidan, habia un numero de telefono en el papel de carta del centro de acogida de la cabeza de distrito. Pidio hacer una llamada urgente. Una voz desganada, manifiestamente molesta, le pregunto con quien queria hablar. El explico que llamaba de Beijing, que queria hablar con una estudiante llamada Xu Qian, que estaba esperando que la destinaran. Durante un largo momento oyo solo un zumbido por el telefono. Luego, otra voz, tambien poco dispuesta, le pregunto: «?Quien es usted?». El repitio con quien queria hablar, y su interlocutora le dijo: «Soy yo». No reconocia la voz de Qian, la noche que pasaron juntos no hablaron en voz alta. Esa voz desconocida le hizo sentirse confuso, en el telefono todavia se oia el mismo zumbido, luego acabo por farfullar: «Ahora que se que todavia estas ahi, me siento mas tranquilo». «Me has asustado. Llamar a estas horas asusta a cualquiera», respondio Qian. Quiso decirle que la amaba, que tenia que vivir, pero no conseguia decir todas las frases que habia preparado por el camino. La recepcionista de aquella llamada urgente desde la capital seguramente estaria escuchando la conversacion en su pequena cabeza de distrito perdida en las montanas; tenia que evitar que sospecharan de Qian, que intuyeran sus temores. El zumbido del telefono continuaba en el silencio, dijo que habia recibido su carta. El zumbido continuo, no supo que mas decir. «Si quieres volver a llamarme, hazlo de dia.» Ella pronuncio esas palabras con una voz gelida. «Bueno, perdona, buenas noches», dijo. Y oyo como colgaban el telefono del otro lado.

37

Una joven se te echa encima, estas tumbado en la cama, todavia no has conseguido despertarte del todo. Se revuelca contigo entre risas, ?que sorpresa mas agradable!, esperas que no sea un sueno. Te aprietas contra su pecho, deslizas la mano por su cuello, acaricias su piel fina y tersa, tocas sus senos firmes, ella no te lo impide, juega contigo. Piensas que has tenido suerte de haberla encontrado por casualidad, pero no puedes decir su nombre, tienes miedo de equivocarte. Juntas tus recuerdos, las circunstancias que te han llevado a ese momento, la has encontrado muchas veces en la calle, pero nunca pudiste acercarte a ella. Esta vez te esta abrazando, dices que jamas hubieras imaginado verla en tu cama, estas contento. Ella dice que te buscaba, pasaba por la ciudad, oyo decir que tenias un encuentro aqui y vino a verte. Tu le dices que no se vaya. Ella dice que claro, pero primero tiene que recoger sus maletas y rellenar los formularios para vivir aqui. No haces el amor con ella de inmediato, piensas que teneis tiempo, ya que ella acaba de hacer un largo viaje para venir a verte, no hay riesgo de que se vaya. Te levantas y le preguntas donde estan sus maletas. En la habitacion de al lado, dice. Miras hacia alli y ves que, efectivamente, las dos habitaciones se comunican y que en ese cuarto tambien hay dos camas. Te preocupa que alguien pueda venir a ocupar la habitacion, dices que deberia hablar con los recepcionistas para cambiar de cuarto y que podais estar juntos. Pero, como es la hora de la comida, preferis primero ir a comer algo al restaurante. Ella te sigue, os apoyais el uno en el otro, dice que le ha costado mucho encontrarte, mientras tu continuas preguntandote como se llama. Miras ese rostro tan familiar, pero no la recuerdas. Parece mas una mujer que una chica, una chica mayor o una joven mujer, no deberia de haber ningun obstaculo para hacer el amor con ella, ademas, ha venido para estar contigo. Ella pregunta si tienes que presentarla al organizador del encuentro. Dices que en la actualidad eres un hombre libre, que puedes estar con quien quieras, que no tienes que pedir permiso a nadie. Vas decidido a la recepcion a cambiar tu cuarto por uno doble. El hombre de la recepcion te da una llave y un trozo de papel. Sobre la placa de la llave esta escrito el numero de la habitacion, le

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