– ?Y el lapiz de labios?
– ?Tienes negro? -preguntas.
– De todos los colores, ?por que no lo has dicho antes?
– Es asunto de la maquilladora; yo no me he querido ocupar de eso.
– ?Que pena que se hayan acabado las representaciones! -suspira ella.
– ?Que proyectos tienes ahora? -le preguntas.
– Esperar, ya veremos. Estan buscando bailarinas para una comedia musical; la semana que viene tengo que ir a dos pruebas. Mi padre quiere desde hace mucho tiempo que vuelva a Japon, para entrar a trabajar en una empresa o para casarme. Dice que no se puede vivir solo de la danza, que ya me he divertido bastante.
Dice tambien que su padre pronto se jubilara, que no podra mantenerla toda su vida. Pero su madre ha dejado que hiciera lo que quisiera hasta ahora; su madre es china de Taiwan, muy abierta. Dice que no le gusta Japon, las mujeres no son libres en la sociedad nipona. Dices que te gusta mucho la literatura japonesa, sobre todo los personajes femeninos.
– ?Por que?
– Son muy atractivas, muy crueles tambien.
– Eso ocurre solo en los libros, no en la realidad. ?No has estado con ninguna japonesa?
– Me gustaria mucho, si encontrara una…
– Bueno, ?la vas a encontrar!
Despues de decir estas palabras, miro hacia el mostrador del bar.
Tu pagas la cuenta, ella te lo agradece.
En la estacion del metro de la calle Cuarenta y dos -te acuerdas perfectamente de la calle Cuarenta y dos porque cambiabas de metro todos los dias ahi para ir a ver las representaciones-, en el momento de separaros, dice que un dia ira a verte a Paris y tambien que te escribira. No obstante, nunca te mando ninguna carta; solo unos meses mas tarde, al ordenar una bolsa de los papeles acumulados en el viaje a Nueva York, encontraste su direccion apuntada en la esquina de una servilleta de papel. Le enviaste una postal, pero no te contesto; nunca supiste si volvio a Japon.
58
Se ha cruzado con un grupo muy animado, unos tocan el tambor, otros golpean los gongs, armando un jaleo impresionante.
– ?En marcha, vamos, en marcha! -gritaban las personas del grupo.
El dijo que tenia que ocuparse de un asunto personal.
– ?Un asunto personal? ?No hay nada mas importante que esto! ?En marcha, ven con nosotros, vamos, todos juntos!
– ?A hacer que? -pregunto.
– ?A ver los nuevos tiempos que estan a punto de llegar, vamos a recibirlos! ?Como pueden ser tus pequenos asuntos mas importantes que esto?
La muchedumbre se empujaba, la agitacion aumentaba, las filas crecian, se gritaban los esloganes.
– ?Donde estan esos nuevos tiempos? Los siguio instintivamente.
– ?Los nuevos tiempos estan delante de nosotros! ?Si han dicho que estan delante, es que estan delante!
Toda la gente repetia lo mismo, cada vez mas fuerte, con un tono mas firme.
– ?Quien ha dicho que delante solo estan esos nuevos tiempos? -pregunto, empujado por la multitud.
– Si todo el mundo lo dice, debe de ser verdad, no nos podemos equivocar. Ven con nosotros, los nuevos tiempos estaran delante, no hay ninguna duda.
La gente cantaba a voz en grito el cantico de los nuevos tiempos, y cuanto mas cantaban mas se animaban, mas subia la moral de los presentes. El, apretado entre el gentio, tenia que cantar tambien, si no lo hubiera hecho, las miradas de sospecha de alrededor se habrian posado sobre el.
– ?Que te pasa, hermano? ?Estas bien? ?Eres mudo?
Queria demostrar que no era mudo de nacimiento y se puso a cantar todo lo alto que pudo acompanando a la gente. Si cantaba, tenia que hacerlo como los otros y seguirlos, pero se le salio un zapato y, si se agachaba para ponerselo, ?los que continuaban caminando serian capaces de aplastarlo? Mejor dejar el zapato y caminar a la pata coja. De todos modos, habia que seguir a la gente y cantar a todo pulmon por los nuevos tiempos.
– ?Los nuevos tiempos estan delante de nosotros, llegaran tarde o temprano! ?Los nuevos tiempos son muy bonitos, no podemos equivocarnos!
Cantaban a un ritmo creciente, los nuevos tiempos se convertian en olas calidas; cuanto mas cantaban, mas calidas eran, y antes llegarian.
– ?Van a llegar los nuevos tiempos! ?Vamos a recibirlos! ?Luchemos a cualquier precio por los nuevos tiempos sin que nos preocupe la muerte!
La muchedumbre parecia enloquecida, endiablada; no conseguia escapar de esta locura, y si no estaba loco, al menos tenia que fingirlo.
– ?Hay problemas! ?Han abierto fuego!
– ?Quien ha abierto fuego?
– ?Han disparado delante de nosotros?
– ?Mentira! ?Quien va a disparar a los nuevos tiempos?
– ?Balas de plastico?
– ?Fuegos artificiales?
– ?Balas de verdad!
– Ah… ?y heridos? ?Muertos!
– ?Luchemos por los nuevos tiempos! ?Acabemos con las lineas enemigas por los nuevos tiempos! ?Sacrifiquemonos por los nuevos tiempos! ?Seamos los martires de los nuevos tiempos! ?Bravo! ?Viva!
La multitud no habia imaginado que un monton de ametralladoras los regarian como si soltaran guisantes calientes, como si lanzaran petardos. Las personas huyeron como perros apaleados en todas direcciones; unos cuantos murieron, otros resultaron heridos, los demas huyeron a la desbandada…
Busco refugio en una esquina donde no llegaban las balas. Estaba alterado y un poco triste. Luego, poco a poco, oyo a lo lejos unas voces humanas, quizas un nuevo grupo, tambien tocaban los tambores y los gongs y lanzaban esloganes sin parar. Le parecio escuchar que hablaban de los nuevos tiempos. Si se prestaba mas atencion, parecia que decian que los nuevos tiempos no vendrian, al final, pero que algun dia llegarian, imposible que no llegaran, un dia u otro seguro… Se alejo a toda velocidad, los nuevos tiempos le asustaban tambien. Antes de que lleguen los nuevos tiempos, prefiere marcharse sin despedirse.
Llegas a Toulon, un puerto militar del Mediterraneo. Lo aprendiste en tus lecciones de geografia del colegio. Estas sentado dentro de una tienda enorme que han levantado junto al puerto para esta fiesta del libro. Al igual que otros cien escritores, estas en un
Por suerte, no tienes nada mas que hacer. Tienes tiempo para buscar y captar estas miradas atormentadas o vagas; es un juego para ti. Una joven esbelta destaca entre la muchedumbre; tiene el cabello castano, recogido, las cejas juntas, un rostro de una tristeza casi patetica. Sus parpados caen sobre sus grandes ojos como si