escondidos, a que hiciesemos aquello: enterrarle.
“?Y ya esta! Nosotros dijimos que primero lo matamos y que luego lo dimos a las hormigas. La acusacion respaldada por el medico forense, dice que en su cuerpo no hay ninguna herida mortal: sostiene que lo hicimos devorar vivo.
“Nuestro guardian defensor (pues, alli los vigilantes se erigen en abogados), nos dice que si nuestra tesis es aceptada, podemos salvar la cabeza. Si no, tienen derecho a ella. Francamente, no nos hacemos muchas ilusiones. Por eso, mi amigo y yo te hemos escogido como heredero.
– Esperemos que no tenga que heredaros, lo deseo de corazon.
Encendemos un cigarrillo y veo que me miran como queriendo decir: “Bueno, ?que opinas? “
– Escuchadme, machos, veo que esperais que os conteste a lo que me habeis preguntado antes de contarme vuestra historia: como juzgo vuestro caso como hombre. Una ultima pregunta que no tendra ninguna influencia en mi decision: ?Que piensan la mayoria de los que estan en esta sala y por que no hablais con nadie?
– La mayoria piensa que hubiesemos debido matarle, pero no hacer que las hormigas se lo comiesen vivo. En cuanto a nuestrc silencio, no hablamos con nadie porque hubo una ocasion de fuga sublevandose y la desecharon.
– Voy a deciros mi opinion. Habeis hecho bien devolviendole centuplicado lo que os hizo el: lo del nido de avispas o moscas de fuego es imperdonable. Si os guillotinan, en el ultimo momento pensad muy intensamente en una sola cosa: “Me cortan la cabeza, eso durara mas o menos treinta segundos, entre el tiempo de atarme, empujarme bajo la cuchilla y hacerla caer. Su agonia duro sesenta horas, salgo ganando.” Pero en lo que se refiere a los hombres de la sala, no se si teneis razon, pues habeis podido creer que una revuelta, aquel dia, podia permitir una fuga en comun, y los otros podian no ser de la misma opinion. Por otra parte, en una revuelta siempre cabe la posibilidad de tener que matar sin haberlo querido de antemano. Ahora bien, de todos los que estan aqui, los unicos, creo yo, que tienen la cabeza en peligro sois vosotros y los hermanos Graville. Machos, cada situacion particular entrana obligatoriamente reacciones distintas.
Satisfechos de nuestra conversacion, aquellos dos desgraciados se retiran y empiezan a vivir de nuevo en el silencio que acaban de romper por mi.
La fuga de los antropofagos.
– ?Se lo han zampado, al patapalo!
– ?Un estofado de patapalo!
O una voz imitando una voz de mujer:
– ?Camarero, un pedazo de macho bien asado sin pimienta, por favor!
Era muy raro, avanzada la noche, que no se oyese gritar una u otra de esas frases, cuando no las tres.
Clousiot y yo nos preguntabamos el porque y por quien eran proferidas esas frases durante la noche.
Esta tarde he sabido la clave del misterio. Es uno de los protagonistas quien me lo cuenta, se llama Marius de La Ciotat, especialista en cajas de caudales. Cuando supo que habia conocido a su padre, Titin, no tuvo miedo de hablar conmigo.
Tras haberle contado parte de mi fuga, le pregunto, lo cual es normal entre nosotros:
– ?Y tu?
– Oh -me dice-, yo estoy metido en un feo asunto. Me temo mucho que por una simple evasion me endinaran cinco anos. Soy del piro llamado “piro de los antropofagos”. Lo que a veces oyes gritar por la noche: “Se lo han zampado, etcetera”, * “Un estofado, etcetera”, es por los hermanos Gravine.
“Nos largamos seis del Kilometre 42. En el piro estaban Dede y Jean Graville, dos hermanos de treinta y treinta y cinco anos, lyoneses, un napolitano de Marsella y yo, de La Ciotat, mas un macho de Angers que tenia una pata de palo y un joven de veintitres anos que le hacia de mujer. Salimos con bien de Maroni, pero, en el mar, no pudimos orientarnos y, en unas horas, fuimos rechazados a la costa de la Guayana holandesa.
“No pudo salvarse nada del naufragio, ni viveres ni nada. Y nos vimos, afortunadamente vestidos, en la selva. Debo decirte que, en ese paraje, no hay playa y el mar penetra en la selva virgen. Es inextricable, infranqueable a causa de los arboles derribados, sea rotos en su base, sea desarraigados por el mar, enmaranados unos con otros.
“Tras haber caminado un dia entero, llegamos a tierra seca. Nos dividimos en tres grupos, los Graville yo, y Guesepi, y el patapalo por direcciones diferentes, doce dias despues volvemos a encontrarnos casi en el sitio donde nos habiamos separado, los Graville, Guesepi y yo. Era un lugar que estaba rodeado de lodo viscoso y no habiamos encontrado ningun paso. No hace falta que te describa la pinta que teniamos. Habiamos vivido trece dias sin comer nada mas que raices de arboles o brotes tiernos. Muertos de hambre y de fatiga, completamente exhaustos, decidimos que yo y Guesepi, con el resto de nuestras fuerzas, volveriamos a orillas del mar y atariamos una camisa lo mas alto posible en un arbol para rendirnos al primer barco guardacostas holandes que, seguramente, no dejaria de pasar por alli. Los Graville debian, tras haber descansado unas horas, buscar el rastro de los otros dos.
“Debia ser facil, pues al salir, habiamos convenido que cada grupo dejaria rastro de su paso con ramas rotas.
“Ahora bien, he aqui que horas despues, ven llegar al patapalo, solo.
– “?Donde esta el pequeno?
“-Lo he dejado muy lejos, porque no podia andar.
“-Hay que ser muy asqueroso para atreverse a dejarlo.
“-El ha sido quien ha querido que me volviese atras.
“En este momento Dede observa que en su unico pie lleva un zapato del chaval.
“ ?Y encima le has dejado descalzo para ponerte un zapato suyo? ?Te felicito! Y pareces estar en forma, no como nosotros. Has comido, se nota.
“-Si, he encontrado un mono herido.
“-Mejor para ti.
“Pero, entonces, Dede se levanta, empunando el cuchillo, pues cree comprender al ver que el patapalo tambien lleva el macuto lleno.
“Abre tu macuto. ?Que hay dentro?
“Abre el macuto y aparece un trozo de carne.
“ ?Eso que es?
“Un pedazo de mono.
?Canalla, has matado al chaval para comertelo!
–
“-No, D6de, te lo juro. lba muerto de fatiga, y solo he comido un poquitin de el. Perdona.
“Apenas ha terminado de hablar, cuando ya tiene el cuchillo hincado en el vientre. Y entonces, lo registra, encuentra una bolsita de cuero con fosforos y un rascador.
“Rabmws porque antes de separarse el patapalo no haya querido compartir los fosforos y tambien por el hambre, encienden fuego y se disponen a comerselo.
“Cue' llega en pleno festin. Le invitan. Guesepi rehusa. A la orilla del mar, habia comido cangrejos y pescado crudo. Y wi, sin reparar en el, al espectaculo de Graville colocando sobre Im brww mas trozos de carne y hasta valiendose de la pata de palo para alimentar la lumbre. Asi es que Guesepi vio aquel dia y el siguiente a los Gravifie comerse al hombre.
“Yo -confirma diciendo Marnis todavia estaba del mar cuando Guesepi fue a buscarme. Llenamos el sombrero de pececitos y de cangrejos y fuimos a asarlos en el fuego de los Graville. No vi el cadaver, seguramente lo arrastraron lejos de alli. Pero si vi todavia varios trozos de carne apartados del fuego, sobre la ceniza.
“Tres dias despues, un guardacosta nos recogia y nos entregaba a la penitenciaria de Saint-Laurent-du-Maroni.
“Guesepi se fue de la lengua. Todo el mundo, en esta sala, conoce el caso, hasta los guardianes. Te lo cuento porque es sabido de todos: y como los Graville son tipos de mal caracter, eso explica la guasa que oyes por la noche.
“Oficialmente, estamos acusados de evasion con el agravante de antropofagia. Lo malo es que, para defenderme, tendria que acusar y eso no se hace. Guesepi incluido, todo el mundo niega en el sumario. Decimos que desaparecieron en la selva. Esta es mi situacion, Papillon.
– Te compadezco, macho, pues, en efecto, solo puedes defenderte acusando a los demas.
Un mes despues, Guesepi era asesinado de una cuchillada en pleno corazon durante la noche. No hizo falta siquiera preguntarse quien habia sido el culpable.
Esta es la autentica historia de los antropofagos que se comieron a un hombre ayudandolo a asarse con su propia pata de palo, un hombre que, a su vez, se habia zampado al chaval que le acompanaba.
Esta noche estoy acostado en otro sitio de la barra de justicia. Ocupo el de un hombre que se ha ido y, pidiendo a cada uno que se corra un puesto, tengo a Clousiot a mi lado.
Desde donde estoy acostado, aunque con el pie izquierdo sujeto a la barra por una argolla, puedo, sentandome, ver lo que pasa en el patio.
La vigilancia es estrecha, hasta el punto de que las rondas no tienen cadencia. Se suceden sin parar y otras llegan en sentido contrario en cualquier momento.
Los pies me responden muy bien y es necesario que llueva para que sienta dolores. Asi es que estoy en condiciones de emprender otra vez la accion, pero, ?como? Esta sala carece de ventanas, solo tiene una inmensa reja continua que cubre toda la anchura y llega al techo. Esta situada de forma que el viento del Nordeste penetre libremente. Pese a una semana de observacion, no logro encontrar un fallo en la vigilancia de los guardianes. Por primera vez, casi llego a admitir que conseguiran encerrarme en la Reclusion de la isla de San Jose.
Me han dicho que es terrible. La llaman la “comedora de hombres”. Otra informacion: ningun hombre, desde hace ochenta anos que existe, ha podido evadirse de ella.
Naturalmente, esa semiaceptacion de haber perdido la partida me impulsa a contemplar el futuro. Tengo veintiocho anos y el capitan instructor pide cinco anos de reclusion. Sera dificil que salga del paso con menos. Tendre, pues, treinta y tres anos cuando salga de la Reclusion.
Todavia queda mucho dinero en mi estuche. Por lo tanto, si no me fugo, lo cual es probable por razon de lo que se, cuando menos sera menester que me mantenga en buena salud. Cinco anos de aislamiento completo son dificiles de aguantar sin volverse loco. Por lo que cuento, bien alimentado, con disciplinar, desde el primer dia de cumplir pena, mi cerebro segun un programa bien establecido y variado. Evitar todo lo posible los castillos de arena y; sobre todo, los suenos relativos a la venganza.
Me dispongo, pues, desde ahora, a cruzar en plan de vencedor el terrible castigo que me espera. Si, habran perdido el tiempo.
Saldre de la Reclusion fuerte fisicamente y todavia en plena Posesion de mis facultades fisicas y mentales.
Trazar ese plan de conducta y aceptar serenamente lo que me espera me ha hecho bien. La brisa que penetra en la sala me acaricia antes que a todos los demas