Antes de que llegue Zorrillo, he sido presentado a todos los jinetes, empezando por el jefe. Zato me hace observar que su dedo pequeno del pie izquierdo esta torcido y pasa por encima del otro dedo. Su hermano tiene la misma particularidad y el jefe que acaba de llegar, tambien. Despues, me hace ver bajo el brazo de cada uno la misma mancha negra, una especie de lunar. He comprendido que el recien llegado es padre de ellos. Los tatuajes de Zato son muy admirados por todo el mundo, sobre todo la cabeza de tigre. Todas las indias que acaban de llegar tienen dibujos de todos los colores en sus cuerpos y caras. Lali pone algunos collares de trozos de coral en torno del cuello de algunas, y a las otras, collares de conchas. Hay una india admirable, mas alta que las otras, de estatura mediana. Tiene perfil de italiana, parece un camafeo. Su pelo es negro violaceo, sus ojos, verde jade, inmensos, con pestanas muy largas y cejas arqueadas. Lleva el pelo cortado a la india, con flequillo, y la raya en medio partiendolo en dos, de forma que cae a derecha e izquierda tapandole las orejas. En medio del cuello estan cortados a diez centimetros justos. Sus pechos de marmol arrancan juntos y se abren armoniosamente.
Lali me la presenta y la hace entrar en casa con Zoraima y otra india jovencisima que lleva vasijas y una especie de pinceles. En efecto, las visitantes deben pintar a las indias de mi poblado. Presencio la obra maestra que la guapa chica pinta sobre Lali y Zoraima. Sus pinceles estan hechos con una varita con un pedazo de lana en el extremo. Para hacer sus dibujos los moja en diferentes colores. Entonces, tomo mi pincel y, partiendo del ombligo de Lali, hago una planta con dos ramas cada una de las cuales va a la base del pecho; luego pinto petalos de color rosa, y el pezon, de amarillo. Diriase una flor medio abierta, con su pistilo. Las otras tres quieren que les haga lo mismo. Tengo que preguntarselo a Zorrillo. Acude y me dice que puedo pintarlas como quiera desde el momento que ellas estan de acuerdo. ?Lo que llego a hacer! Durante mas de dos horas, he pintado los pechos de las jovenes visitantes y los de las demas. Zoraima exige tener exactamente la misma pintura que Lali. Entretanto, los indios han asado los carneros en el espeton, y dos tortugas cuecen a trozos sobre las brasas. Su carne es roja y hermosa, parece de buey.
Estoy sentado al lado de Zato y de su padre, bajo la tienda. Los hombres comen a un lado, las mujeres en el otro, salvo las que nos sirven. La fiesta termina con una especie de danza, muy avanzada la noche. Para bailar, un indio toca una flauta de madera que emite tonos agudos poco variados y golpea dos tambores de piel de carnero. Muchos indios e indias estan borrachos, pero no se produce ningun incidente desagradable. El brujo ha venido montado en su asno. Todo el mundo mira la cicatriz rosa que hay en el sitio de la ulcera, esa ulcera que todo el mundo conocia. Por lo que es una verdadera sorpresa verla cicatrizada. Solo Zorrillo y yo sabemos a que atenernos. Zorrillo me explica que el jefe de la tribu que ha venido es el padre de Zato y que le llaman Justo. El es quien juzga los conflictos que surgen entre gente de su tribu y de las otras tribus de raza guajira. Me dice tambien que cuando hay desavenencias con otra raza de indios, los iapos, se reunen para discutir si van a hacer la guerra o a arreglar las cosas amigablemente. Cuando un indio es muerto por otro de la otra tribu, se ponen de acuerdo, para evitar la guerra, en que el homicida pague el muerto de la otra tribu. Algunas veces, se paga hasta doscientas cabezas de ganado, pues en las montanas y en su falda todas las tribus poseen muchas vacas y bueyes. Desgraciadamente, nunca las vacunan contra la fiebre aftosa y las epidemias matan cantidades considerables de reses. Por una parte es bueno, dice Zorrillo, pues sin esas enfermedades tendrian demasiadas. Ese ganado no puede ser vendido oficialmente en Colombia o en Venezuela, tiene que quedarse siempre en territorio indio por miedo que lleve la fiebre aftosa a ambos paises. Pero, dice Zorrillo, por los montes hay un gran contrabando de manadas.
El jefe visitante, justo, me hace decir por Zorrillo que vaya a verle en su poblado, donde tiene, al parecer, casi cien chozas. Me dice que vaya con Lali y Zoraima, que me dara una choza para nosotros y que no nos llevemos nada, pues tendre todo lo necesario. Me dice que me lleve solamente mi material de tatuaje para hacerle tambien un tigre a el. Se quita su munequera de cuero negro y me la da. Segun Zorrillo, es un gesto importante que significa que el es mi amigo y que no tendra fuerza para negarse a mis deseos. Me pregunta si quiero un caballo, le digo que si, pero que no puedo aceptarlo, pues aqui apenas hay hierba. Dice que Lali o Zoraima pueden, cada vez que sea necesario, ir a media jornada de caballo. Explica donde es y que alli hay hierba alta y buena. Acepto el caballo, que me mandara, dice, pronto.
Aprovecho esta larga visita de Zorrillo para decirle que tengo confianza en el, que espero que no me traicione delatando mi idea de ir a Venezuela o a Colombia. Me describe los peligros de los treinta primeros kilometros fronterizos. Segun los informes de los contrabandistas, el lado venezolano es mas peligroso que el lado colombiano. Por otra parte, el mismo podria acompanarme al lado de Colombia casi hasta Santa Marta, y anade que ya he hecho el camino y que, en su opinion, Colombia es mas indicada. Estaria de acuerdo en que comprase otro diccionario, o mas bien libros de lecciones de espanol donde hay frases “standard”. Segun el, si aprendiese a tartamudear muy fuerte, seria una gran ventaja, pues la gente se pondria nerviosa escuchandome y ella misma acabaria las frases sin prestar demasiada atencion al acento y a la diccion. Quedo decidido, me traera libros y un mapa lo mas detallado posible, y, cuando haga falta, tambien se encargara de vender mis perlas contra dinero colombiano. Zorrillo me explica que los indios, empezando por el jefe, no pueden menos que estar de mi parte en mi decision de irme, puesto que lo deseo. Sentiran mi marcha, pero comprenderan que es normal que trate de volver con los mios. Lo dificil sera Zoraima y, sobre todo Lali. Tanto una como otra, pero sobre todo Lali, son muy capaces de matarme de un tiro. Por otra parte, tambien por Zorrillo, me entero de algo que ignoraba: Zoraima esta encinta. No he notado nada, por lo que me he quedado estupefacto.
La fiesta ha terminado, todo el mundo se ha ido, la tienda de pieles es desmontada, todo vuelve a quedar como antes, al menos en apariencia. He recibido el caballo, un magnifico tordo de larga cola que casi llega al suelo y una crin de un gris platinado maravilloso. Lali y Zoraima no estan nada contentas y el brujo me manda llamar para decirme que Lali y Zoraima le han preguntado si podian darle sin peligro vidrio machacado al caballo para que asi se muera. Les ha dicho que no hicieran tal cosa porque yo estaba protegido por no se que santo indio y que, entonces, el vidrio iria a parar al vientre de ellas. Anade que, a su parecer, ya no hay peligro, pero que no esta seguro. Tengo que andar con cuidado. ?Y en lo que se refiere a mi personalmente? No, dice el. Si ven que me dispongo en serio a marcharme, todo lo mas que pueden hacer, sobre todo Lali, es matarme de un tiro de escopeta. ?Puedo intentar convencerlas de que me dejen ir diciendo que volvere? Eso si que no, nunca dar a entender que quiero marcharme.
El brujo ha podido decirme todo eso porque, el mismo dia, ha hecho venir a Zorrillo, que ha hecho de interprete. Las cosas son demasiado graves para no tomar todas las precauciones, concluye diciendo Zorrillo. Vuelvo a casa. Zorrillo ha ido a la del brujo y se ha marchado por un camino distinto del mio. Nadie en el poblado sabe que el brujo me ha mandado llamar al mismo tiempo que a Zorrillo.
Ya han pasado seis meses y tengo prisa por irme. Un dia, vuelvo a casa y encuentro a Lali y Zoraima inclinadas sobre el mapa. Tratan de entender que representan esos dibujos. Lo que les preocupa es el dibujo con las flechas que indican los cuatro puntos cardinales. Estan desconcertadas, pero adivinan que ese papel tiene algo muy importante que ver con nuestra vida.
El vientre de Zoraima ha empezado a hacerse muy voluminoso. Lali esta un poco celosa y me obliga a hacer el amor a no importa que hora del dia o de la noche y en cualquier sitio propicio, Zoraima tambien reclama hacer el amor, pero, afortunadamente, solo de noche. He ido a ver a justo, el padre de Zato. Lali y Zoraima me han acompanado. Me he valido del dibujo, que por suerte habia guardado, para calcar las fauces del tigre en su pecho. En seis dias ha quedado listo, pues la primera costra cayo pronto gracias a un lavado que el mismo se hizo con agua mezclada con trozos de cal viva. justo esta tan contento que se contempla en el espejo varias veces al dia. Durante mi estancia, ha venido Zorrillo. Con mi autorizacion ha hablado a Justo de mi proyecto, pues yo quisiera que me cambiase el caballo. Los caballos de, los guajiros, tordos, no existen en Colombia, pero justo tiene tres caballos alazanes colombianos. Tan pronto justo conoce mis proyectos, manda a buscar los caballos. Escojo el que me parece mas manso, y justo lo hace ensillar, poner estribos y un freno de hierro, pues los suyos carecen de silla y, por freno, llevan un hueso. Tras haberme equipado a la colombiana, justo me pone en las manos las bridas de cuero marron y luego, delante de mi, le cuenta a Zorrillo treinta y nueve monedas de oro de cien pesos cada una. Zorrillo debe guardarlas y entregarmelas el dia que me vaya. Quiere darme su carabina de repeticion “Manchester”, rehuso y, ademas, Zorrillo dice que no puedo entrar armado en Colombia. Entonces, Justo me da dos flechas de un dedo de largo, envueltas en lana y encerradas en una pequena funda, de cuero. Zorrillo me dice que son flechas emponzonadas, con veneno muy violento y muy raro.
Zorrillo nunca habia visto ni tenido flechas envenenadas. Tiene que guardarlas hasta mi marcha. No se como hacer para expresar lo agradecido que estoy de tanta magnificencia por parte de Justo. Este me dice que, a traves de Zorrillo, sabe algo de mi vida, y que la parte que ignora debe ser prodiga, pues soy un hombre entero; que es la primera vez que ha conocido a un hombre blanco, que antes les tenia a todos por enemigos, pero que ahora les querra y tratara de conocer a otro hombre como yo.
– Reflexiona dice-, antes de irte a otra tierra donde tienes muchos enemigos, cuando en esta tierra en que estamos solo tienes amigos.
Me dice que Zato y el cuidaran de Lali y Zoraima, que el hijo de Zoraima siempre tendra un lugar de honor, si es chico, naturalmente, en la tribu.
– No quisiera que te fueses. Quedate y te dare la bella india que conociste en la fiesta. Es hija mia y te ama. Podras quedarte aqui conmigo. Tendras una gran choza y las vacas y bueyes que quieras.
Dejo a ese hombre magnifico y vuelvo a mi poblado. Durante el trayecto, Lali no ha dicho palabra. Esta sentada detras de mi en el caballo alazan. La silla le lastima los muslos, pero no ha dicho nada durante todo el viaje. Zorrillo se ha ido a su poblado por otro camino. Por la noche, hace un poco de frio. Pongo a Lali una chaqueta de piel de camero que justo me ha dado. Ella se deja vestir sin decir palabra ni expresar nada. Ni un gesto. Acepta la chaqueta, sin mas. Aunque el trote del caballo es un poco fuerte, no me coge del talle para sostenerse. Cuando llegamos al poblado y voy a saludar a Zato, ella se va con el caballo, lo ata a la casa, con un manojo de hierba delante, sin quitarle la silla ni el freno. Tras haber pasado una hora larga con Zato, vuelvo a casa.
Cuando estan tristes, los indios, y sobre todo las indias, tienen un rostro hermetico, ni un musculo de su rostro se mueve, sus ojos estan anegados de tristeza. Jamas lloran. Pueden gemir, pero no lloran. Al moverme, he lastimado el vientre de Zoraima, el dolor le hace soltar un grito. Entonces, me levanto, temeroso de que suceda otra vez, y voy a acostarme en otra hamaca. Esta hamaca cuelga muy baja, me tiendo, pues, y noto que alguien la toca. Finjo dormir. Lali se sienta en un tronco de arbol y me mira sin moverse. Un momento despues, siento la presencia de Zoraima: tiene la costumbre de perfumarse chafando flores de naranjo y frotandose la piel con ellas. Esas flores las compra, mediante trueques, en bolsitas a una india que, de vez en cuando, viene al poblado. Cuando despierto ambas siguen ahi, quietas. Ya ha salido el sol, son casi las ocho. Las llevo a la playa y me tumbo en la arena seca. Lali esta sentada, asi como Zoraima. Acaricio los pechos y el vientre de Zoraima, que sigue de marmol. Tumbo a Lali y la beso, ella aprieta los labios. El pescador ha venido a esperar a Lali. Le ha bastado ver su cara para comprender, se ha retirado. Estoy verdaderamente apesadumbrado y no se que hacer, sino acariciarlas y besarlas para demostrarles que las quiero. Ni una palabra sale de sus bocas.
Estoy en verdad turbado por tanto dolor ante la simple idea de lo que sera la vida de ellas cuando me haya marchado. Lali quiere hacer el amor a la fuerza. Se me entrega con una especie de desesperacion. ?Cual es el motivo? Solo puede haber uno: intenta quedar encinta de mi.
Por primera vez,. esta manana, he visto un gesto de celos hacia Zoraima. Acariciaba el vientre y los senos de Zoraima y ella me mordisqueaba el lobulo de las orejas. Estabamos tumbados en la playa, en una hondonada bien resguardada, sobre la fina arena. Lali ha llegado, ha cogido a su hermana del brazo, le ha pasado la mano sobre su vientre hinchado y, luego, sobre el suyo, liso y aplastado. Zoraima se ha levantado y, como queriendo decir: tienes razon, le ha dejado el sitio a mi lado.
Las mujeres me hacen la comida todos los dias, pero ellas no comen nada. Hace tres dias que no han comido nada. He tomado el caballo y he estado a punto de cometer una falta grave, la primera en mas de cinco meses: me he ido sin permiso a visitar al brujo. En el camino, he reflexionado y, en vez de ir directamente a su casa, he pasado varias veces a unos doscientos metros de su tienda. Me ha visto y me ha hecho signo de que me acercase. Como he podido, le he hecho comprender que Lali y Zoraima no querian comer. Me da una especie de nuez que debo poner en el agua potable de la casa. Vuelvo y pongo la nuez en la gran jarra. Han bebido varias veces, pero ni aun asi comen. Lali ya no va a pescar. Hoy, despues de cuatro dias de completo ayuno, ha hecho una verdadera locura: ha ido, sin embarcacion, a